Los dos

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Narrato por Semipresencial

Los gemidos inundaba la sala, junto con el típico sonido de las pieles chocando, el calor inundaba como el infierno y solo los dos querían liberarse en el mar que se armo, el mar de lujuria, aburrimiento y locura.

—Ah-h~ Spree-n—menciono com vista borrosa, estaba recibiendo la mayor paliza de toda su vida, como aquel chico oso abusaba tanto de su hoyo, no sabía cuándo veces se corrió o cuando veces lo hicieron, solo pedía que aquel chico oso pudiera desestresarse.

Aferrándose a sus sábanas las cuales iban a necesitar una buena lavada después de esto.

El oso empujaba y profanaba con rapidez el agujero del otro sin piedad, queriendo olvidar todo y concentrarse en darle placer al arácnido, el cual estaba retorciéndose del placer que el oso le causaba, el placer que su oso le causaba.

Cada espasmo, cada golpe en su cadera, cada vez que sus pieles se juntaban, cada vez que aquel chico con su polla apuñalaba su próstata, Roier sentía que estaba en el cielo, sentía tanto en si que ignoro completamente aquel día donde el oso que ahora lo profanaba lo traicionó.

Solo pudo sentirse lleno y agusto con el pito del chico, de su amado, de su oso, de su vida.

Por qué si, Spreen era la persona que quería en su vida, además de coger delicioso, era fuerte, rápido, agil, guapote el cabron, inteligente, empresario, era todo Spreen, era el típico príncipe de las historias de princesas, solo que este era más humilde.

—Es-pera~! Mgt~!—sin darse cuenta aquel chico lo había alzado y lo pego rudamente contra la pared, pero eso no detuvo sus movimientos en el, de echo lo único que hacía era que entrara más y mucho más fondo.

Colocó sus brazos detrás del cuello del mayor, rasguñando al oso con fuerza por lo rápido que iba, en este punto su vista estaba completamente nublada, sus gemidos no podían parar y sentía que estaba tocando el cielo.

Una mano lo hizo mirar hacia esas pupilas moradas, el oso no estaba con sus típicas gafas que no dejaban ver esas hermosas pupilas, las líneas que se dirigía al centro del punto negro, lila, morado, blanco todas se combinaban para formar aquel toque de universo, porque para cualquiera que viera esos ojos, quedaría más que encantado, eran los de un universo, un universo el cual casi nunca se dejaba ver.

No sabía cómo se llamaba cuando, en la noche llevaba aquella misteriosa aura y colocaba de diferente tono el oscuro vacío de la luna, viéndose incluso más espectacular, adornado con ese morado y esa oscuridad de la luna, era algo bellamente hermoso para los ojos de cualquiera.

—A-h, pe-per Ah~ shit!~— la verdad es que ya incluso se le estaba olvidando el como hablar, cada golpe, cada que el pene de este tocaba su punto dulce lo estremecía, mandaba esa corriente en todo su cuerpo, mandaba aquella onda la cual de obligaba a liberar.

Spreen en cambio se concentraba en mover sus caderas, en hacer que aquel chico quedé encantado con su miembro, no le importaba nada ahora mismo, lo único que le importaba era poder librarse.

Spreen embestía con rudeza y profundamente, llendo a una velocidad inhumana, y digamos que se oía por toda la casa los gemidos del chico arácnido, para no decir que se oía a más de una cuadra.

Spreen miro aquellos ojos cafés con miel, para acercarse y dar el primer beso de la noche, besando los labios del arácnido, el cual soltó gemidos ahogados mientras correspondía.

Batallaban sus dos sabores para saber quién iba a dominar al otro, pero era más obvio que el oso estaba ganando y por mucho, este sentía mucha energía, después de hacerlo muchas veces, después de tantas veces que lleno el agujero del otro, seguía sin sentirse cansado.

Por Un Huevo /QSMP / FitreenWhere stories live. Discover now