9. REENCUENTRO

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Era Sábado por la mañana y Paulo fue al negocio como todas las mañanas. Ya había aceptado la invitación para el fin de semana en la casa de su amigo Felipe pero le había avisado que llegaría pasado el mediodía o quizás un poco más tarde, ya que después de cerrar el negocio tenía que pasar por la casa de sus padres.

Los encargos para el día Lunes ya estaban listos, solo faltaba colocar cada uno de ellos en las cajas correspondientes, cosa que planeaba hacer ese mismo día antes de que llegara la cadetería a retirarlos.

Quería hablar personalmente con su padre y confirmar si era verdad todo lo que había descubierto con la documentación que se encontraba en la casa de su abuelo.
Lina, la hija de Beatrice, era su bisabuela. Ella había conservado el piano que había pertenecido a su propio padre. Esta era la razón por la cual su abuelo aún lo conservaba y sobre el cual siempre hubo un halo de misterio.

Esta vez había un objeto que pertenecía a su propia familia: el piano y las partituras, los cuales tenían una historia que lo afectaban personalmente. Era algo que que nunca le habían contado. Él no sabía hasta el momento porqué se lo habían ocultado. Eso era algo que necesitaba aclarar con su padre, si es que él sabía algo más que no estuviese en la documentación que había encontrado en la casa del abuelo.

Llegó a la casa de sus padres pasadas las dos de la tarde. Les había avisado a ellos que pasaría a esa hora, por lo que ambos decidieron esperarlo para almorzar juntos. Su madre como siempre para mimarlo le había hecho su comida preferida.

Apenas sonó el timbre de la casa, su padre vino a abrir la puerta, recibiéndolo con una gran sonrisa y le dió gran abrazo. Sus padres siempre habían sido su apoyo.

- Llegaste antes de tiempo -le dijo su padre mientras ingresaban a la casa.

- Pude llegar antes, porque hice otro recorrido -respondió - No pasé por el centro de la ciudad, que a esta hora tiene mucho tráfico.

Más atrás venía su madre caminando apresurada mientras se restregaba las manos en el delantal de cocina.

-Hola querido - lo saludó mientras le besaba la mejilla con ternura. -¿Todo bien?

- Si mamá. Todo bien -le respondió con una sonrisa.

_Pues pasemos al comedor antes de que se enfríe la comida -dijo su madre.

Al llegar al comedor Paulo aspiró el exquisito aroma de su plato favorito.

- Mamá no era necesario que cocinaras lasagna - exclamó

- Por qué no? Últimamente nos estamos viendo bastante poco por eso quiero mimarte cada vez que nos encontramos. Vamos a la mesa que ya está todo listo. Ve a lavarte las manos primero -lo reprendió.

La madre había preparado todo lo que le gustaba a su hijo, incluso su postre favorito

- ¿Como has estado estos días? - preguntó el padre mientras se servía otra porción de lasagna. - ¿Te has podido adaptar para manejar solo el negocio de antigüedades?

- Los primeros días fueron un poco difíciles, porque extraño al abuelo - respondió con un poco de angustia.

- Me imagino hijo, yo también lo extraño - contestó el padre mientras acariciaba la mano de su hijo, en un gesto para darle consuelo - Él sigue vivo en nuestros corazones cuando recordamos los buenos momentos que tuvimos todos juntos y también como pudimos superar todas las dificultades que hemos tenido como familia.

El almuerzo continuó con normalidad, hablaron de todo un poco. Sin embargo la mente de Paulo estaba llena de preguntas que quería hacerle a su padre pero no quería hablar de su bisabuela Lina directamente por lo que esperó que el almuerzo finalizara.

EL ANTICUARIOWhere stories live. Discover now