12. RUFINA (2° parte)

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Agustina Mont era la hija menor de cuatro hermanos. Siempre fue la más mimada de la familia, sobre todo por su hermano mayor: Evaristo. Desde niños siempre tuvieron una conexión especial, ya que él era muy protector con ella. Después del nacimiento de Agustina su madre enfermó y se le hacía difícil el cuidado de los niños, en especial de la más pequeña. Debido a la precaria salud de su madre el hermano mayor comenzó a ocuparse diariamente de ella debido a que la pequeña no quería quedarse con ninguna institutriz. Con el pasar del tiempo ella participaba de todas las actividades que se realizaban en la hacienda junto a su hermano, lo que le permitió aprender mucho sobre el manejo de la misma y otros negocios, conocimientos que le serían útiles algunos años más tarde para llevar adelante los negocios de la familia Gravers.
Agustina y el hijo menor de la familia Gravers, se habían enamorado pero el padre de ella se oponía rotundamente a esa boda. Fue entonces que Evaristo intercedió ante sus padres para que ella pudiese casarse con quien amaba.
Con el pasar de los años su carácter se hizo más fuerte y nadie se atrevía a darle un no como respuesta. Vestía siempre de color negro, tenía una mirada adusta y no era muy conversadora.
Acostumbrada a guardar su lugar en la sociedad nunca contradecía a su esposo en público. Sin embargo con el transcurso de los años había aprendido muchas cosas de él. Entre ellas se encontraba su visión para los negocios. Sabía muy bien cómo convencer a su esposo cuando creía que la decisión que él había tomado fuese equivocada para que cambiara de opinión.
Fue así que de no tener intervención alguna pasó a ser la mano derecha de su esposo.
La muerte repentina de su esposo y luego la de su hijo fueron experiencias devastadoras para ella, siendo el único consuelo que tenía su amada nieta Rufina.
Esa criatura le daba la fuerza que necesitaba para continuar adelante.
Agustina se había hecho cargo de todos los negocios de su esposo pese a la oposición de los asesores quienes no la consideraban capacitada para ello. Sin embargo ella se hizo cargo de todo lo que le correspondía, demostrando una inteligencia inusual en el manejo de dichos negocios.
Uno de ellos era la hacienda que tenía su esposo dedicado a la explotación ganadera y al cultivo. En poco tiempo con la colaboración de algunos de sus más fieles empleados se dedicó a mejorar las ganancias que se habían obtenido hasta el momento en el cual ella se hizo cargo de la misma.
Agustina no escatimaba en gastos cuando se trataba de hacer regalos a su nieta. Para su cumpleaños número diecinueve decidió llevarla de viaje por Europa por un par de meses. Su intención además de conocer lugares maravillosos y de una belleza sin igual, quería que se olvidara de Hilario, su prometido. Ese muchacho no le caía bien y quería que Rufina lo olvidara.
El viaje por Europa duró tres meses durante el cual ambas no estuvieron solas, sino que estaban acompañadas de otras dos familias muy amigas de la familia Mont. Una de estas familias tenía un hijo de la misma edad de Rufina, el cual era visto con buenos ojos por Agustina para que se casara con su nieta.
Pese al tiempo transcurrido juntos en este largo viaje, nada logró que Rufina pudiese olvidar a Hilario.
Agustina resignada aceptó entonces la relación que los jóvenes mantenían.

El día anterior al cumpleaños número veinte de Rufina su abuela Agustina había tenido que partir a la estancia para solucionar algunos inconvenientes que se le habían presentado. Luego de un largo y agotador viaje ya se encontraban allí. Todos habían cenado temprano y estaban descansando en sus habitaciones cuando se desató una tormenta tan fuerte que un rayo despertó a Agustina de una horrible pesadilla.
Con la frente cubierta de sudor y muy agitada tomó la lámpara de kerosene y bajó por las escaleras llamando a la servidumbre.

_Jacinta, Jacinta _ gritaba desesperada mientras descendía por las escaleras.

_¿Que le ocurre señora? preguntó Jacinta mientras corría hacia ella.

_ Tengo que volver a la ciudad, tengo un mal presentimiento sobre Rufina _ explicó _ Tuve una horrible pesadilla: Veía a Rufina hundirse en un pozo oscuro mientras me rogaba por ayuda extendiendo sus manos hacia mí y yo no podía ayudarla porque no lograba tomas sus manos para salvarla de ser devorada por la tierra que se movía bajo sus pies. Temo que algo malo le haya sucedido.

EL ANTICUARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora