El castillo de las sombras // Adrinette

2- La flor que florece en la nieve

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La primera vez que Marinette sintió miedo, fue cuando su madre tuvo su primer ataque. Un 21 de Diciembre.

Ella tenía 14 años de edad, estaban solas en casa, en la sala de estar, viendo por la ventana como los pequeños copos de nieve caían uno por uno, encantada.

Afuera de su casa la ciudad se veía preciosa, perfectamente iluminada de acuerdo a la época que se aproximaba; de acuerdo a su época favorita, la navidad.
Ella veía "La bella y la bestia" mientras que su madre tejía una bufanda rosa, hecha especialmente para ella.

Por un momento sintió que su pequeña casa era la casa más acogedora del mundo, y ese hermoso momento parecía eterno, hasta que finalizó.
Marinette estaba tan entretenida viendo la película que no se percató que detrás de ella su madre comenzaba a sentirse mal. Solamente se dio cuenta hasta que escucho las agujas caer y chocar en el suelo como consecuencia. Cuando volteó, su madre ya estaba tirada en el suelo.

Marinette comenzó a llamar a su padre, pero recordó que este se había ido a comprar surtido para la panadería. Por suerte se había ido en la camioneta de la panadería, y su pequeño auto lo había dejado el casa.
Jamás había manejado en su vida, aún no aprendía, pero , en situaciones como esas, ya nada le importaba.

Tomo las llaves del auto, corrió a abrir la puerta , cargo a su madre y la subió en los asientos de atrás, posterior a eso, se subió al auto con nervios, pero decidida a salvar a Sabine. La primera vez que el auto se movió se moría de miedo, pero con el paso de los minutos la adrenalina la cegó por completo. Recordó que cuando estaba pequeña, al cortar ingredientes para ayudar a su madre a hacer la cena, se había rebanado accidentalmente una parte de un dedo, entonces su padre la llevó al hospital tomando un atajo justo detrás de la ciudad, por la carretera del bosque. Pensó que tomar ese atajo sería mejor para ella y su madre, así que lo hizo, tomó aquel camino, lo cual fue una mala decisión.

Terrible decisión.

Producto de la nieve y todo el estrés que la situación le causaba, no se dió cuenta cuando un deportivo amarillo conducía con velocidad. Sumado a la velocidad del irresponsable conductor, ella no conocía las reglas viales, así que iba en el carril equivocado. La música que se venía escuchando en el interior del auto deportivo era estruendosa, incluso retumbaba las bocinas debido al volumen tan alto en el que estaba, y aunque quiso frenar, el choque fue inevitable.

-¡mierda!- gritó desesperada mientras volteaba a ver si su madre estaba bien. Entró en desesperación y no supo cómo reaccionar, simplemente arrancó el auto, lo echo de reversa y después retomó su camino nuevamente hacia el hospital.

Jamás supo si había dañado a el conductor o a la conductora de aquel auto. Por un tiempo se obsesionó buscando noticias pero no había nada. Aún tenía pesadillas con aquel choque, pero esperaba no haber causado algo mayor. Aunque si que había dañado el auto por fuera. Jamás le contó a nadie sobre eso, y a sus padres les invento que había chocado el auto con un bote de basura. Estaba llena de miedo y era comprensible, pues apenas era una niña.

La segunda vez que sintió miedo...bueno, esa fue una semana después de que Félix le ofreciera trabajo.

-¿Esto se ve profesional?- Marinette llevaba una falda larga, una camisa de manga larga blanca y un saco. Alya arrugó la nariz.

- Demasiado. No me gusta. - Marinette soltó un suspiro lleno de frustración.- Deberías vestirte como tú misma...sino, después querrán que te vistas como secretaria de bachillerato siempre.

-no lo entiendes...quiero estar segura de que tendré ese empleo. Mi madre cada día está peor. No tengo más tiempo para perder.

Alya tomo aire, realmente le preocupaba como tratarían a Marinette en aquel empleo. Una amiga de ella ya había intentado trabajar acompañando a Adrien; Lila Rossi, pero, al parecer, Adrien la odio desde el primer instante y la trataba lo peor que podía.