2. Aceptación

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Salí de aquel consultorio de paredes blancas y pulcras, tan hipócritas como si no conocieran toda la oscuridad que ocultaban las personas cuando acuden a desahogarse para recibir un poco de luz. Antes lo consideraba un lugar para locos, nunca imaginé que en un futuro lo podría frecuentar, quizás yo había enloquecido y me había imaginado todo eso.

Me fui caminando lejos de aquel lugar, no quería encontrarme con algún conocido, solo una persona sabía dónde me encontraba, prácticamente me trajo obligada de lo contrario nunca hubiera accedido. A pesar de mi negatividad, me hizo bien salir de casa, Luisa tenía mucha razón en sacarme a la fuerza de mi cautiverio y lo peor es que yo era mi propio verdugo, el que a diario me azotaba con pensamientos deprimentes.

Respiré el aire puro, era tan relajante. No quería llegar a mi casa y pensar en ella. Todos los días la pensaba y terminaba llorando, era lo último que pasaba por mi mente antes de dormir y lo primero al despertarme, ya me daba vergüenza que me vieran con los ojos hinchados.

Me senté en una banca de la plaza, tenía algunas hojas secas de los árboles, los sacudí para no ensuciarme, como me gustaría sacudir con facilidad todas las emociones que me despertaba esa persona y que se hiciera polvo para que se los llevará el viento y no pudiera lastimarme más.

Observé cómo la gente iba y venía, extrañaba ese bullicio, todo se veía tan normal, la mayoría aún utilizaban tapabocas pero ya se veía más interacción entre ellos, la cuarentena nos hizo antisociales y desconfiados porque cualquiera nos puede contagiar el virus, quizás los que antes eran solitarios no hayan sentido este cambio tan drástico en sus vidas aunque lo más probable es que sí, ya que sus demás familiares seguro se quedaron en casa cambiando por completo su rutina diaria.

Vi como las personas caminaban con sus amigos, otros con sus familiares, sus miradas y el contacto físico reflejaban esa cercanía que se tenían, eran seres reales que se conocían y se apreciaban de verdad, que convivían a diario y no un conocido virtual. De repente pasó una moto a toda velocidad y frenó muy cerca de una niña, ella se lanzó a la cera por impulso, casi se me me sale el corazón por la impresión de esa imagen, aunque la moto no atropelló a la pequeña, igual sufrió algunos rasguños con la caída en la acera, su madre corrió hacia ella pensando que la había aventado se desesperó al ver la sangre en sus rodillas y en la manos, comenzó a gritar pidiendo ayuda.

-¡Ayúdenme por favor! Mi niña...mi pequeñita...nooo...

La niña lloraba, mientras la mujer gritaba desesperada, a los segundos un buen hombre llegó a auxiliarlas, la revisó exhaustivamente y despues le dijo:

-Tranquila señora, la niña se encuentra bien.

La mujer se calmó al ver que solo eran unos rasguños aunque la pequeña seguía llorando, sin embargo su madre había recuperado el aliento, me alegré por ellas, se fueron al dispensario más cercano. Era tan tonto lo que me pasaba comparado con eso o con cualquier otra situación real ¿Cómo era posible que me haya enamorado de alguien que no conocía? ¿Cómo era posible que me culpara porque esa persona no me quería de la misma forma? Necesitaba aceptar la verdad, yo tenía que aceptar de una vez por todas que ella nunca me quiso, ni me va querer jamás, ni que llene el mar completo con mis lágrimas o que me muera, eso no cambiará sus sentimientos hacia mi persona. Nadie está obligado a corresponder a un amor cuando no le inspira nada.

Es tan horrible la sensación de perder las esperanzas, aceptar que nunca tuve razón. Pensé mucho en las palabras de la psicóloga, tenía que aceptar la realidad por más dura que sea.

Minutos más tarde llegué a mi casa, me paré un rato cerca de la puerta, respiré hondo, deseaba que algo cambiara, abri el cerrojo, no había nadie, puse mi bolso en la mesita de la sala, el lugar se veía tan solitario, recuerdo que antes de conocerla este lugar era muy acogedor, me sentía en paz y feliz sin importar que nadie me esperaba cuando retornaba de mi trabajo, en cambio ahora sentía que algo me faltaba, es un vacío insoportable.

Ghosting ¿Te lo hicieron o tu lo hiciste?Where stories live. Discover now