SCOTT

194 9 0
                                    

Domingo 22 de Abril de 2023 - 10:06

Escuché la puerta del dormitorio abrirse muy despacio y de lo dormido que estaba aún no pude abrir los ojos, aunque supe quien entraba por el olor a fresco y jazmín.

Noté como se descalzaba y al instante se acercó y me besó en la frente.

-Buenos días dormilón

Me estiré y abrí los ojos y me la encontré allí delante mía con una sonrisa de oreja a oreja. Me la acerqué y se tumbó encima mía, volví a cerrar los ojos para sentir su peso en mi cuerpo y disfrutar de ella.

-¿Sabes que hora es? Nunca te he visto dormir tanto...

-mmmmmm - ronroneé en su cuello y le di besos

Rodó en la cama y se quedó apoyada en su codo mirándome

-Buenos días rubia

Ella me sonrió y me besó como ella besa.

-¿Qué hora es?

-Son las diez y cuarto

-¡¿Qué dices?! ¿En serio?

Ella asintió y se empezó a reír. Yo nunca me levantaba tarde pero anoche fue demasiado intenso el tema y me había pasado factura en el sueño.

-¿Y tu que haces vestida y todo?

-He ido a la iglesia esta mañana

Espera ¿iglesia? ¿era de ese tipo de personas que iban a misa los domingos?

-No sabía que fueras religiosa y practicante

Otra vez esa risa tan propia de ella.

-No voy a misa, voy para servir desayunos a la gente que no tiene para comer

¡¿QUÉ?! ¿Era voluntaria? ¡Joder! Me parecía bien, pero nunca me había imaginado que hiciese eso, nunca me lo había dicho y bueno, no era lo común en la gente que me rodeaba.

-¿Eres voluntaria?

-Si, bueno voy a echar una mano en todo lo que pueda, a veces reparto de desayunos, otras ayudamos a rellenar papeleo de la administración que no saben como hacerlo o simplemente me siento un rato a charlar

Me acababa de dar cuenta que era una persona muy diferente, no solo de mi círculo, si no del resto de la gente. Ella era ese tipo de gente buena que no sueles encontrar tan fácilmente y yo mira por donde la tenía en casa para mi, aunque obviamente sabía que no me la merecía.

-¿Haces eso solo por ayudar?

-En realidad el primer día crees que vas a ayudar a un mendigo, pero enseguida te das cuenta que vuelves a ir por ti, por sentirte bien por saber que puedes hacerlo, en realidad soy una egoísta

¿Había dicho de ella misma que era una egoísta? Era increíble y ella no lo sabía, que irónico.

-Ven anda - le dije acercándola a mi - ayuda a este pobre hombre

Ella se echó a reír por aquella broma y me besó.

-Anoche hicimos algo... no se si te acuerdas

-¡Scott! claro que me acuerdo

-Ibas con unas copas de más - le informé

-Pero sabía perfectamente lo que hacía

-Vale, pues quería hablar de eso

Ella se separó un poco y me prestó más atención

-No quiero volver a usar condón - le dije - anoche fue... increíble y si tu quieres podemos tomar otras medidas para que no te quedes... embarazada

¿En serio estaba teniendo esta conversación con una tía?

-He llamado esta mañana al médico y he cogido cita para que me receten las anticonceptivas

-¿En serio? ¡Dios que bien! - me acerqué su cuerpo al mío otra vez

-Sólo hay un problema

-¿Cuál?

-Tengo que ir hoy al médico para que me de la pastilla del día después, anoche lo hicimos dos veces y no queremos un embarazo ¿no?

-No, aún

-¿Aún? Pensé que no eras de crear una familia

-Contigo si rubia

Noté como sonreía, eso le había gustado, aunque no se porque no se lo había imaginado antes.

-Vale, pues me ducho y me visto y vamos al médico

En poco más de cuarenta minutos estábamos esperando en la consulta. La llamaron para que entrara en consulta y me levanté para acompañarla

-Quédate, no voy a tardar

Me volví a sentar, para que tuviera su espacio aunque quería haber entrado con ella.

Cuando salió nos volvimos a casa, de vuelta en el coche me dijo:

-¿Sabes que por tomarme esta pastilla me va a bajar la regla no?

-¡¿Qué?! No me jodas Sophia...

Ella se echó a reír pero a mi aquello no me hacía ni puta gracia

-¿Vas a ponerte con la regla y no vamos a follar?

-En cinco o seis días cariño

-¡Joder! lo llego a saber y te prefiero embarazada

Dije eso muy en serio y a mi también me preocupó oírme decirlo.

BONHOMÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora