¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝟭 𝟵 𝟳 𝟵 ━━━━━━━━━
Severiano García, comúnmente conocido como 𝘵𝘶𝘧𝘰, era un hombre avaricioso y arrogante. Siempre suponía que todos estaban a su favor. La vida para este siempre resultó fácil, codearse de los grandes ❝ mandos ❞ fue bastante sencillo. Nunca tuvo que mover muchas piezas, realmente Tufo era un completo imbécil, con toda la extensión de la palabra, con mucha suerte.
Durante sus inicios, Pablo Escobar lo había apodado como 𝘤𝘢𝘳𝘱𝘢𝘤𝘩𝘰, no porque tuviera mucho dinero o fuera la persona más atractiva. Sin duda, algo que sabía reconocer Escobar, lo que lo volvía fino era su familia, nadie sabía cómo una mujer como Sonia Hernadez de García había aceptado a un hombre como tufo. En especial, cómo estos habían tenido dos hijas preciosas, no cabía duda que estas habían recibido los dotes de su madre; y su padre, este simplemente había tenido suerte de pegar el chicle. Escobar, durante sus inicios, en el mundo del narcotrafico, había visto aquel talento nato de Severiano, hasta que este decidió caer en el alcoholismo y drogadicción, este comenzó a causar problemas y pérdidas considerables, dejó de ser alguien fino, perdiendo el apodo de Carpacho y simplemente se convirtió en la burla, terminando como coloquialmente lo conocían, Tufo.
- Me parece bastante estúpido hacer eso. Todos saben cuánto amo las fiestas, ¿cierto, Gustavo? - mencionó Escobar, deteniendo la fiesta de la hija menor de Tufo.
- Patrón... - este comentó con nerviosismo mientras se levantaba de su lugar. La tensión inundaba el lugar.
- ¿Papá, qué sucede? - preguntó su hija con evidente preocupación, no era normal que una decena de personas armadas arribaran su hogar como si de un desfile se tratara.
- ¡Oh, mi pequeña Lina! - mencionó Escobar antes de envolverla en un afectuoso abrazo - ¡Feliz cumpleaños, mi princesa! - exclamó - ¡Dieciseis años no se cumplen dos veces!, ¿verdad, chicos? - todos asintieron mientras aplaudían - Toda una jovencita ahora - murmuró este mientras tocaba su mejilla con delicadeza antes de besar su frente, algo que causó escalofríos en ella - aún te debo el obsequio pero antes debo arreglar unos asuntos con tu padre.
Escobar siempre se preguntaba cómo es que a tipos como ellos les había tocado familias tan humanamente inocentes. Los García, tenían mucha similitud con los Escobar, y Pablo sabía en el fondo que a esta dos familias, les había tocado viles demonios.
- ¿Qué le trae por aquí? — preguntó Carpacho con una sonrisa nerviosa. Escobar suspiró pesadamente antes de levantarse de su asiento, algo que de verdad amaba este, era el poder que podía ejercer, donde sea y cuando sea. García se intimidó ante su presencia, antes de que pudiera decir alguna palabra sensata, Escobar había propinado un puñetazo en su rostro.
Los hombres de Pablo, habían tomado de ambos brazos al susodicho, quien se quejaba ante la brusquedad en su trato.
- Detesto la gente mentirosa y rastrera, ¿lo sabías, Carpacho? - preguntó este mientras tomaba un sorbo de alcohol - ¿Me creías tan imbécil para no darme cuenta? - el tono en su voz era lo suficientemente fuerte como para que todos, en especial Lina, estuvieran al pendiente. Sabía que su padre no era un santo pero sin duda las amaba, amaba la familia que él mismo había formado y haría lo que fuera para mantenerlas salvas y sanas - Ni siquiera te atrevas a contestar, que en este momento te meto un plomazo, justo como a Cucaracha. ¿Recuerdas?.
Todos comenzaron a reír.
- Siempre creí que eras alguien con potencial pero no estás listo para estar a mi nivel - confesó Pablo con burla mientras daba la indicación de atacar a Carpacho - Me entero de nuevo que has jodido mi negocio... - este tomó su rostro severamente golpeado y lleno de sangre - y juro que lo pagará caro tu familia - este soltó de golpe su rostro, logrando que cayera en el piso - Me servías más cuando estabas sobrio, ahora solo eres un jodido tufo, bueno para nada.
Se limpió el rastro de sangre de las manos en la vestimenta de Severiano. E indicó a sus hombres comenzar a salir.
- Buenas tardes, familia, que disfruten su fiesta - comentó con una sonrisa - Feliz cumpleaños, Lina.
La chica no comentó nada, cuando este se alejó, pudo identificar el aire inundar sus pulmones. Antes de que su madre siquiera pudiera correr hacia su padre, esta había tomado la delantera, envolviendo a su padre entre sus brazos.
- Lo siento, Lina... - susurró a duras penas. Esta simplemente negó mientras intentaba retirar la sangre de su rostro - Prometo mejorar... - intentó sonreír pero se quejó en el proceso - Eres lo más preciado en mi vida, lo son... - afirmó al ver a su hija mayor, esta se acercó a su padre con una toalla en mano. En cuestión de segundos, había tomado un color carmesí, que probablemente sería difícil de quitar.
Lina no pudo evitar apartar la mirada de su madre, sabía que esta desaprobaba el actuar de Severiano, era justo en lo que estaba en contra y ante su posición, esta se veía entre la espada y la pared. Tal vez era el amor de madre que no le permitía dejar ir a Severiano o tal vez era la vida de lujos que este les proporcionaba, sin duda era algo que le atormentaría cada día y noche de su vida.
Esta le regaló una sonrisa de apoyo, algo que tanto su hermana mayor como Lina recibieron gustosas. Algo que estaba claro, Lina era la favorita de ellas y su hermana lo sabía
❝ Él enemigo de mi enemigo es mi amigo ❞
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
