CAPÍTULO 41

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Sarah cortó el cuello del Rinferi y miró hacia el DCPTR. Estaba ya casi terminado, los enanos eran un pueblo trabajador y orgulloso de su capacidad con la construcción de distintos edificios. Era por ello, que todas las empresas inmobiliarias eran enanas.

Muchos Rinferis saltaban de la parte del edificio en obras, bajaban sujetandose con sus garras a las paredes de hormigón del edificio y después corrían por las calles, atacando a civiles y policías por igual.

Se sintió tentada de ayudarles, pero lo que debía hacer era cerrar el portal. Así, no habría más Rinferis entrando en la ciudad. Ya después acabarían con Eclipse.

Sarah corría hacia el DCPTR, en la entrada estaban luchando varios policías ángeles contra miembros de Eclipse, ella decició intervenir. Miró mientras corría miró las balas de su pistola.

Chasqueó la lengua, apenas le quedaban cuatro balas. Las pistolas y ese tipo de armas a distancia tenían ese problema. Si se gastaba la munición, estabas pérdido. Por eso ella prefería usar espadas y ese tipo de armas. Miró a sus rivales, había dos cambiepieles que estaban semitransformados. Uno, el hombre, parecía ser un cambiapieles canino, ya que su mandíbula era de esa fisionomía. La mujer debía ser cambiapieles felina, seguramente de gata, por sus ojos y garras.

Los policías además combatían contra una decena de Rinferis. Balazos, hechizos y espadazos eran intercambiados por ambos bandos. Uno de los policías cayó al suelo, y el cambiapieles canino, usando su fuerza, le arracó las alas para después lanzar al policía moribundo a un grupo de Rinferis, que lo empezaron a devorar.

Sarah se movió muy rápido. Mientras pisaba el asfalto de la calle, le transmitió magia e invocó Arcádelas, que brotaron rompiendo el alquitrán. Ella se dirigió con espada en mano hacia los cambiapieles.

Estos repararon en ella y se pusieron en guardia, pero no esperaban el siguiente movimiento de la mestiza.

Las Arcádelas dispararon fuertes rayos de energía hacia los Rinferis que cayeron al suelo entre gemidos. Los policías vieron la oportunidad y aprovecharon para rematarlos.

La cambiapieles felina gruñó y saltó hacia los policías, que estaban rematando a las bestias. No llegó a tocarles, porque Sarah ya estaba ahí. Interponiendose en medio de ellos, portando su espada, apuntó con ella al corazón de la mujer cambiapieles. Esta, no se pudo apartar ya que estaba en medio del salto y murió con una expresión de sorpresa en el rostro.

El varón soltó un aullido y se transformó completamente. Aquel sabueso era enorme. Su mandíbula babeaba con hambre e ira. La miraba furioso.

Sarah apartó el cadáver de la miembro de Eclipse y se puso en guardia, pero antes de que pudiese enfrentarse a él, el espectro Cuervo de Viktoria cayó del cielo.

Era el que portaba la maza oscura, y mientras caía colocó la maza en la posición adecuada para aplastar la cabeza del sabueso contra la acera. Un montón de sangre y huesos salieron volando.

El espectro Cuervo la miró, la voz de Viktoria sonó:

-Sarah, cierra el portal. Mi espectro te cubrirá las espaldas.-

Sarah asintió y soltó un agradecimiento mientras entraba en el edificio, intentando percibir la magia del portal. Se detuvo un momento y recordó la lección de Wimmug. Se relajó y respiró hondo. Ahí estaba, planta número nueve. Empezó a subir las escaleras y en guardia, seguro que había más miembros de Eclipse allí.



Rathun retiró la espada del cuerpo del duende que había estado defendiendo el portal. Miró hacia atrás. Dos hadas, un druida y tres humanos con armas de fuego y explosivos suficientes como para matar a un escuadrón de ángeles estaban detrás de él, muertos. Apenas tenían cortes superficiales, pero su arma estaba cubierta de su veneno, la menor exposición ya causaba un rápido deterioro en las células, que acaban muriendo y traspasando las partículas de veneno a las contiguas.

RAZAS, LINAJES Y CASTASDove le storie prendono vita. Scoprilo ora