Capítulo 25.- Ensayos clínicos

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Después de salir del hospital, Janet llamó inmediatamente a Bernie y Fiona, pero ninguno de los dos respondió.

En vista de eso, no tuvo más remedio que irse de nuevo a casa de la familia Lind.

"¿Estás loca? ¿Por qué no paras de tocar el timbre?", soltó la empleada doméstica entre bostezos minutos después, y de hecho parecía molesta porque habían perturbado su sueño.

"¡Déjame entrar! ¡Estoy buscando a Bernie y Fiona!".

"Ellos no están ahora. Toda la familia está de vacaciones en las Maldivas".

"¿Cuándo volverán?", consultó Janet ansiosamente.

Si Fiona había dicho que no tenía dinero para cumplir su promesa, ¿cómo era que habían podido irse de vacaciones a otro lugar?

"No lo sé. ¡Ve a preguntarles tú misma!", espetó la empleada para enseguida azotar la puerta.

Janet se quedó mirando la puerta y la pateó mientras su cuerpo temblaba de rabia. "¡Bastardos mentirosos! ¡Todos se pudrirán en el infierno!".

La familia Lind se había ido a las Maldivas, e independientemente de si era cierto o no, Janet no podía ponerse en contacto con ellos, de modo que tenía que pensar en una nueva forma de pagar las facturas médicas de Hannah.

Quizás Dios había sentido que ella necesitaba el dinero.

Y es que tan pronto como abrió su navegador, vio un anuncio sobre un hospital que buscaba voluntarios para ensayos clínicos que buscaban desarrollar medicamentos contra tumores.

Ellos pagarían mil dólares por permanecer en el hospital durante unos días y probar las medicinas. En caso de que la droga tuviera repercusiones en el cuerpo del voluntario, este obtendría como compensación entre diez y cuarenta mil dólares dependiendo de la gravedad del problema.

Esa definitivamente parecía la oportunidad perfecta para Janet. Es decir, ella era joven y saludable, así que incluso si los medicamentos tuvieran algún efecto secundario, no le harían tanto daño.

Habiendo visto eso, se fue al hospital, llenó el formulario de registro y fue directamente a hacerse un examen físico.

Ella planeaba comenzar con las pruebas la semana siguiente.

Un delicioso olor a comida llenó el aire tan pronto como Ethan entró en la casa.

"¿Por qué volviste tan temprano hoy?", cuestionó Janet al tiempo que lo miraba de reojo y seguía echando los espaguetis en la sartén.

El delantal acentuaba su seductora figura, y daba la impresión de que se le podría agarrar la esbelta cintura con una mano. Su trasero curvilíneo se balanceaba a medida que ella se movía, y el lazo que quedaba en su espalda pareció provocar a Ethan, como si le insinuara que lo desatara y mirara el tentador regalo que contenía.

Los ojos del hombre se oscurecieron cuando comenzó a sentir calor, por lo que se desabrochó el cuello de la camisa y fue a la nevera a buscar una botella de agua.

"Terminé de trabajar más temprano", respondió después de tragarse el agua.

Mirando el delantal de flores, le jaló el ruedo. "¿Esto es un delantal? Pero es de color rosa, y ni siquiera cubre tus muslos".

De hecho podría contar más como lencería sexy. "Deja de hacer eso. Lo conseguí con descuento, y el rosa es un color hermoso, ¿no? Toma, lleva los espaguetis a la mesa. Haré una ensalada". Dicho eso, Janet lo fulminó con la mirada y continuó cortando las verduras sin pronunciar una palabra.

Tras sonreír, Ethan puso el plato de espaguetis en la mesa del comedor.

Esparcidos allí, vio varios bocetos de diseño, y mientras los clasificaba para apartarlos, un trozo de papel cayó de sus manos.

Era el informe del examen físico, y al verlo, sintió que algo andaba mal.

Él no podía entender por qué había una prueba de nicotina.

En ese momento, Janet puso la ensalada en la mesa y se dio cuenta de que Ethan no parecía estar interesado en la comida.

"¿No te gusta lo que preparé?".

"No, es que estaba pensando en algo", respondió él, y el tenedor en su mano se detuvo cuando se giró para mirarla.

Janet encontró su mirada penetrante. "¿Qué pasa?".

"¿Te ofreciste como voluntaria para hacer pruebas de medicinas?", cuestionó Ethan con frialdad.

Al escucharlo, la mano de Janet tembló y su tenedor se le cayó.

Aunque ella no sabía por qué estaba nerviosa, trató de mantener la calma. "Sí. El hospital lleva a cabo ensayos regulares como esos. Además, las pruebas son legales. No me mires como si hubiera hecho algo horrible".

Soltando su cubierto, él frunció los labios y la miró fijamente. "No vayas. ¿No sabes que ese tipo de pruebas podrían causarte efectos secundarios graves?".

La Novia Más Afortunada.Where stories live. Discover now