Capítulo 73.- Toca mis abdominales

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"Eres un caso... ¿Cómo puedes ponerte celoso así como así?", cuestionó Janet de repente, pero como su cara se puso caliente, bajó la mirada porque era incapaz de mirar más a Ethan. Tratando de empujarlo lejos de ella, suplicó: "Retrocede. Estás demasiado cerca".

Ella estaba presionada entre el gran cuerpo de Ethan y el fregadero a su espalda.

Su rostro nervioso hizo que él la deseara aún más.

"Tengo una pregunta". La voz profunda del hombre vino desde arriba de su cabeza mientras su aliento le soplaba ligeramente el cabello.

Apretando el puño, él se aclaró la garganta y preguntó con voz ronca: "Bueno, entre Brandon y yo, ¿quién tiene mejor figura?".

No obstante, no bien esas palabras salieron de su boca, él se sintió increíblemente avergonzado.

Y es que sabía que era una pregunta estúpida, pero solo quería escuchar a Janet elogiarlo en su cara.

Tras pensarlo durante un buen rato, Janet lo miró de reojo.

Por un segundo, le pareció que su ancha figura coincidía con la del hombre del ascensor.

"La verdad es que sus contexturas son bastante similares".

De ceño y labios fruncidos, él murmuró: "No podemos ser exactamente iguales".

"No pude verlo bien. ¿Cómo podría saber quién tiene la mejor figura?", cuestionó ella a la defensiva. La pregunta de Ethan era demasiado... difícil.

De pronto, el microondas emitió un pitido y el olor a salsa agridulce llegó a sus narices.

"Bien, el pescado está listo", dijo Janet mientras bajaba la mirada de nuevo y trataba de apartar a Ethan.

Sin embargo, él tomó eso como una oportunidad para agarrarle la mano, y con un brillo de seriedad en sus ojo, dijo: "No es difícil. Toca mi cuerpo y podrás saber quién tiene el mejor".

Y sin esperar una respuesta, metió la mano de Janet debajo de su camiseta.

Tal como lo dijo, su piel era firme y sus músculos claramente tonificados sobresalían.

Los ojos de Janet se abrieron de par en par, y como si hubiera tocado fuego, instintivamente trató de retirar la mano, pero Ethan era demasiado fuerte, así que le presionó la palma con fuerza contra su abdomen. No había nada que ella pudiera hacer más que sentir la definición de esa zona.

Si bajara más su mano, él habría tenido que desabrocharse el cinturón.

Mientras ella cerraba los ojos con fuerza, todo su cuerpo se puso rígido, y su otra mano voló hacia su cara para apartar rápidamente la de él. No obstante, fue demasiado tarde, de modo que Ethan pudo ver lo roja que estaba.

"Bien, bien. Tienes mejor figura, incluso mejor que esos modelos de las revistas. También eres alto y guapo. Ya. ¿Feliz?".

Janet sabía que si no lo elogiaba, él nunca la dejaría ir.

En efecto, él finalmente soltó su mano. Como sus ojos oscuros se nublaron, Janet no pudo entender su expresión. Él le tocó la mejilla suavemente y cuestionó: "¿Por qué tu cara está tan roja? Oye, soy tu esposo".

"No, yo...", balbuceó Janet, pero se mordió el labio inferior porque no sabía qué decir. De todos modos, Ethan no le dio oportunidad de siquiera pensar cuando la levantó y la colocó sobre el mueble de la cocina.

Sorprendida, ella miró los hermosos y profundos ojos del hombre.

Antes de que pudiera reaccionar, Ethan ya se había inclinado y presionado sus labios contra los de ella.

Su beso apasionado la abrumó, y ella no tenía adónde ir ni nada que hacer salvo separar ligeramente los labios y dejar que él la besara con fiereza.

Esa no era la primera vez que se besaban, pero Janet todavía no estaba acostumbrada.

El beso de Ethan era demasiado intenso, con lo cual transmitía una pasión que parecía querer devorarla.

Pasó lo que pareció una eternidad antes de que él finalmente se apartara.

Si bien casi había perdido el control de sí mismo, afortunadamente había vuelto en sí antes de que sucediera.

De todos modos, continuó besándole suavemente el cuello, y aunque sus palmas aún descansaban en su cintura, él no fue más allá.

"Me voy a la cama", susurró ella con voz ronca, habiendo torcido la cabeza en un esfuerzo por evitar la cercanía de Ethan. Sus ojos parecían levemente adormilados, y sus labios estaban rojos e hinchados.

Por su parte, él apoyó la frente en el hombro de ella para calmarse. "Acabas de recibir un aumento. ¿No deberíamos estar celebrando?".

Janet lo miró sin comprender, y cuando recobró el sentido, recordó que Ethan le había dado dos anillos, pero ella aún no le había dado nada a cambio.

"De acuerdo. ¿Qué es lo que quieres?".

Luego de presionar sus labios una vez más contra el cuello de su esposa, él finalmente se apartó, y con una sonrisa amable, le guiñó un ojo y dijo: "Descúbrelo por ti misma. Sé que estás cansada, ve a la cama, ¿sí?".

Acto seguido, se dio la vuelta y volvió a su habitación para cambiarse.

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