Capítulo 30

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Alexander: ¿Dónde estás?

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Alexander: ¿Dónde estás?

Yo: Saliendo de mi última clase. ¿Por?

Alexander: ¿Vas a ir a clases con Alexa?

Yo: Sí, pero antes debo pasar a mi departamento por algo de ropa.

Alexander: Ven al estacionamiento, te llevo.

Yo: Puedo ir sola.

Alexander: No te pregunté, ven.

«¡Ash!»

Guardo el celular y suspiro frustrada. Hoy en la mañana se empeñó en traerme. Me dijo que en mi condición no podía conducir, y la realidad es que no, pero no me ayuda que sepa dónde vivo por lo atrabancado que es. Es capaz de llegar a mi casa cuando menos lo espere.

Pero ya no me queda de otra. Hoy tuve que ponerme un bóxer nuevo de él, ya que el maldito rompió mis bragas. Traigo la misma ropa que usé en el antro, así que sí o sí necesito pasar por ropa. No me puedo dar el lujo de comprar nueva, no si quiero terminar pronto con mi deuda.

Yo: Ya estoy llegando. Te veo afuera.

Alexander: No camines tanto, súbete ya.

«Cómo le gusta arriesgarse»

Volteo para todos los lados posibles antes de subirme a su auto. Cierro la puerta y suspiro aliviada.

—Arranca —le digo, poniéndome el cinturón.

—Te ves incómoda —dice de forma burlona.

—¿Tú qué crees? ¿Te recuerdo quién me desgarró?

Suelta a reír y arranca.

—¿Puedo poner música? —le pregunto y asiente.

Conecto mi celular y pongo "Propuesta Indecente" de Romeo Santos.

🎶Qué bien te ves

Te adelanto, no me importa quién sea él

Dígame usted

Si ha hecho algo travieso

—¿Te gusta mucho ese tipo de música? —pregunta, frenándose.

—Sí, una de mis mejores amigas es puertorriqueña, bueno, mitad puertorriqueña y gracias a ella me enamoré de la bachata y el reguetón —le respondo mirándolo extrañada. —¿Por qué no avanzas?

—No me has dado tu dirección, Alena —dice indicándome dónde ponerla.

Asiento y pongo la maldita dirección. Él arranca, siguiendo las indicaciones que le marca el auto.

PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora