Acoso

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8.

Henry estaba sentado en el salon de clases. La maestra daba una clase de geografía muy aburrida. Él  estaba pensando en las implicaciones de su deseo. 

Se gastó  casi todo el poder mágico del genio con este error ¿se podía cuantificar? En una escala del uno al diez. Esto sería un ocho o un nuevo. Para poder hacer esto, tuvo que cambiar la realidad tanto que todos a su alrededor no se daban cuenta. Era el protagonista o el personaje de un cuento distinto. ¿Qué categoría era el deseo de obligar a Jerry a siempre decirle la verdad? Saber eso le caería como anillo al dedo. Si era poco, podría desear cambiar pequeñas cosas a su gusto que no alteran demasiado el mundo. Cosas como actitudes de personas o respuestas. Cosas efímeras. Pero si se equivocaba en calcular pagaría el precio. 

El precio… ¿cual era?

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un golpe en su cabeza. Era una bola de papel. Justo como la vez anterior.

Dentro había un dibujo. Era un pene mal dibujado, con testitucos desproporcionados y muy peludos. Nuevamente decía algo insultante.

"Chúpalo, pobretón."

El rostro de Herny se ensombreció, el simio en su cabeza empezó  a maquinar. Pero esta vez no eran pensamientos fatalistas. Esta vez eran escenarios de revancha. Ya era bastante malo estar enfermo y que todo su progreso académico se hubiera perdido como para tener que soportar a un pesado como ese niño. No señor. Había que hacer algo al respecto.


Más tarde

Tyler Longbrigt era un estudiante ejemplar. Tenía que serlo. Porque de lo contrario la escuela se lo diria a sus padres. Y ellos sacarian la regla de madera para forzarlo a ser más ejemplar. 

Aun le dolía un poco el brazo izquierda por encima del codo. Donde la camisa del uniforme  tapaba los moretones de penitencia. Se lo rascó  tranquilamente cuando, de pronto, vio a ese chico pobre mirarlo al fondo del pasillo. Sus ojos raros lo penetraban, lo veía con enojo. Sin duda estaba envidioso porque Tyler sí era rico y no tenía que pedirle a los amigos de sus padres que por favor le patrocinen los estudios.  Su horrenda cara era un insulto para la institución. Desde que el pobre había llegado tuvo que soportar verlo decir las respuestas incorrectas y, para colmo, ver a los maestros ser indulgentes con él. Sin duda porque era bruto y no se podía esperar mucho de los tontos. 

Pero a Tyler lo tenían muy vigilado, si no era perfecto hasta el último aspecto de su ser, sería castigado. Cómo odiaba a Henry, él no tenía que preocuparse, todos le tenían lástima y por eso lo ayudaban… estúpido Henry.

El chico pobre se perdió en la multitud. Y Tyler no dudó dos veces en seguirlo. Seguro tramaba algo. Padre decía que los pobres siempre se tenían algo entre manos.

En el camino se encontró con Ferger. Y su actuar fue automático.

"Fer, sigueme" le dijo "el chico pobre trama algo."

"Tyler, ¿estas seguro que Herny es mal tipo? Ayer le pregunté a mi madre sobre lo de la diabetes y me dijo que es cierto que los niños también pueden tenerlo. ¿Y qué tal si estamos haciendo algo malo?

"Ferger, no seas bobo. Si caes en el juego del pobre te comerá vivo. Ellos hacen eso. Te engañan para luego robarte todo y traicionarte y si haces algo bueno por ellos siempre seguirán siendo miserables. Lo mejor que podemos hacer es sacarlos de nuestra escuela para que dejen de molestar a los demas y de hacer destrozo."

"Tyler, Henry aun no ha… hecho nada."

"¡Pero lo va a hacer! Si no me ayudas le diré  a la muestra que fuiste tú  el que puso tachuelas en la silla. Sabes que a mí  sí me creerá  aunque lo niegues. A ti te tiene en la mira, Ferger."

El Genio Malvado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora