capítulo 6

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—¿Quién necesita de mi?—Pregunta la reina mientras aparece enfrente de pequeño.

—El tío Aemond no se siente bien abuela—Responde el pequeño sin inmutarse por la mala cara y el tono de la mujer hacia el, su tío se sentía mal y quería recuperar su amistad no importa como.

—¿Aemond? ¿Acaso ya habla contigo Lucerys? En ese caso debo ir rápido. Sir Criston—Llama a el hombre quien solo asiente para seguirla hacia el cuerpo del segundo príncipe, para la gente que los miraba era una imagen algo graciosa, no todos los días se ve a un pequeño nido de pájaros persiguiendo a la reina y su guardia jurado.

Al llegar a las puertas de la habitación Lucerys abre la puerta rápidamente para colocarse a un lado de la cama donde estaba Aemond tratando de leer un libro con algo de fastidio. Por otra parte Sir Criston se quedo haciendo vigilancia en la puerta.

—Aemond querido ¿te sientes mejor?—Pregunta la mujer a su hijo como cualquier madre preocupada, Lucerys solo estaba en la esquinita viendo el intercambio en silencio hasta que es notado por la reina quien solo suelta un suspiro, el niño no era fácil de odiar, no cuando se veía y se comportaba así.

—Estoy bien madre, ahora mejor ya que viniste a verme, pero me incomoda un poco la venda—Habla el rubio quien es recibido en los cálidos brazos de su madre durante unos minutos.

—Le pediré a los maestres que vengan a cambiar tus vendajes, después de todo tienen que ver el estado de tu herida, el príncipe Lucerys fue muy amable en venir a avisarme sobre el estado del príncipe Aemond, le agradezco—Dice Alicent suavemente para no asustar a el niño, pero de igual manera le guardaba resentimiento.

—No fue nada, Aemond ¿Quieres que te traiga una tarta de fresas? Hoy hicieron una que quedo muy rica, debes probarla, es tu favorita no?  —Pregunta con emoción mientras sus regordetas mejillas se sonrojan por la atención de ambas personas en la sala.

El rubio mira a su madre en busca de ayuda, por ratos quería darle un golpe a el menor, era demasiado fastidioso y confianzudo, no tenia nada de descaro.

—No es mi deseo, otro día será, gracias por la oferta pero no crees que ya es hora de que te vayas—Insinúa alzando una ceja.

—Bueno, cuando tengas ganas de una solo debes decirme—Sonrie inocentemente mientras se sube con dificultad a una silla que había, aun era pequeño y no alcanzaba muy bien esta. La acción se gana una risita de burla de Aemond que el rubio trata de disimular— En realidad no, Jacaerys se fue con Aegon desde muy temprano y Joffrey es un bebe así que no puedo jugar con ningún, además de que me gusta pasar el tiempo contigo Tio—Responde sin captar la indirecta.

La pelirroja al ver esto solo puede negar con fastidio y a la vez diversión, ese niño era demasiado inocente para su propio bien. Podía notar la cara de asco de siempre de su segundo hijo, no quería aceptarlo pero la escena le daba bastante gracia y ternura, Lucerys Vaelaryon era un caso especial, podía notar porque todos querían protegerlo, más así no había excusa de que no quisieran proteger a sus hijos.

—Lo intente—Murmura Aemond para si mismo mientras voltea a ver a el menor— Tu ganas, te puedes quedar pero si haces un tan solo ruido le diré a Sir Criston que te saque a patadas—Amenaza mientras lo señala.

En ese momento no notaron cuando la puerta fue abierta por la pequeña princesa quien se acercó a ellos en silencio.

—Buenos días Madre, Aemond y pequeño Lucerys—Saluda suavemente haciendo a los demás se le erizen los pelos del susto.

—Helaena casi me matas, deja de aparecer así—Regaña Aemond como perro rabioso ganándose una mirada divertida de su hermana.

—Yo no hice nada malo, ustedes fueron quienes no se dieron cuenta que estaba entrando—Dice sentándose cerca de su madre pero con un poco de distancia a la cual ambas estabas acostumbradas.

El rubio solo se queda en silencio mientras su hermana juega con uno de sus animalitos que solo los 7 sabían de donde lo había sacado.

—Ow, creo que ahora si debo irme, mama me va reprender por llegar tarde—Habla derrepente Lucerys mientras se baja con rapidez de la silla, Rhaenyra le había dicho que volviera antes del almuerzo y seguro ya se había pasado de la hora acordada.

Al ver como el pequeño salia de la habitación con demasiada rapidez, Helaena solo pudo despedirse diciendo adiós agitando si manita mientras Aemond hacia la cabeza hacia atrás malhumorado.

Como se mencionó antes, Jacaerys había ido a visitar a su tío Aegon desde temprano algo igual que su hermano con Aemond. Solo que esta vez el se quedó con este mientras el mayor hablaba con Sunfyre, le daba gracia escuchar como consentía a su dragon y como este se comportaba como un bebe en presencia de su jinete.

—Tio ¿Cuándo me llevaras a volar con Sunfyre?—Pregunta mientras pone de no rompe un plato, a Aegon se le hacia tonta la forma tan rápida en que Jacaerys lo perdono y solo pudo rodar los ojos.

—Cuando Terror rosado vuele te llevare sobre Sunfyre querido sobrino—Responde con una sonrisa malvada mientras acaricia al mencionado.

—Vamos tio, no seas malo—Dramariza el menor mientras ladea la cabeza.

—Nanana—Se niega el rubio con diversión, colocándose de nuevo su capa.

El moreno solo pudo poner una expresión muy normal en los niños berrinchudos como el, según Aegon, ya que Jacaerys estaba haciendo un puchero mientras se cruzaba de brazos. Al igual que su hermano menor, Aegon cayó en el encanto Vaelaryon fuertemente y solto un quejido de fastidio.

—Esta bien, te llevare a volar cuando crezcas un poco más, a querida hermana le dará un infarto si te llegas a caer de mi dragon "accidentalmente"—Habla burlon mientras alza la nariz.

—Eso es muy grosero de tu parte tio, hasta para ti, no se cuanto tiempo tardaré en crecer y no creo poder aguantar hasta entonces...Definitivamente moriré en el intento. ¡Por los siete! Perderé la vida sin poder volar sobre un dragón por el egoísmo de ciertas personas— Exclama con su rostro hacia el cielo, cerrando los ojos aunque abriendo uno disimuladamente, esperando ver la reacción el rubio ante eso. Tal vez y cayera a ante sus nefastos intentos de manipulación.

—Bien, tu ganas. Pero que te quede claro que es para que me dejes de molestar, si llegas a caer de el dragon te regresaré yo mismo a la vida para que aceptes que todo fue por tu propia voluntad y luego te mataré— Termina tomándolo por las axilas, subiéndolo sin mucho esfuerzo sobre la silla de el dragón, ignorando las quejas de el menor, el cual aseguraba que podía subirse por su propia cuenta.

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Que pecado lo corto que esta el capitulo jajajaja

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⏰ Last updated: Nov 20, 2023 ⏰

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El renacer de un dragón Where stories live. Discover now