No me gustas, Johannes.

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—Creí que no me habías extrañado, Johannes — sus labios se separaron de los míos, sus manos dentro de mi suéter se sintieron un poco frías, pero firmes.

—Bueno... — sonreí un poco y él me devolvió la sonrisa, suspiró y se pasó una mano por el cabello.

—No tienes que decir nada, no te preocupes — susurró, sus labios volvieron a unirse con los míos, sus ojos verdes me miraron con ternura.

—¿Estás seguro que quieres venir conmigo? ¿Qué hay de tu novio? ¿Isak? — su gesto se volvió un poco amargo y duro, miré por la ventana hasta el apartamento donde Isak dormía ahora sin saber nada de esto.

—Sí, iré contigo — dije despacio, sabía que quizá podría ser un error, pero Even estaba ahí, su olor y su voz me llamaban a donde se encontraba y aunque no era una excusa y sabía que podía arrepentirme de estar haciendo aquello y dejar atrás a Isak, justo ahora parecía ser la mejor opción de todas para mí.

—De acuerdo. Ese día en el aeropuerto, ¿Qué sucedió? Me gritaste que no te tocara, sin embargo, aquí estás.

—Estaba confundido, aun lo estoy. Simplemente quería verte, quería odiarte como me lo pediste hace dos años, pero no puedo hacerlo, lo he intentado y no es posible para mí.

—Shh, está bien, no digas más.

Y así lo hice, me quedé callado mientras él conducía.

Su casa apareció de pronto en mi campo visual, tragué con fuerza porque hacía años que yo no iba a ese lugar y anteriormente lo odiaba. Me encogí de hombros, Even me miró un segundo y luego detuvo el auto.

—Vamos, mi madre está dormida — miré el reloj en el tablero del auto, 03:47 a.m., salí de ahí y seguí a Even de cerca y en silencio.

Su casa no había cambiado mucho desde la última vez que estuve ahí, quizá uno o dos cuadros eran diferentes, pero todo era igual que cuando estábamos en la preparatoria.

Even me condujo hasta la cocina, lo vi quitarse el abrigo y dejarlo en una silla, quitó los botones de los puño de su camisa y los subió hasta la mitad de su brazo, fui consciente del tatuaje que ahora recorría su antebrazo, las líneas negras se entrelazaban formando un complicada figura de ramas y hojas en tinta negra.

Deseé poder tocar a Even, él era tan hermoso en todos los sentidos y mis propios sentimientos se veían gravemente alterados cuando estaba cerca de él.

Lo vi moverse con soltura en la cocina de su casa, preparando café en un silencio casi irreal, admiré lo fuerte y decidido que se había vuelto, lo atractivo de su rostro y los músculos moviéndose con ligereza a través de la tela de su camisa.

Sirvió una taza de café delante de mí, su cuerpo se movió detrás del mío y sus manos rodearon mis hombros, unas manos largas y a la vez delicadas, sonreí.

Tomé un sorbo del café, sabía amargo, demasiado amargo, me lo tragué con una mueca de disgusto en el rostro, la risa de Even contra mi oído fue clara y excitante, su aliento golpeó la parte posterior de mi cuello lanzando una corriente eléctrica a todo mi cuerpo.

—Perdón, lo olvidé — dijo y un azucarero apareció frente a mí, el cuerpo de Even todavía se presionaba con el mío, suspiré suavemente.

Sus manos tocaron mi mejilla, luego mi cabello que ahora estaba anudado en un pequeño moño bajo.

—¿Cuándo decidiste hacer esto? — preguntó mientras quitaba la liga que lo mantenía atado, mi cabello cayó en desorden por mi espalda, él besó ligeramente mi oreja.

—No lo sé, quizá en algún momento la idea de cortarlo desapareció de repente — dije,  Even volvió a reír, luego sus dedos se enredaron en mi cabello y tiró suavemente de mí.

—Es extraño, mi Johannes de hace años era lindo, ahora era más que eso, eres sexi de una forma que no creí posible. Tampoco usas lentes ahora, ¿verdad? — asentí y removí el azúcar dentro de mi taza.

—¿Even?

—Dime, cariño — dijo y dejó caer su rostro en mi hombro, mi cuerpo se sobresalto y su sonrisa apareció.

—¿Qué estoy haciendo aquí?

—Tomar un café conmigo, ¿por qué?

—Bueno, yo...

—¿Creíste que pasaría algo diferente, eh? Justo ahora me basta con besarte, ¿está bien para ti? No nos hemos visto por mucho tiempo, por mucho que deseo arrastrarte a mi cama no lo haré hasta que tú me lo pidas — su voz fue tranquila y sus labios besaron mi mejilla de nuevo. Se sentó en uno de los taburetes para quedar frente a mí y sonrió en espera de una respuesta.

—Hazlo.

—¿Disculpa?

—Yo... Even, por favor...

—Johannes, no quiero ser el único que tenga sentimientos por ti, si esto es lo que quieres con gusto lo haré, pero no quiero que te arrepientas después por ello, ¿entiendes lo que digo? No espero que me ames, pero tampoco voy a arrastrarme por ti siempre o jugar a ser indeciso a tu lado.

—No voy a arrepentirme.

—Suena bien para mí, pero ¿Qué hay de tu novio? Créeme que yo no tendría remordimiento en absoluto por él, ¿y tú?

—...

—Habla, cariño, cualquier cosa que digas estará bien para mí — su mano recorrió mi mejilla y uno de sus dedos entró a mi boca, tocó mi lengua suavemente y luego lo saco y lo lamió.

—Está bien, Even, no voy a arrepentirme, solo...

Sus labios besaron los míos, su lengua tocó la mía y exploró mi boca con fuerza, el sabor a café y su sabor dulce y algo exótico me golpearon de repente.

—Ven — susurró contra mis labios.

Tomó mi mano y me arrastró detrás suyo.

Hace algunos años su mano y la mía estaban tomadas de esta manera, callejones y calles poco iluminadas nos vieron avanzar con rapidez a altas horas de la madrugada, justo ahora era tan parecido, tan surreal, hipnótico.

Ahora tomaba la mano de Even y él avanzaba casi corriendo llevándome consigo por los pasillos de su casa, escaleras arriba con luces tenues y olor a café flotando en el aire.

La puerta de su habitación se abrió con fuerte estruendo, la mano de Even se deslizó por la mía de forma delicada.

Miré alrededor un par de veces y las luces se encendieron, parpadeé un par de veces hasta que mis ojos se acostumbraron a la iluminación.

Even me miró y sus labios volvieron a golpear a los míos, esa sensación de calor y familiaridad recorrieron mi cuerpo.

Sentí sus manos tocando mi rostro, luego bajaron por mi pecho, mientras Even besaba y lamía mi boca.

Quitó mi suéter y lo arrojó al suelo, un poco de desconcierto llegó a mi mente nublada.

¿Por qué tenía estos absurdos pensamientos por Even?

¿Por qué tenía que ser él?

¿Por qué luego de todos los golpes y las malas palabras que me dijo día a día tiempo atrás, lo quería y deseaba de esta manera?

Me alejé un poco, los ojos turbios de Even me miraron expectantes y se limpio los labios con el dorso de su mano.

—¿Lo has pensado mejor?

—¿Por qué te gusto, Even? — las palabras salieron de mi boca rápidamente, él levantó una ceja y se cruzó de brazos.

Observé la habitación, cuadros y pinturas se alineaban en el suelo, una maleta a medio abrir estaba cerca de la cama, pero fuera de ello todo era como lo recordaba en aquel lugar.

—No me gustas, Johannes — susurró, volteé a verlo, su rostro serio me devolvió la miraba, algo dentro de mí empezó a romperse por su culpa de nuevo, cerré los ojos.

No estaba tan equivocado, Even era un idiota.

—No me gustas, Johannes, simplemente decidí que no puedo vivir sin ti.

"Us"《BL》EN PAUSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora