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Despertar sin su Agu envuelto en sus brazos lo hace saltar de la cama como si le quemara, ese pozo constante en el estómago se hace más intenso cuanto más tiempo está sin él.

Solo... desprotegido... mierda.

Marcos se pone un par de pantalones limpios sobre sus piernas y casi se cae por las escaleras, frunciendo el ceño cuando se da cuenta de lo limpia que está la cabaña. Debería ser un desastre después de la fiesta que hicieron anoche, pero todo el lugar estaba exactamente igual que cuando llegaron ayer.

¿Qué...?

En ese momento, la tranquila voz de Agustín llena sus oídos y sigue el sonido, deteniéndose en el arco abierto cuando lo encuentra cantando para si mismo en el fregadero de la cocina. Está secando los platos con los auriculares puestos, moviendo ligeramente la cabeza al ritmo de la canción que está escuchando en el teléfono de Marcos. No puede distinguirla porque no sabe cantar una mierda, pero tampoco puede evitar que sus labios se muevan mientras lo observa.

Hoy parecía más feliz, probablemente porque todos los demás parecen haber desaparecido y por fin estan solos. Marcos sabía que Agustín quería que estuvieran los dos solos ahí arriba, pero no podía decirle a Maxi que, "no podes venir conmigo porque voy a llevar a mi hermanastro a pasar un fin de semana romántico en las montañas para poder drogarlo y robarle la virginidad".

Dios mío, le robo la virginidad anoche.

Marcos pensó que tener gente alrededor lo ayudaría a mantener sus manos fuera de Agustín y su pija fuera de su culo, pero resulta que sigue siendo un puto enfermo sin importar quien esté en su camino.

Todavía cantando para sí mismo, no lo ve mientras sigue limpiando, poniéndose de puntitas para guardar un vaso en el armario superior. Agustín era demasiado bajo para subirlo sin subirse a algún lado, pero eso no le impedía intentarlo. Marcos apoyo su hombro en la pared de ladrillo y le miro el culo, negando con la cabeza cuando Agustín aprieta los dientes con frustración. Sin pensarlo demasiado, se acerca y aprieta su pecho desnudo contra la espalda de Agustín, agarrando sin esfuerzo el vaso de su mano para ponerlo en el estante por él. Agustín esconde una sonrisa y se saca los auriculares de las orejas, inclinando la cabeza hacía atrás sobre el hombro de Marcos para mirarlo.

— Presumido — bromea, mordiéndose el labio mientras hace rebotar sus ojos entre los de Marcos — Pareces enojado.

— Sí, bueno, estaba dispuesto a estrangularte hace unos tres minutos — murmura, deslizando sus manos por debajo de la remera de Agustín para pasarla por sus abdominales.

Agustín se estremece y Marcos comprueba la puerta, bajando la cabeza para besar el pliegue del cuello del contrario, disfrutando de la forma en que Agustín gime por él cuando apenas esta arañando la superficie.

— ¿Dónde están todos?

— Los eché.

— ¿Lo hiciste? — pregunta, divertido por Agustín y su descarada mentira.

— Bien, no los eché. Se fueron todos a la iglesia, pero cerré la puerta después de ellos, yo solo.

Marcos se ríe ligeramente y le aprieta la cintura, inclinándose sobre él para deslizar su lengua desde su garganta hasta la oreja.

— Ya son dos días seguidos en los que te levantas antes que yo — señala — ¿Tenes algo en mente, Agu?

— Sólo a vos — responde, tomando las manos de Marcos para bajarla un poco más — No puedo dejar de pensar en vos.

— ¿Qué pasa conmigo?

— La forma en la que me besas — susurra, arqueando la espalda para empujar su culo hacía la pija de Marcos — La forma en que me tocas así. La forma en que me cojiste tan fuerte que todavía puedo sentirte ahora. Quiero que lo vuelvas a hacer.

𝚂𝚄𝙲𝙸𝙾 𝙰𝙼𝙾𝚁 ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora