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Suena el timbre y Marcos se levanto de su asiento en el fondo del aula, saliendo al pasillo solo teniendo en cuenta que Maxi y los chicos se habían ido a fumar un porro hace media hora. Ignorando a todos los estudiantes que se arremolinan entre las clases, se dirige a la biblioteca para ver cómo está su Agu antes de tener que dejarlo de nuevo. Pero no está en ninguna de las mesas redondas, así que Marcos sigue avanzando y revisa los pasillos, apretando los dientes cuando se da cuenta de que no está ahí.

Ese mocoso.

Sabiendo que se esconde de él, arrastra una mano sobre su boca y saca su celular para llamarlo, echando la cabeza hacia atrás con rabia cuando el maldito lo manda al buzón de voz. Estaba a punto de llamarlo de nuevo, pero entonces le llega un mensaje y deja de caminar para leerlo.

📲 Agu:

No puedo contestar. Estoy en la biblioteca.

Marcos frunce el ceño ante eso, mirando de nuevo a su alrededor antes de devolverle el mensaje.

📲 Mar:

¿Arriba?

📲 Agu:

Sí.

Marcos suelta un suspiro y se dirigió al nivel superior, encontrándolo sentado en una mesa de espaldas a él, con la capucha negra puesta sobre la cabeza mientras escribe en su cuaderno. Marcos sonríe para sus adentros y se acerca a él, inclinándose sobre su hombro para apoyar su mano en el respaldo de su silla.

— No tiene gracia — le susurra al oído y le baja la capucha para pasarle los dedos por el pelo. Solo que su pelo no es castaño, y eso no es el puto Agustín.

Matías echa la cabeza hacía atrás sobre el pecho de marcos y este sale rápidamente de detrás de él, arrugando la nariz cuando capta la estúpida sonrisa de su cara — ¿Qué mierda estás haciendo? — exclama, mirando de nuevo a su alrededor en busca de su hermano.

— Los deberes — dice simplemente, haciendo ademán de poner los ojos en blanco como si Marcos fuera el idiota.

— ¿Dónde está Agus?

— La ultimas vez que lo vi fue en la ducha — le informa, gimiendo en voz baja mientras Matías se tiraba la pija a través de los jeans — Estaba tan apretado y suave, ¿Crees que se afeita el agujero o es naturalmente así?

Antes de que Matías pueda terminar, Marcos le agarra la nuca y le aplasta la mejilla contra la mesa, con las fosas nasales encendidas por el esfuerzo que le está costando no tirarlo por toda la puta habitación. Sabe que es una perra mentirosa, pero aún así... — Voy a matarte.

— ¿Es así? — murmura contra la madera riéndose de él como si creyera que Marcos estaba bromeando — ¿Acá mismo, delante de toda esa gente de abajo? Eso es muy atrevido de tu parte.

Marcos gruñe y lo suelta, pasándose las manos por el pelo mientras mira por encima de la barandilla del piso de abajo.

Algo no estaba bien. Su Agu no estaba ahí.

Pero le dijo que estaba ahí.

Justo cuando lo piensa, sus ojos se abren de par en par y gira para mirarlo a Matías, agarrándolo de nuevo para buscar en sus jeans el celular de Agustín. Lo tira al suelo de espaldas y se lo saca del bolsillo, cerrando la mandíbula cuando encuentra la navaja de plata que él le había dado a Agustín la otra noche.

No, no, no....

Matías sonríe alegremente y abre la boca para decir algo, pero no tiene la oportunidad antes de que Marcos lo agarre por el cuello y le golpee la cabeza contra la mesa — Decime dónde está.

𝚂𝚄𝙲𝙸𝙾 𝙰𝙼𝙾𝚁 ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Место, где живут истории. Откройте их для себя