II. DURMIENDO CON EL ENEMIGO

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Raelle acomodaba las cartas de su madre en una pizarra de corcho que acondicionó en la pared a un lado de su litera. A lo largo de los días había estado analizando los textos; todos tenían una secuencia y parecían estar escritos como si fuesen un diario. Al principio, su madre hablaba de la importancia de las misiones y el servicio a los demás, tenía mucho valor y realizaba su trabajo de sanadora con infinito amor. Sin embargo, no siempre podía salvar a sus compañeras de escuadrón, muchas de ellas morían y ella se sentía impotente y triste pues eran sus amigas y en esta comunidad, prácticamente sus hermanas. Conforme fue pasando el tiempo, su entusiasmo fue decayendo hasta llegar a una sensación de hastío y frustración. Si su instinto no le fallaba, parecía que su madre comenzaba a rechazar al ejército, sus métodos y sus estrategias.

Suspiró con melancolía; le habría gustado que su madre platicara con ella, como con una amiga y expresara sus sentimientos con respecto a sus misiones, pues no estaba segura si era su impresión o su madre ya no estaba conforme con ser parte del Honorable Ejército de Brujas al servicio del país.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la inquieta Tally, quien hizo a un lado la manta que cubría la litera y se sentó confianzudamente en la cama. Raelle sonrió al verla.

—Abigail se está bañando, tenemos unos minutos para hablar en privado.

—¿Qué sucede?

—Ella habló con Alder para pedirle que la cambiaran de Unidad.

—¿Le perturba que seas virgen y no tenga con quién compartir sus múltiples experiencias con los hombres? —Dijo en tono de burla.

—Raelle, esto es serio. Sabes perfectamente que está molesta por tu indisciplina.

—No es mi culpa que no tenga paciencia.

—¡Te sales de todas las clases y falta a los entrenamientos! Nuestros méritos están bajando. Le preocupa no entrar a la Universidad de Guerra

—Tally, tranquila, es una Bellweather, su lugar en la Universidad de Guerra está asegurado incluso desde antes de que naciera.

—Debes comportarte, lo que sucedió en la sala de entrenamientos...

—... ya lo sé. No debimos pelear así.

—No sé que pasó entre tu madre y la general Petra, pero creo que debes evitar discutir con Abigail. Necesitamos estar unidas como un equipo. No podemos luchar contra la Spree si peleamos entre nosotras. Es un enemigo que nos está venciendo, hoy más que nunca debemos de permanecer fuertes y enfocadas. Habla con ella y hagan una tregua.

—Tu obsesión por la Spree me preocupa.

—No podemos permitir que siga muriendo más gente inocente.

—Entiendo que no son los modos de rebelarse contra un sistema, pero también entiendo de cierta forma su desesperación.

—No estarás justificándolas, ¿o sí?

—Claro que no. No apruebo que maten a gente inocente. Ellas hacen eso, porque creen que es lo correcto para vengar la sangre de las brujas caídas en combate. Cada civil, por cada bruja.

—En fin. Como sea. Sólo quiero que permanezcamos unidas y enfocadas. Habla con ella, favor, hazlo por mí. —Tally puso cara de cachorrito herido y Raelle movió la cabeza esbozando una sonrisa.

—Está bien, lo haré.

—Gracias.

Raelle continuó con su labor de seguir acomodando las cartas.

—¿Qué haces?

—Son cartas de mi madre. Habla de sus días en combate. Las estoy acomodando en orden.

PASE LO QUE PASE... TE AMO. (Raylla )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora