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Para cuándo fueron a dormir, Mingyu estaba calmado gracias únicamente al vino, sino, sabía que se pondría nervioso por la incertidumbre de qué pasaría al dormir.

Ambos se acomodaron dentro del nido, Wonwoo escondió su rostro en el cuello del Beta, llenándose de aquel sutil olor a madera, el Beta abrazó su cintura.

— Mingyu... — el Omega murmuró por lo bajo, su tono era algo somnoliento, el mayor estaba casi dormido y sólo murmuró un sonido afirmativo—. En serio usted está haciendo de mis últimos días felices... Y contigo, por momentos olvido todo, es muy bueno en esto.

Mingyu esbozó una sonrisa, la voz del rubio y esa ligera sensación de embriaguez que le había dado el vino lo estaban llevando al mundo de los sueños de forma sutil.

— Mí lobo lo quiere, y lo quiere de una forma distinta a la que quería al lobo de Jun... Y yo... Yo no puedo negar todas las cosas lindas que dice mí lobo de ti porque son ciertas.

Wonwoo se sentía algo avergonzado por confesar esas cosas, esperaba que el lobo de Mingyu se sintiera igual, por lo que había dicho su lobo, era mutuo.

— Mingyu... Te quiero— dijo, sus mejillas se encendieron de sólo decirlo, y no sabía cómo iba a reaccionar, después de varios segundos en silencio, se dio cuenta que el pelinegro ya se había dormido, y respiró con alivio de que no lo había escuchado—. Buenas noches.

°°°

— ¡Neul! ¡Neul~~!

Mingyu miró a su alrededor, entre aquellas plantas y árboles y los dorados rayos de luz que llegaban a dónde se encontraba, escuchó pasos cerca, escuchó una risa jovial y alegre.

Y fue cuestión de segundos para que un Omega se acercara a él a los saltos.

— ¡Te encontré! ¡Eres un asco para esconderte! — dijo, y rió, sus ojitos se volvieron dos líneas.

Se alejó de él lentamente, mirando sin entender si aquel joven era quien creía.

Su piel era de un hermoso bronceado, que contrastaba con lo rubio de su cabello, de color del trigo, andaba descalzo, y su ropa podría definirla como antigua y simple, de color blanco sucio.

— ¿Wonwoo?

— ¿"Wonwoo"? — el Omega dejó de reír para mirarlo con sorpresa, sus azules ojos lo analizaron de pies a cabeza, mientras sus abultados labios formaban una "o"—. Oh, no eres Neul tampoco, ¿Cómo te llamas ahora?

— Eh... ¿Mingyu? ¿Kim Mingyu?

—¿No sabes tu nombre? — preguntó el Omega con algo de gracia.

— Creo que sí me lo sé, pero la pregunta es rara— masajeó su frente un momento.

Aquel Omega rodó los ojos.

— Los humanos de tu época tienen tan poca sabiduría, y creen que se la saben todo al mismo tiempo, les parecen raras las cosas más comunes.

— ¿Disculpa?

— Tienen muy poco de lo que alguna vez fueron— dijo el rubio con simpleza.

Mingyu no sabía a dónde se había metido, ni que hacer, así que solo se quedó confundido mirando al brillante Omega.

— Yo soy Bich, soy la primera encarnación de quién llamas Wonwoo— dijo, sonrió de forma amable y encantadora.

Mingyu frunció un poco el ceño, recordó la conversación que había tenido con Minghao.

— ¿Eres el de la leyenda?

Bich rió, era una risa muy hermosa, que quedaba a la perfección con él, era una risa algo aguda y pequeña, adorable y casi sonaba como cascabeles. Era la misma risa de Wonwoo.

— Soy tan de la leyenda como tú— respondió el rubio—. Las leyendas viven con cada vida, Mingyu, tú también eres leyenda como yo, como tú Wonwoo, como Neul.

— ¿Neul... Soy yo? Me han dicho así.

Bich negó.

— No son la misma persona, tienen la misma alma, y el mismo lobo, pero no eres él— dijo el Omega, y Mingyu se sintió bastante tonto al no entender nada de lo que ocurría y en cambio entender perfectamente la medicina, cosa que debía ser más difícil que aquello—. Hey, no te pongas nervioso— dijo el Omega, se acercó a él para tomar su mano, cubriéndola con ambas en gesto protector—. No te sientas mal si no lo puedes comprender, desde hace siglos que los humanos se olvidaron de tratar estas cosas y ya perdieron la sabiduría que tuvimos Neul y yo en nuestros tiempos.

La voz del Omega era calmada, Mingyu asintió quizás sólo por el tono de voz cariñoso que había usado.

— ¿Quieres que te cuente más? ¿O prefieres que lo deje así?

Mingyu negó.

— Quiero saber, pero... Ve lento— Bich rió por aquello, asintió.

El Omega comenzó a hablar mientras caminaba, yendo a un lugar que Mingyu desconocía, se dejó guiar mientras el rubio aún mantenía sus manos unidas.

— Las almas gemelas vienen de un primero y único trozo de alma, y al separarse para formar dos diferentes, aún tienen sus cosas en común, son predestinados desde antes de existir. Neul y yo fuimos la primera vida de esas almas— dijo con una sonrisa boba—. Somos la escancia de esas almas en estado puro, con el pasar de las vidas, de los hechos, con la suma de cada cosa que cada uno aporta al alma, esta va cambiando, evoluciona, es diferente a lo que era cuando se creó, por eso tú no eres Neul, ni ninguna de tus vidas pasadas, tienen la misma alma pero es distinta, por eso son diferentes, aunque compartan un mismo corazón y un mismo lado y un mismo destino.

— ¿Tuve más vidas?

— Claro que sí, muchas, aunque en las últimas las cosas fueron cambiando mucho, tu destino se está desligando. El de Wonwoo también.

— ¿Eso se puede? — preguntó el pelinegro.

—El destino marca las cosas simples, las principales, otras las deja al azar, por eso a veces puede cambiar si eliges cosas malas que lo alejen del destino— dijo el rubio, asintiendo levemente—, lo principal de tu destino sería encontrar a tu alma gemela, alma gemela que está unida a un tercero que muere y el lazo se rompe, es luego de eso que los dos pueden unirse, y así se salvan mutuamente. Hace un par de vidas algo en el destino fue roto, y lo primero que ocurrió fue que el tercero no murió, y nunca pudieron unirse. En otra vida, reencarnaron en lugares lejanos y nunca pudieron encontrarse, uno murió por el lazo roto y otro murió en soledad. A la siguiente, las cosas comenzaron a coincidir de nuevo, el tercero murió, ustedes se habían encontrado, pero en vez de unirte a él lo dejaste morir también, y luego tu alma cayó en la tristeza. Es una gran casualidad que con su destino tan roto y con almas tan cambiadas pudieran encontrarse.

El bosque terminó y una llanura apareció en su vista, con un sol que se escondía y que hacía que todo fuera dorado, al ver al Omega, en serio brillaba, la cálida luz hacía notar su hermoso tono de piel y su cabello formaba un ligero halo de luz por los reflejos.

— Quizás olvides muchas de estas cosas cuando despiertes, además de que es mucha información, no podemos recordar todo de los sueños.

Bich soltó su mano para tomar sus mejillas, acercándose un poco de más al gusto de Mingyu, dejó caricias con sus pulgares.

— Ninguna vida había venido a nosotros para estas cosas— dijo, su voz por primera vez sonó algo triste—. El destino debe estar muy mal para que nos haga actuar a nosotros, así que creo que sí en esta vida no se cumple el destino, será la última.

— ¿Y... Qué vendrá después?

— Desapareces, desaparezco también, no habrá nada más, y la leyenda también muere porque no hay nadie que siga vivo para ello, es la verdadera muerte.

— ¿Qué debería hacer? — preguntó Mingyu por lo bajo.

— Hazle caso a tu lobo, él sabe qué hacer, siempre lo supo.

Our Last Days • meanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora