Capítulo 6

177 27 5
                                    

Son las 8:45 de la noche, y justo cae en mis manos el documento de petición de transferencia de Arizona Robbins. Lo firmo sin lugar a dudas, pero noto que falta la firma de Conti. Alguien toca la puerta, genial.
-Adelante.
-Buenas noches, jefa Bishop. Vengo a presentarme con usted antes de irme.
-¿Y usted es...?-pregunto con confusión a la rubia de ojos verdes frente a mi-
-Heather, soy su nueva asistente.-dice con una sonrisa profesional-
-¿Ahora tengo asistente?-mi vista vuelve a mis documentos en mano-
-Si, bueno, el señor Conti me dijo que usted aprobó el documento hace unos días. Realmente estoy en periodo de prueba, para saber si usted y yo nos adaptamos, si no, usted es libre de solicitar a alguien más.
-Oh, si, recuerdo el documento.-La verdad es que no recuerdo nada de eso, pero bueno, ella ya está aquí, y mucha falta si que me hace- ¿Y por qué vienes a presentarte hasta ahora? Ya es súper tarde. ¿A que hora acaba tu turno?
-Mi turno acaba a las 9, y vine hasta ahora porque quería terminar antes de organizarle algunos documentos, su agenda de esta semana y realizar un folder con sus pendientes más urgentes-deja varios folder y iPads sobre mi escritorio. Yo la miro bastante sorprendida-
-Bienvenida, Heather. Por lo que veo, será muy grato y eficiente trabajar contigo. -me levanto y le doy un apretón de manos súper rápido-
-Gracias, jefa Bishop. Cualquier cosa que necesite, estoy a su servicio.-dice con pleno profesionalismo.-Por cierto, en su nueva agenda-señala el iPad mas pequeño que ha dejado en mi escritorio- coloqué mi número en sus contactos.
-Gracias, Heather. Muy eficiente de tu parte. Ahora ya puedes irte, ya ha terminado tu turno.
-Faltan unos minutos realmente, aún puedo quedarme a hacer documentación o cualquier cosa que requiera.
-No hace falta. Mejor, ayúdame a llevarle este documento a Conti-le digo entregando el folder de Arizona en sus manos- Digitalízalo antes para tener el registro en la plataforma. Y te puedes ir.
-Gracias, jefa.
-A ti, y bienvenida.-le digo y sale rápido de mi oficina. Que asistente tan eficiente.-

Las horas pasan. Heather se va y yo sigo hundida en papeleo. 11:37. Tal vez sea hora de ir a casa. Comienzo a acomodar todo y vuelven a tocar la puerta. Que extraño, ya es muy noche. No creí que hubiera alguien todavía por aquí.
-Pase.-digo con algo de duda-

La puerta se abre y entra Carina Deluca con cara de pocos amigos.
-Deluca, ¿qué haces aquí?-pregunto con frialdad-
-Me quedé esperando ese espresso y nunca llegó, Maya.-se cruza de brazos y mi vista se dirige a ese suculento escote. Contrólate, Bishop. Me obligo a apartar la vista.-
-Apreciaría que recordara que dentro del lugar de trabajo me llame por mi título, señorita Deluca.
-¿Otra vez con eso, Maya? Creí que ya habíamos hablado y lo íbamos a intentar poco a poco.-No digo nada, termino de arreglar mis documentos y escritorio, tomo mis cosas y camino hacia la puerta- ¿Qué ha cambiado?-pregunta cuando estoy frente a ella-
-Lo que cambió fue que vi tu beso con Arizona.-le digo con la frente en alto y una fea punzada en el pecho. Salgo de la oficina.-Cierra cuando salgas.-digo sin más, tratando de controlar ese gran dolor en el pecho. Jamás me debí permitir que ella supiera lo que sentía y mucho menos tratar de intentar algo con ella. Gran error, Bishop, gran error.-

Al llegar a casa, dejo mis cosas en mi habitación y voy a la cocina. Me sirvo una copa de vino y me siento a revisar correos. No tengo ganas de dormir. Al contrario, tengo mucho que pensar y hacer. Después de media botella, le escribo a mi madre para que sepa que he llegado a salvo y estoy bien.
-Son las 2 de la mañana, ¿que haces despierta? ¿No acabas de llegar de Seattle?-pregunta Amelia medio adormilada con su pijama desacomodada-
-Llegué por la tarde. Perdón por despertarte. Vuelve a la cama. Estoy revisando unos correos.-digo firme con la vista en la pantalla-
-Oh, no, Bishop, ya me despertaste, no volveré a dormir, así que dime por qué te has acabado una botella de vino tu sola y qué es lo que te pasa. Pensé que te había ido bien en Seattle.
-Andy les contó.-Amelia asiente- Herrera, la voy a matar cuando vuelva por andar de chismosa.
-¿Y Deluca? Yo creería que ibas a llegar con ella.
-Está con Arizona.-digo con frialdad y regreso mi vista a mi iPad y a mi vino-
-Pero Andy dijo...
-Fue estupido siquiera pensarlo, Amelia. No funcionaría. -interrumpí-
-Pero...
-Nada, Amelia.-La interrumpo y le doy un sorbo a mi vino- No quiero hablar sobre eso.-se cruza de brazos-
-¿Puedo hacer algo por ti?-pregunta con notable preocupación, yo niego con la cabeza- ¿Al menos te puedo acompañar con otra botella de vino?
-Descorchala tú, que yo no creo poder hacerlo.-Amelia ríe y abre el vino-
_____________
A la mañana siguiente, llego al aeropuerto con una necesitada urgencia de consumir cafeína. Salí tan tarde de mi departamento, que no me dio tiempo de pasar por mi usual espresso. Al llegar a mi oficina, Heather me recibe.
-Antes de que digas algo, Heather, tráeme un espresso doble por favor.
-Buenos días, claro que si.-responde confundida.-
-Si se puede triple, mejor...-grito ya que va caminando muy rápido hacia la cafetería más cercana-

Volando Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora