Noche 1

133 14 2
                                    

¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo se sentía atraído hacia él? ¿Desde cuándo aquellos sueños comenzaron a torturarlo cada noche? ¿Desde cuándo ese deseo se convirtió en algo doloroso? ¿Desde cuándo empezó a mirarlo de esa forma? ¿Desde cuándo aquella desdicha se manifestaba al tenerlo cerca, al sentir su aroma, al pensar en él? ¿Desde cuándo las murallas entre los dos se levantaron para no sincerarse y decirle lo mucho que ansiaba que él lo amara?

Interrogantes similares invadían nuevamente el temple de Jason. Hacía un par de meses que no era capaz de pensar en otra cosa. Y aquella fría noche, no era la excepción. Su patrullaje decayó en su lista de prioridades mentales. Dónde se suponía debía estar su mente, ésta yacía ocupada en los momentos que compartía a diario con Timothy, y no en su importante labor como vigilante. Ahora miraba al vacío desde la cornisa permitiendo al viento congelarle las mejillas descubiertas. Visualizaba entre las lejanas luces urbanas el rostro sonriente de Tim mientras jugueteaba inconscientemente con su casco. Lo acariciaba entre sus dedos tontamente, distrayéndose con sus recuerdos.

Jason intentaba devolver su concentración a su trabajo, pero por más que lo intentara, siempre regresaba a sus imaginaciones. Con sólo recordar su sonrisa, su calidez, su gracia y su tierno manifestar, el renegado se perdía entre miles de ilusiones que llevaban como única constante, la compañía de quien alguna vez fue su remplazo.

Sin embargo, esas mismas ilusiones que le aceleraban el corazón y le calentaban el pecho, se volvían cruelmente tristezas y decepciones. Su emoción entonces, no duraba ni siquiera lo suficiente como para darle esperanza. Esa caída en la realidad lo golpeaba de frente al darse cuenta que Tim jamás le correspondería. ¿Por qué lo haría después de todo? En su propia opinión, Jason no era nadie que pudiera interesarle al menor. Tampoco tenía nada que él pudiera querer. Tim era demasiada pieza para él; no sólo refiriéndose a su inteligencia, a sus habilidades como detective o a su gracia al hacer cualquier cosa, sino a su noble y honorable temperamento, a su sentido común que a veces llegaba a ser ingenuo, así también a su terquedad pasiva que lo volvía irresistible, entre muchas otras cualidades que hacían perder la cabeza al renegado. No obstante, todo el amor que él sentía, iba solamente en una única dirección.

Por supuesto, en sus momentos más débiles, cuando ya no era capaz de soportar tantos hermosos sentimientos y suspiros, pensó infinidad de veces en confesarse, sin embargo, le temía más al rechazo y a las consecuencias de la incomodidad que eso pudiera conllevar, que a quedarse solo debido al ambiente raro que nacería entre los dos y que lo obligaría a cortar cualquier contacto con Timothy. Y si ese fuese el caso, preferiría refundir para siempre sus sentimientos que jamás volver a dirigirle la palabra. Lo quería mucho, de verdad estaba enamorado de él, eso no estaba discusión; así que en esos momentos, le bastaba con tenerlo cerca y disfrutar de su compañía.

Por supuesto, debido a su frágil anhelo e inocente ilusión, cada vez que lo veía le era imposible no imaginarlo ser cariñoso y recibir dulcemente sus tiernas atenciones. Quería abrazarlo y sentirse amado. Quería tocarlo y ser tocado. Quería escuchar su voz mientras su aliento rozaba su oído. Quería que le hiciera compañía en su cama y que mientras durmiera, quería percibir la temperatura de su protección. Pero así como sus ánimos pueriles arribaban a sus sentidos adormecidos por la imaginación, así de pronto, la verdadera naturaleza de las cosas lo abofeteaba duramente obligándolo a recordar quién era y lo que pretendía. Tim no estaba interesado, ni siquiera existía una mínima oportunidad de que el ojiazul detective le dedicara unos gramos de atención. Mucho menos pensar en sentir una sola vez sus labios o uno de sus abrazos. Cavilar eso volvió a deprimirlo. Le ocurrió lo mismo de siempre en su círculo de desamor. Se ilusionó y luego cayó de golpetazo sobre la tierra de la realidad y la desesperanza.

Más Allá de la Muerte (TimJay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora