Las travesuras de unos niños, pueden llegar a causar muchos problemas, como también cambiar por completo el destino.
El legado de la Casa Targaryen, afirmo que esto era cierto, cuando unos extraños sucesos azotaron su hogar y los hizo conocer...
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⋆ 𝑊𝑟𝑖𝑡𝑡𝑒𝑛 𝑏𝑦 𝑀𝑜𝑛𝑠𝑒 𝑇𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛
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Todos hemos escuchado hablar del destino, ¿No?
Lo vemos y escuchamos con temor, pues no sabemos que es lo que tiene preparado para nosotros. Si alguna enfermedad, accidente catastrófico, dolor, sufrimiento o, en el peor de los casos, la muerte. Tememos despertar un día y pensar, ¿Será este mi último día? ¿Será este el día en que todo tome sentido en mi vida? ¿Será este el día que finalmente logre encontrar el camino que siempre tanto desee?
Estos pensamientos fueron los que llevaron a Aegon I "El Conquistador" Targaryen, y sus dos hermanas Visenya y Rhaenys Targaryen, a tomar sus dragones y volar hasta Poniente. Aunque hubo unos que se resistieron, lograron su objetivo de unificar las tierras –a excepción de Dorne– para formar un Gran Reino, fuerte y rico en tierras. Desde allí, su descendencia creció, entre rebeliones, guerras, muertes y usurpaciones, pero creció y siguió esparciéndose. Hasta el Rey Jaehaerys I "El viejo Rey" Targaryen.
El viejo rey, como era llamado por el pueblo llano, sentía que le faltaba algo. Un destello de aventuras nunca antes obtenida. Algo que nadie antes hubiera observado. No quería una guerra o una rebelión, no, esas ya las había vivido, ¿Para qué vivirlas nuevamente? Deseaba una nueva aventura con risas, emociones, esperanza de un futuro prometedor, inolvidables para su vieja mente.
Allí fue cuando el destino se movió después de tanto tiempo detenido.
Se dice que en la Fortaleza Roja de King's Landing, por entre sus pasadizos y salidas, entre sus pasillos y habitaciones, se escondía perfectamente una puerta secreta a otro mundo. Nadie la había visto antes, nadie había entrado en ella. Se dice, que aquella puerta los llevaba a una aventura jamás antes vivida, con emociones que aceleraban el corazón y hacían al cerebro guardar cada momento como un tesoro. El rey Jaehaerys I descubrió esta puerta, y entró. Pero no iba solo, iba muy bien acompañado.
Sus nietos Viserys y Daemon Targaryen lo acompañaban, uno más emocionado que el otro. Uno de ellos no creía lo que su abuelo decía, pensaba que solo eran disparates de una persona vieja como el rey lo era. Mientras que el otro hermano, aquel que le encantaba escuchar de profecías e historias, esperaba ansioso a que aquella aventura iniciara.
