Las travesuras de unos niños, pueden llegar a causar muchos problemas, como también cambiar por completo el destino.
El legado de la Casa Targaryen, afirmo que esto era cierto, cuando unos extraños sucesos azotaron su hogar y los hizo conocer...
A L...
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Palabras: 1300
Comentarios míos: Alicent no está soportando que le digan señora. Disfruten, voten y comenten 😉😉
Narnia
Tiempo indeterminado
Alicent fue despertada por nieve cayendo a su rostro. Quien le lanzo aquella nieve, fue su hijo Aegon y Jace. Jamás antes la habían visto tan alarmada ante el castor parlanchín que a Rhaenyra le sorprendió el como protegió a Aegon e incluso, a Jace. Le causaba asombro, porque nunca antes Alicent se preocupó por la seguridad de su hijo a quien consideraba un "bastardo".
Si tan solo supiera...
Cassie y Lucy estaban sorprendidas por lo que el castor les estaba contando. El cómo en Narnia todos los animales hablaban. La nieve caía a su alrededor en pequeños copos que acariciaban su pieles y quedaban atrapados en sus pestañas. Sin embargo, la distracción que la mayor estaba dando a la menor, era solo para mantener la cabeza de Lucy ocupada en otras cosas magnificas y no en lo que el Sr. Castor, había dicho minutos atrás cuando le entrego el pañuelo.
Los ánimos de su hermana estaban por los suelos.
Al igual que los de ella.
Sus amigos estaban secuestrados por aquella persona desconocida para ella. Tenía miedo de que no los estuvieran tratando como se lo merecían, debían de estar pasando frio en una celda congelada con barrotes oxidados. Tal vez estarían con grilletes para evitar que escaparan. Rezaba para que se reencontraran sanos y salvos. No quería perderlos, tampoco quería que sus madres, Rhaenyra y Alicent, los perdieran.
El camino que estaban siguiendo atravesaba grandes rocas con algunas partes cubiertas por nieve, arboles congelados y la nieve, que entorpecía sus pasos. Tenía algo de frio, el abrigo no estaba calentándola como ella quería. Apenas sentía sus rodillas y los dedos de los pies. La nieve entraba por sus zapatos mojando sus pantis y calcetas. Sus dientes castañeaban al sentir los escalofríos que su espalda tenia.
—Mi media naranja puso agua a hervir. Una buena taza de té. —Eso sonaba bien. Un buen te calientito para su frio cuerpo.
Por el risco en el que se encontraban, podía verse una hermosa casita de castores. Estaba en el medio de lo que antes era un lago, cerca de esta estaba la represa que detenía el lago que ahora estaba congelado. Había luz en la casita y humo salía por una chimenea del techo. Era encantadora.
—Es encantadora —dijo Lucy, compartiendo su pensamiento.
Edmund bufo tras de ella, lo que la hizo fruncir el ceño.
