Las travesuras de unos niños, pueden llegar a causar muchos problemas, como también cambiar por completo el destino.
El legado de la Casa Targaryen, afirmo que esto era cierto, cuando unos extraños sucesos azotaron su hogar y los hizo conocer...
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Capítulo Uno: Escondites y La Frase.
Palabras: 2900
Advertencias: Atentado, inocencia infantil.
Comentarios míos: Holaaaa, ¿Cómo andan? Este primer cap es como "introductorio" a la vida de Cassandra Pevensie y de los Targaryen. So... Let's go!
Londres, 1940
House Pevensie
– ¡Cassie, no podrás esconderte de mí! –su corazón saltó nervioso.
Llevaba escondida bajo la cama desde hacía ya 15 minutos. Su hermano mayor era experto en hacerle cosquillas y ella era experta riendo a carcajadas. Lo que menos deseaba en ese momento, era ser encontrada por su mellizo buchón que solo la sacaba de quicio. Aun así lo amaba, y sabía que él también la amaba.
Cassandra Pevensie, era la niña risueña e inocente de entre todos los hermanos Pevensie. Con solo 10 años de edad, no entendía el concepto de enemigos, enemistades, maldad o crueldad. Todos eran buenos con todos, ¿Por qué pelearse si las cosas se podían arreglar con besos y abrazos? Era lo que su madre hacía cada vez que Peter y Edmund se peleaban.
Escucho los pasos de su hermano mayor subiendo las escaleras que daban a los dormitorios superiores de su hogar. Podía sentir su corazón latiendo desenfrenado, su respiración se volvió errática y cerró sus ojos mientras se encogía bajo la cama, a la espera de su sentencia de cosquillas. Las odiaba, el sentimiento de ahogarse al no poder respirar bien, la hacía llorar de frustración y siempre terminaba con su madre ayudándola a respirar correctamente, y con su hermano mayor arrepentido disculpándose una y otra vez.
– Cass, ¿Acaso te escondiste en el closet? –estaba dentro del cuarto. No podía ser. Abrió uno de sus ojos y lo encontró de espaldas a la cama– ¡Bu! –su closet se abrió con fuerza, indicando que su hermano lo había abierto. Dio un ligero saltito, golpeando su cabeza con los palos que sostenían su cama–. Mmh, ¿Dónde estará esta pequeña saltarina?
Observó cómo se movía hasta su casita de muñecas, por lo que comenzó a moverse para salir de la cama. Sin embargo, pateo un juguete que sonó contra la pared. Suspiro con pesadumbre.
– ¡Te tengo pequeña! –Peter la atrapo en su escape.
