𝐓𝐡𝐞 𝐥𝐚𝐬𝐭 𝐜𝐡𝐚𝐧𝐜𝐞 • TOMORROW BY TOGETHER

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Out Control
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Estaba sentado en mi habitación, contemplando la fotografía de Jeliel que colgaba en mi pared. Tenía una sonrisa en mi rostro. Pensé en todo lo que hemos compartido juntos, y en cómo me gustaría celebrar el éxito de Jeliel. ¿Qué mejor forma de celebrar que con una cita romántica?

Decidí que lo invitaría a cenar, a algún lugar especial. Algo donde pudiéramos charlar y disfrutar de la compañía mutua. Pensé en un lugar romántico, un restaurante exclusivo y elegante. Un lugar donde podríamos sentarnos juntos, hablar y reírnos. De pronto, se me ocurrió una idea genial. ¿Y si lo invito a un restaurante?

Salí de mi habitación y me acerqué a él, estaba en la sala viendo su teléfono.

-Jeliel, me gustaría invitarte a una cena especial, para celebrar tu solo -, dije, mientras sonreía. - Podríamos ir a un restaurante privado que conozco.

Esperaba que me diera su consentimiento, y sentí que se me aceleraba el corazón mientras esperaba su respuesta. ¿Aceptaría mi invitación?

Jeliel me miró, y pareció pensar en la propuesta por un momento. Por fin, me sonrió, y asintió. - Me encantaría acompañarte.- dijo.

Me alegré tanto de haber hecho la invitación, y sentí que había sido una excelente idea.

Empecé a hacer los preparativos para la cita. Quería que fuera perfecta, porque Jeliel se lo merecía. Compré una preciosa flor roja, que colocaría en la mesa, junto con un vino caro y delicioso. Tenía la esperanza de que Jeliel la pasara bien, y disfrutara de todo lo que le preparé. Pero ¿realmente estaría a la altura de sus expectativas?

En la noche , me sentía un poco nervioso, pero intenté mantener la calma. Llegué al restaurante con mucha anticipación, y pedí que prepararan nuestra mesa. Cuando Jeliel llegó, me sentí muy contento. Estaba muy guapo, y vestía una camisa elegante y una corbata fina. Se veía muy bien, y sentí una oleada de emoción.

Le presenté una flor roja y el brillo en sus ojos se hizo más intenso. Tomó la flor, y me dio las gracias con una sonrisa. El restaurante tenía un ambiente romántico, y podíamos sentarnos en una mesa especial, aislada y con una vista hermosa. Durante la cena, hablamos de muchas cosas, y el tiempo pasó volando.

Cuando acabamos de comer, la conversación se volvió más íntima, más cálida. No quería que la noche terminara nunca, y sentía que el tiempo pasaba demasiado rápido. Cuando se nos acabó el tiempo, salimos del restaurante, y había una luz suave y dorada en el exterior. Se había puesto una noche preciosa, y sentí que todo era perfecto.

Mientras paseábamos bajo la luz de la luna, de repente vimos a Yeonjun, que estaba esperándonos junto a la entrada. Parecía molesto, y se acercó a nosotros con paso decidido.

- ¿Qué estás haciendo?-, preguntó, en un tono de voz duro y desafiante.

- Yeonjun, no es lo que piensas -, dije, y le miré con seriedad. - Estamos solo pasando un rato agradable, y no hay nada más que eso.

Yeonjun no se mostró convencido, y me miró con desconfianza. - No me creo nada de lo que digas-, dijo, y su expresión se volvió más dura.

- Yeonjun, no te enfades sin razón-, dijo Jeliel, y se interpuso entre Yeonjun y yo.

- No estamos haciendo nada malo, solo estamos hablando.