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Miré mi reflejo en el espejo de cuerpo entero del baño. Llevaba solo un bóxer fino, consciente ahora más que nunca de lo mucho que mi cuerpo carecía de la definición que Jimin y muchos de los otros hombres tenían.

Estaba pálido, como resultado de pasar mis días y noches estudiando en lugar de salir a jugar deportes o ir a la playa durante un día soleado, y más delgado de lo que me gustaría, lo que se derivaba de ser un imbécil.

Había dos cosas a mí favor en ese momento: uno, estaba oscuro, así que mis defectos no estarían exactamente bajo el microscopio o las luces deslumbrantes, y dos, los shots estaban comenzando a hacer efecto, entorpeciendo mis pensamientos autoconscientes.

No tienes que hacer nada, me recordé a mí mismo. Bueno, a menos que quieras. Demonios, tal vez me gustaría. Pensé en la última vez que eche un polvo, y cuando me di cuenta de cuántos meses habían pasado me prometí no dejarle saber esa información a Jimin. El bastardo nunca me dejaría olvidarlo.

Enderezando los hombros, me di una última vuelta y me puse la ropa bajo el brazo, tratando de no pensar en lo ridículo que me veía. ¿Llevó mis cosas? ¿Tienen casilleros? ¿Cómo funciona todo esto? Elegí preocuparme en eso en lugar de centrarme en cómo iba a bajar y...

Para. Para. Jesús. Empujé la puerta y rápidamente caminé hacia la escalera al otro lado del pasillo, pero antes de que pudiera bajar, un guardia de seguridad me cerró el paso.

-Me temo que necesito que vengas conmigo -dijo.

Frunciendo el ceño, dije:

-En realidad, tengo que bajar para encontrarme con un amigo
mío...

-Eso no será posible. Tu tiempo en la guarida de Kim ha terminado. Ahora, si me sigues...

Cuando el guardia me asió del brazo, traté de alejarme, pero su agarre era firme e inflexible.

-Mira, creo que tienes al tipo equivocado -dije, sin dejar de luchar- No he hecho nada. -Absoluta y literalmente nada.

Pero él no estaba escuchando mientras me arrastraba a través de la sala, de regreso por donde yo había venido. ¿Qué diablos está pasando? ¿Por qué me echan? ¿Ese tipo King hizo algo?

-¿Por lo menos me puedo volver a poner la ropa primero? -dije mientras comenzábamos a subir la escalera que conducía al primer nivel del club.

Pero el guardia se mantuvo exasperantemente silencioso, arrastrándome como si yo no fuera más que un títere.

Mierda, Jimin estaría tan enojado. Pensaría que me fui a propósito.

En lugar de salir al primer nivel como esperaba, el guardia giró bruscamente a la derecha, empujando una puerta que ni siquiera había notado que estaba allí. El estrecho pasillo estaba completamente oscuro, y de repente, mi adrenalina se disparó. Ahí estaba yo, en un extraño club con un hombre extraño que me obligaba a pasar por un extraño camino de regreso a... ¿dónde? No tenía un buen presentimiento sobre lo que fuera. Mi corazón comenzó a latir demasiado y mi aliento salió en ráfagas rápidas. De alguna manera, encontré mi voz.

-¿Podrías decirme qué sucede aquí y adónde me llevas?

Como era de esperar, no se molestó en responder a eso, pero antes de que pudiera hablar de nuevo, él empujó a través de otra puerta, y solo así, estaba de vuelta en el pequeño vestíbulo donde había comenzado toda esta loca noche.

Parpadeé, miré al hombre detrás del escritorio, el que había tomado nuestras pertenencias personales, y él entrecerró los ojos hacia mí, probablemente preguntándose qué había hecho para conseguir que me sacaran sin ceremonias. A mi también me encantaría saberlo.

Retorcido [Vhope] (Finalizada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora