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Soplé mi té, a pesar de que se había enfriado un poco, y tomé otro pequeño sorbo mientras estaba sentado acurrucado en el sofá de Jimin. No solía ser un fanático del té, pero la miel y el limón calmaron mi garganta, y como Jimin había insistido, lo estaba forzando a bajar.

Mirando hacia donde mi amigo estaba ocupado preparando una fuente de comida en la cocina, agarrando al menos uno de los recipientes que Charlemagne tenía surtidos para él y los amigos que pasaban por allí, sentí una punzada de culpabilidad. Cuando Jimin abrió la puerta para verme de pie en su porche, la expresión de su rostro mientras sus ojos se fijaban en lo que ahora me di cuenta era una raya roja en mi cuello era una que nunca olvidaré. E incluso ahora, mientras caminaba por la cocina, había pánico y preocupación en toda su cara. Odiaba poner esas emociones allí, que incluso tuviera que preocuparse por mí. Nada de lo que dije lo convenció de que lo que había pasado entre Tae y yo fue consensual, especialmente no cuando se enteró del cinturón. Asfixia erótica, lo había llamado. Una forma de ‘juegos extremos’ que era peligrosa y que incluso alguien tan autocontrolado como Tae nunca debería intentar, ya que podría causar daño cerebral o incluso la muerte.

Ese poco de conocimiento me había conmocionado un poco, pero confiaba en que Tae sabía lo que estaba haciendo, e incluso ahora, sabía que no lo había hecho a propósito. Fue un accidente. Estaba bien, y no volvería a suceder.

Sí, mucha suerte contándole a Jimin eso, pensé, mientras él sacaba la enorme fuente de comida y la ponía en la mesa de café frente a mí.

Como si pudiera decir dónde estaban mis pensamientos, dijo:

—¿Te ha contactado?

Eché un vistazo al teléfono que descansaba junto a la bandeja y sacudí la cabeza.

—No, no desde la última vez que preguntaste hace cinco minutos.

—Bien. —Agarró un ala de pollo y se dejó caer en el sofá junto a mí.

Cuando no me moví, señaló la comida con el pollo.

— Necesitas comer.

—Estoy terminando mi té.

—Y te tomó diez años hacer eso. Estará frío cuando hayas terminado.

Solté un suspiro y tomé un par de tragos de la bebida para apaciguarlo, y luego lo puse en su platillo. Después de examinar la mezcla heterogénea de artículos amontonados en la bandeja de plata, tomé un sándwich triangular y di un mordisco. Ensalada de huevo casera. Sabroso.

—¿Feliz ahora? —pregunté, cuando había consumido todo el asunto.

—Estaría más feliz si me dejaras llamar a la policía.

—Jimin, no llamaras a la jodida policía. No seas estúpido.

—¿Cómo estoy siendo estúpido? Te ahogaste hasta la inconsciencia, Hoseok. Eso es estrangulamiento ¿Entiendes lo peligroso que fue?

—Le dije que lo hiciera —le dije, mis defensas volvían a levantarse— No lo hubiera hecho si no hubiera dado el visto bueno.

—No cambies esto y hagas que sea tu culpa. No hagas eso.

—Es tan culpa mía como lo es de él.

—Pero la diferencia es que él lo sabe mejor. Ni siquiera puedo creer que alguien como Taehyung hiciera algo así. Él se aprovechó de ti. No me des tonterías sobre que le dijiste que lo querías, porque él sabe que no estás en ese mundo. Él sabe que no tienes ni puta idea de nada de esta mierda que intenta contigo, y lo que es peor, ¿ahora lo estás defendiendo? Te tiene tan retorcido, haciéndote pensar que tienes el poder cuando lo tiene todo el tiempo.

Retorcido [Vhope] (Finalizada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora