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Valentín no era tan idiota como para no haceptar que el castigo que estaba recibiendo no se lo merecía, porque estaba claro que se lo había buscado, pero sí le parecía un poco excesivo, es decir, no había lastimado a nadie y tampoco fue para tanto.

La realidad era que su pellejo fue salvado de parar en el correccional de menores tan solo por alteración y destrucción pública, y sí se sentía como un tonto por haberse dejado atrapar pero ahora no había de otra que enfrentar las consecuencias de sus actos.

Por supuesto que sus padres intervinieron pero Valentín realmente no esperaba que sus padres obtengan un agradecimiento de su parte, después de todo fueron ellos los que escogieron el castigo, en una correccional o ayudando en un loquero como si fuera una mejor opción.

Estaba en libertad condicional con unas putas 5000 horas obligatorias de trabajo comunitario, cuando lo escucho le hizo gracia y se imaginaba limpiando los parques de basura y ayudando a una viejita a cruzar la calle o cosas absurdas como esas no esperaba que lo obligarán a trabajar en un loquero particular muy popular fuera de la ciudad en las montañas.

Seguro era una maldita broma.

En especial porque sus horas de trabajo se reducían a solo cinco horas de trabajo al día, a ese paso llegaría a los 80 años y aún tendría mil horas de trabajo comunitario por cumplir.

Valentín estaba molesto así que cuando su padre y los encargados de ver qué esté cumpliendo con su servicio social llegaron para llevarlo al Hospital Psiquiátrico, a Valentín le dió ganas de saltar de su balcón y matarse ahí mismo.

Entro al coche en completo silencio, recién había discutido con Manuel su hermano mayor que lo seguía sermoneando sobre aprender a comportarse y cosas por el estilo esperando que con esta experiencia tenga un buen escarmiento pero Valentín era un alma libre y nunca se sintió atado por las absurdas reglas de la sociedad así que ahí estaba en el asiento tracero de aquella patrulla con el semblante serio, no hablo en todo el camino aunque su padre trato de asegurarse de que se comportaría bien y que obedecería.

El hospital psiquiátrico estaba en lo que antiguamente fue la casona de un tipo realmente rico, cuando el hombre falleció no dejó herencia así que el gobierno se hizo con su casona y todas las cosas de valor dentro de la propiedad, era una casona increíblemente hermosa tenía que admitir, un enorme muro lo separaba de la carretera, a Valentín le pareció curioso ver esos carteles en la carretera que alertaba a los conductores sobre posibles escapes de pasientes psiquiátricos en esa sona. Cuando llegaron abrieron la enorme reja para dejar pasar el vehículo, dentro de la propiedad había un jardín frontal amplio lleno de vegetación, a Valentín le llamo la atención que habían algunos pacientes esparcidos por ahí siendo vigilados por enfermeros, los distinguió por el uniforme que el mismo Valentín estaba usando, al llegar bajaron del auto y las autoridades lo guiaron dentro pero antes de entrar a la casona se detuvieron porque había un paciente sentado en los escalones de la entrada, tenía el cabello rizado y una sonrisa peculiar.

Estaba mirando a Valentín muy atentamente y a Valentín le pareció muy extraño porque el chico se veía normal, como cualquiera, hasta tenía una sonrisa bonita, se veía joven al menos unos cuatro o cinco años más joven que él y eso que Valentín solo tenía 16 años.

Y de pronto el chico se levantó y corrió hacía Valentín estampando lo en un fuerte abrazo de oso que casi lo tira al piso por lo repentino que fué, los brazos del chico rodeaban los suyos y su rostro estaba en su pecho, pudo ver cómo tomaba una honda inhalación, el chico era más bajito que él pero no lo soltaba y Valentín no se podía liberar del abrazo, claro que los demás que lo acompañaban se quedaron quietos sin saber que hacer, hasta que escucho las voces de dos personas llamando al chico.

Un par de enfermeros se hacercaban corriendo llamándolo por su nombre "Mateo" "Mateo ven aquí" "Mateo suelta al chico" decían, un enfermero tomo al chico que ahora Valentín sabía se llamaba Mateo y lo intento quitar, después de un pequeño forcejeo lograron quitarle al tal Mateo de encima, Valentín se quedó confundido por todo lo extraño en esa situación pero casi está seguro que escucho al chico susurrar algo, no está seguro entre todo el caos pero le pareció que dijo "carne fresca" y antes de separarse se miraron a los ojos mientras el contrario tenía una enorme sonrisa en su rostro.

Ambos enfermos se llevaron al chico quien tuvo el descaro de decir un "nos vemos luego" antes de que lo metieran en la casona a la fuerza.

Su padre le pregunto si estaba bien, visiblemente preocupado pero Valentín solo asintió con la cabeza mientras procesaba lo que acababa de ocurrir y aún extrañado por lo acontecido, junto a los demás entró a la casona, una vez ahí lo guiaron con el encargado del lugar.

Una vez en la oficina del sujeto Valentin aprendió un par de cosas, el tipo encargado se llamaba Gastón Sebastián Serrano y pase a ser un tipo de apariencia severa era un tipo bastante agradable, se presentó con el y le explicó en lo que consistiría su trabajo dejándole claro a Valentín que él no sería enfermero no se ocuparía de cosas médicas con los pasientes, el rol que Valentín tenía que desempeñar sería de "camillero" que en términos faciles se trataba de ayudante de enfermería, ayudaría a vigilar a los pasientes y si era necesario ayudar a los enfermeros a controlarlos.

No era algo difícil pero tampoco le agradó que tenga que usar la fuerza en contra de un pasiente mental, Gastón le explicó que en ocasiones no había opción porque algunos pasientes eran peligrosos para si mismos y el resto de la gente, Valentín lo entendió pero no parecía de acuerdo de todas formas.

Gastón llamó a otro chico para que  ayudará a Valentín a familiarizarse con sus tareas y le explicará las reglas y esas cosas.

También Valentín supo que algunos de los camilleros también estaban ahí como castigo a actos delictivos menores como era el caso del chico que ayudaría a Valentín.

Su nombre era Daniel y era un tipo de baja estatura, bastante mal hunorado y callado la mayor parte del tiempo pero igual era un tipo piola, Valentín y él se llevaron bien bastante rápido así como también aprendió rápidamente que camillero solo era una forma elegante para decir empleado de limpieza porque la gran mayoría de sus tareas consistían en limpiar el desorden que generaban los pacientes mentales.

Su estadía en aquel lugar sería un verdadero infierno estaba seguro de ello.

Sanatorio mentalWhere stories live. Discover now