Ella era una heroína en busca de afecto masculino, él era un villano que necesitaba cumplir una misión personal que necesitaba de una mujer para "crear una familia". No obstante, cada uno tenía un secreto que debía mantenerse oculto para cumplir sus...
Otro día, otra moneda, otro día sin ver a Chisaki-kun. ¿Por qué me siento así ahora y no hace 10 años cuando era adolescente? Me siento vieja, aunque tenga 27 años. En otros lugares tienen la creencia que las mujeres solteras de mi edad son espías de potencias extranjeras.
Aunque técnicamente sí lo soy, pero no soy extranjera ni estoy en un país desconocido. De todos modos, lo que dijo Keigo-kun es verdad, nosotros no podemos encariñarnos con otras personas. Soy alguien que ama y respeta mucho su trabajo como heroína, pero ¿por qué me siento mal al pensar en apartar a Chisaki-kun de mi vida?
Apenas nos estamos conociendo, no debería dolerme mucho hacerlo a un lado si somos a duras penas amigos. Pero, mi corazón se siente extraño porque en mi mente recuerdo las dos veces que nos hemos visto. Aunque pareciera un hombre con un temple muy seguro de sí mismo, es alguien con el que puedes sentirte cómoda.
— Kaina-senpai, ¿con quién hablas? -esa voz conocida significa que terminó mi soliloquio-.
— Conmigo misma, Keigo-kun. -le dije mientras terminaba de acomodar mi abrigo porque ya es la hora de salida-.
— ¿Pensando en tu novio, verdad? -odio cuando sonríes como idiota para fastidiarme-.
— Baka...
— ¿Pero tengo razón?
— Hai, tienes razón. Es que quiero verlo otra vez. -puse mi mano en mi barbilla, me da pena que vea que me volví a sonrojar-.
— ¿No hablas seguido con él? Además se supone que se ven en ese puesto de carne saliendo de aquí a estas horas. -él tiene un punto-.
— No lo he visto en esta semana y casi nunca se conecta en el día. De seguro está muy ocupado en el laboratorio clínico donde trabaja. Aparte... -mi teléfono sonó y cuando vi la pantalla sonreí-.
— Hablando del rey de Roma...
— Moshi moshi, ¿Chisaki-kun?
— Tsutsumi-san, konichiwa. ¿Cómo estás?
— Bien, muchas gracias. Voy a marcar tarjeta para salir del trabajo. ¿A qué debo el honor de tu llamada? -le dije mientras mis mejillas se sentían calientes-.
— Dile que sea tu novio... -Keigo empezó a molestar otra vez-.
— Pues, como hace un tiempo no nos vemos. ¿Te parece una cita en mi casa? -no puede ser, no puede ser, no puede ser, quiere que vaya a donde él vive-.
— ¿Hablas... en serio? ¿Quieres... que yo vaya a tu casa?-volteé a ver a Keigo y estaba aguantándose la risa, ¿será que llegamos a ese nivel de confianza?-.
— Te la van a poner, senpai, je je je.
— Urusei, Keigo-kun. -le pedí entre dientes que se callara-.
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