Mi amor y mi corazón

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CAPITULO FINAL

MI AMOR Y MI CORAZÓN




Tres años más tarde.

Nicolás observó con una sonrisa la hermosa pluma negra que su amada Diana le regaló. Hoy era un día frío, sorprendentemente disfrutaba de días así, incluso admirada cuando la lluvia caía. También trajo consigo el gorro tejido también fue un obsequio de Diana, así estaría más protegido del clima. Nicolás abrió el segundo cajón de su escritorio, buscando aquella caja negra.

Apretó los labios al abrir la caja, agarró el anillo de matrimonio. No tenía ninguna duda sobre el amor que siente, y estaba seguro de lo que estaba por proponerle.

Otra sonrisa se formó en sus labios al sostener entre sus dedos el anillo. Al volverlo a poner en su lugar recibió una llamada de Antonio.

—Antonio, ¿A qué se debe tu llamada? ya tengo todo listo, no necesito ayuda.

—Nicolás, es Diana...

Podía oír el pánico en su voz.

—¿Qué pasa con ella? —dejó caer el bolígrafo encima de los documentos.

—Está en el hospital. Venía en su carro y tuvo un accidente, y está grave, tienes que venir antes de... Tienes que venir. —su voz se apagó, tal parece que le costaba hablar.

—Antonio, no me hagas bromas.

—¿Alguna vez te hice una broma? No digas tonterías —intento hablar con más claridad —. No lo es, Nicolás, jamás jugaría con algo así, se trata de mi hermana joder, mejor ven rápido.

Nicolás colgó después de escuchar la dirección del hospital. No movió absolutamente nada de su escritorio, ni siquiera sé molestó en ponerse su abrigo, ante la desesperación arrojó el gorro encima de la silla.

Salió con mucha prisa de la oficina, los empleados intercambiaron miradas al no entender su repentino comportamiento.

—¿Nicolás? —gritó Javier al verlo salir corriendo y lo persiguió algo estaba mal, de lo contrario jamás se iría de esa manera. Lo alcanzó en el estacionamiento y tras detenerlo subió al copiloto con dificultad.

Nicolás condujo como loco. Javier intentó hacerlo entrar en razón, pero solo consiguió que lo callara de formas no muy amables, estaba desesperado y quería llegar lo más rápido posible al hospital.

Durante el eterno viaje se imaginó varias escenarios trágicos, y en cada uno de ellos la perdía para siempre. El tráfico los detuvo y Nicolás no lo soporto más, sentía como el corazón casi se le salía por la boca, inhaló y exhaló, pero le era imposible quedarse sentado esperando a que los demás automóviles avanzaran.

—Ya no puedo más, me iré corriendo, estamos solo a dos cuadras, no puedo perder el tiempo.

—¿Estás loco? Detente —Javier lo agarró del brazo y con un movimiento brusco Nicolás se alejó.

—¡Déjame! — le gritó —, necesito llegar. ¡No puedo perderla!

—¡Nico! ¡Nicolás!

Nicolás ni siquiera se había abrochado el cinturón de seguridad y con facilidad se bajó del carro dejándolo entre abierto.

Corrió entre los automóviles detenidos en el tráfico. Corrió y corrió con todas sus fuerzas por la banqueta, las personas se quitaban del camino y lo veían confundidos, sus piernas no perdieron fortaleza. Todo lo que él quería, era llegar, temía que si llegaba un segundo tarde se encontraría con una escena que implora no tener que pasar.

Por siempre mi amor y mi corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora