4: Viejas Heridas.

122 9 5
                                    

Está claro que, sin importar qué, el capítulo cuatro siempre será un tributo a nuestro número favorito. De paso un pequeño homenaje para cerrar el día del padre de ayer.

Disfrútenlo <4

Tobias.

-Y Alice no deja de hablar de una chica con la que está saliendo ahora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Y Alice no deja de hablar de una chica con la que está saliendo ahora. Me tiene un poco mareada pero ya la conoces.

Me quedo quieto, casi estático, viendo a mi hermana menor hablarle a... bueno, a un trozo de piedra con el nombre de nuestra madre.

Evelyn Johnson. (A)
Amada madre, abuela y amiga.

-Bien, ahora es tu turno. - anima, sonriendo.

Reachele insiste en venir a este lugar todos los meses. Algo en este parque de tumbas me parece innecesariamente extraño, pero con los años aprendí que las personas necesitan de esto. Algunos necesitan una religión, otros sus propias creencias, algunos a recuerdos, otros a más personas. Todos necesitamos aferrarnos a algo.

-Hm... Alex y Lindsay están bien. Ya sabes, lo de siempre. Eh... comenzaron su último año en los Niveles Superiores, y... Tommy es Tommy. Violet sigue siendo una niña feliz. O eso me parece. Tris está bien.

-Mírate, ya te superaste desde la última vez.

Ruedo los ojos. Reachele aprovecha de reírse.

-Sabes lo que opino de esto.

-Lo sé. Aprecio que vengas, siempre pienso que un día dejarás de hacerlo.

-Está claro que no, ustedes son mi familia.

Aunque no sé si mamá está aquí realmente. He estado mucho tiempo intentando decidir si creo en eso de la vida después de la muerte. Si los seres humanos vamos por ahí vagando después de morir, entonces ¿cuál es el punto de todo?

-Supe lo de Marcus. - me suelta de pronto.

Oír su nombre sigue siendo un golpe en la cara, incluso después de tanto tiempo. Me pongo incómodo en seguida, físicamente incómodo.

-¿Quién te lo dijo?

-Mi amiga Fátima trabaja en la penitenciaria. Ella me lo informó.

Tiene sentido.

-¿Por qué no me lo has dicho?

-Para ser justos -me remuevo un poco incómodo-, no se lo he dicho a nadie.

Esto parece inconcebible para mi hermana. Sus ojos se abren como platos.

-Tobias, ¿por qué demonios te guardarías algo así?

-¿Por qué querrías saberlo de todas formas? Tú no le debes nada a ese hombre.

-Y tú tampoco.

-Ya. - le doy un vistazo a la tumba, no sé por qué. -Alguien tiene que responder las notificaciones que llegan sobre él.

El Legado: Amor Antes que Facción II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora