• Catorce •

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Luego de darme una relajante ducha para tratar de calmar mis nervios, cepillo mis dientes y me pongo la ropa que ya había organizado, y recojo mi cabello en una coleta alta.

Tomó una respiración profunda al verme al espejo de cuerpo completo. Siento que en cualquier momento me voy a desmayar... Me apoyo contra la pared cuando un fuerte mareo llega.

Mierda, no debería saltarme las comidas.

La puerta de mi habitación se abre y entra mí novio. Que puede que en unos minutos deje de ser mi novio. En sus manos traía una bolsa y dos vasos con frappé

-¿Cariño, estás bien?, Te ves pálida.- preguntó preocupado al acercarse rápidamente a mí.

-Si, estoy bien- murmuré. Con su ayuda a pasos lentos me acerqué a la cama y me senté en ella. Me sentía demasiado débil y mi cuerpo amenazaba con caerse al suelo en cualquier momento.

-Lo mejor es que comas algo- ordenó él al sentarse a mi lado. Puso los frappé en la mesa de noche, abrió la bolsa que tenía en sus manos y sacó una galleta con chispas de chocolate, me la tendió y yo la tomé. Traté de llevarla a mi boca pero mi mano cayó sobre mi piernas sin fuerza.

¿Por qué me siento tan débil?

Aleksander toma uno de los frappé, acercó el vaso a la altura de mi boca y me permitió beber un poco. El sabor dulce y frío lleno mi paladar, pronto me sentí con un poco más de energía, así que cuando intenté darle un mordisco a la galleta, esta vez lo hice con éxito.

-¿Mucho mejor?- preguntó y yo asentí

-Gracias- Murmuré.

Ambos comimos en silenció nuestro desayuno. Él está atento en todo momento y me da de comer en la boca como si fuera un bebé. Me hace sentir un poco tonta por no ser capaz de comer por mi misma; pero me siento segura y amada por su gesto.

Al terminar de comer, él limpió mi boca con delicadeza. Me dió un pequeño beso en los labios antes de sonreirme, le sonreí de vuelta y pronto tomé una profunda respiración antes de empezar a relatar mi historia.

-Siempre creí que tenía la vida perfecta. Familia perfecta. Esposo perfecto. El sueño de cualquier mujer...

>>>Cuando tenía quince años conocí a un chico, su nombre es Esteban. Mi madre, una noche, lo invitó a cenar junto con el padre del chico. Debo admitir que al principio no me agradó mucho porque era muy entrometido, siempre quería estar conmigo y no con mis hermanos. Y de cierta manera me molestaba porque siempre fuí una chica solitaria. Me gusta estar sola, rodeada de música y estudiar. Solo yo en mi mundo.

>>>Pasaron meses en los cuales Esteban empezó a conquistarme. Salidas al cine, salidas a comer helado o incluso me llevaba flores, todo era bonito... Con el tiempo me enamoré de él, estuvimos poco tiempo de novios cuando él me propuso matrimonio. En mi familia era muy normal contraer matrimonio a temprana edad. Más si la familia del hombre tenía dinero.

>>>Mi padre y mis hermanos no estuvieron muy de acuerdo, pero mi madre... Ella estaba maravillada por la noticia.
La boda se llevó a cabo dos meses después, todo estuvo bien hasta que quedé embarazada. Solo tenía diecisiete años recién cumplidos, mis miedos se desataron porque no quería tener hijos aún. Primero quería ser alguien profesional y con el tiempo tener hijos.

CataniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora