Carlos Sainz había llegado a Mónaco en busca de una distracción, una forma de llenar el vacío que sentía en su corazón roto. En una noche lujuriosa y desenfrenada, esperaba encontrar el olvido temporal que tanto anhelaba. Sin embargo, lo que encontr...
"lo nuestro es amistoso, pero si tú quieres cuando sea soy tu esposo"
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Carlos Sainz
—Ese sofá te va a consumir vivo. —Habló el inglés frente a mi.
Rodé mis ojos e ignoré a Lando. Mordí mis labios al ver la repetición de la carrera en Mónaco. Al verla a ella.
El inglés pasó frente a mi a paso decidido cerrando mi computadora y apagando el televisor. Iba a reclamarle, pero Lando alzó la mano en señal de que guardara silencio.
—Llevas una semana así, Carlos. Suficiente. Vas a salir de aquí. —Demandó.
—No tengo ganas de hacerlo; no quiero hacerlo. —Dije frunciendo mi ceño.
—Por suerte no te pregunte qué querías, Carlos. —Dijo tirando una camisa blanca a mi rostro. —Cámbiate.
—Lando, en verdad...
El ingles me interrumpió. —¿En verdad que? Carlos, el mundo sigue girando. Nada en esta vida se va a detener por un mal de amor.
Me quede callado. Por primera vez había escuchado algo coherente salir de la boca del piloto de McLaren.
Vi de mala manera a Lando. Joder, lo que me faltaba. Di un suspiro al notar su postura decidida, no tenía ganas de discutir y sabía que el inglés no dejaría de insistir hasta lograr su cometido.
Me levante sin remediar palabras y le di la espalda a Lando, pero pude jurar que tenía una sonrisa triunfante en sus labios. Minutos después había salido de mi habitación con una camisa blanca y pantalones negros formales.
Luego de eso lo único que recuerdo es llegar a un bar de Mónaco, perderme en el alcohol y música a mi alrededor.
PRESENTE
—La acta es totalmente válida. —Dijo el hombre de traje repasando el documento.
Me removí en mi lugar al ver a la italiana frente a mi contando hasta 10 para lograr mantener la calma. Gabriela, la agente de Mara, se toco el puente de la nariz negando suavemente.
—Hicieron esto estando ebrios ¿No debería ser fácil de anularse? —Pregunto la pelirroja.
El abogado hizo una mueca. —Seré directo; ambos dieron su consentimiento con sus firmas incluidas aclarando que a pesar de su estado, estaban de acuerdo. No va a ser fácil de revocar.
