Capítulo 10: Aprendiz en Forest

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Beck y Brandon saltaron de su cama cuando el sonido de un cuerno retumbó por toda la aldea, despertando a todo el mundo. Brandon cayó de la cama y Beck se golpeó con la de arriba, por levantarse tan bruscamente.

—¿Qué coño...? —dijo sobándose la cabeza.

—Buenos días —los saludó Scaters, entrando sin llamar—. Qué bien, ya estáis despiertos.

—E infartados también —replicó Brandon, levantándose del suelo.

Scaters lo miró de arriba abajo.

—Aunque me gusten las vistas, mejor ponte algo más para desayunar. —Brandon se sobresaltó al recordar que iba sin camiseta—. Tenéis diez minutos. Deprisita.

Brandon y Beck se miraron con desconcierto cuando el elfo salió de la tienda.

—Primer día en Forest, allá vamos —dijo Beck.

—¿Sobreviviremos al primer día?

—Tú no, si sigues recibiendo a esos elfos sin camiseta. Te comerán vivo, hermano.

Brandon se sonrojó.

—Aquí hace calor. No esperaba que entrasen tan bruscamente.

Beck se echó a reír.

—Vístete. No creo que Milory sea muy agradable si llego tarde el primer día.

Brandon resopló, nervioso.

—Qué el ángel nos ayude.

—Amén.

El comienzo del día fue tan ajetreado como esperaban. Un despertar abrupto y un desayuno rápido. Scaters les explicó los horarios de la semana, le indicó a Beck dónde encontrar a Milory, y acompañó a Brandon a la tienda de enfermería, donde se encontraba Norris.

—Brandon, pasa —dijo el anciano al verlos—. Gracias por traerlo, Scaters.

—De nada. —Miró a Brandon con una sonrisita coqueta—. Suerte, guapo. Nos vemos en la cena.

—¿Eh? Oh, claro. Adiós. ¿Supongo?

Norris se rio.

—Qué no te asusten los coqueteos, —Se sentó en una silla—, aquí son todos así. Siéntete.

Brandon se veía muy nervioso, no dejaba de retorcer la correa de su bandolera. Se acomodó en una silla frente al elfo.

—Gracias. Déjeme decirle que es un honor poder aprender de usted.

Norris se rio, enternecido.

—Tienes pinta de ser de esos que me ha investigado.

—Lo intenté, pero no encontré nada.

—Mejor. No me gusta ser conocido, es agobiante.

«Sí que lo es» pensó Brandon. Como elemental, eran pocas las personas que no sabían de su existencia, y era algo que siempre había odiado.

—Bien. Como mi aprendiz aprenderás sobre el cuerpo, la mente y la magia, sobre los efectos de esta en las personas y en otros seres.

—¿La mente?

—La magia afecta a todo nuestro cuerpo: al proceso de envejecimiento, nuestra apariencia física, nuestro humor, y nuestra estabilidad mental. Cuanto más fuerte es un poder...

—Más puede afectar a tu mente —continuó Brandon.

—Exacto. No mentiré, me interesé por ti porque eres un elemental. —Brandon se decepcionó un poco, aunque tampoco le sorprendió—. Pero no es por lo que estás pensando.

La magia de Avalon: Mestiza [Libro 2]Where stories live. Discover now