Capítulo 1

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Nayeon y Jeongyeon tenían que admitir que sus padres se tomaron la noticia bastante bien, sacando de lado el regaño que se llevaron por no cuidarse, se pusieron contentos y las felicitaron

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Nayeon y Jeongyeon tenían que admitir que sus padres se tomaron la noticia bastante bien, sacando de lado el regaño que se llevaron por no cuidarse, se pusieron contentos y las felicitaron. Salió mejor de lo que pensaron, sus madres ya estaban planeando comprar cosas como la cuna y pañales y sus padres intentaban hacerse los duros pero se podía ver las ganas de llorar que tenían.

Luego estaban sus amigas, ellas las felicitaron y Chaeyoung aprovechó para burlarse por apostar que Momo y ella serían las primeros en ser madres.

La pareja había decidido irse a vivir juntas a un departamento más grande, con ayuda de sus padres a sus antiguos departamentos los alquilaron y con ese dinero lograron comprar un hogar más espacioso para su bebito en camino. Cuando se mudaron, Jeongyeon no dejó que Nayeon haga absolutamente nada, no la dejó cargar cajas o las valijas con ropa por más que la morena estaba en condiciones de hacerlo, Yoo prefería que se quede sentadita comiendo pollo mientras ella hacía todo.

Los días pasaron, el departamento ya estaba ordenado y con sus cosas en su lugar, Jeongyeon empezó a dar clases como profesora de matemática en una prestigiosa escuela secundaria y Nayeon como técnica dental. Pero este martes a la mañana ninguna fue a trabajar porque tenían una cita con el obstetra, su primera cita.

Nayeon estaba nerviosa, muy nerviosa, movía su pie impaciente contra el pulcro suelo de la sala de espera mientras jugaba con los pequeños dedos de Jeongyeon que se encontraba a su lado notándose un poco menos nerviosa que ella.

—Amor, tranquilízate, ¿si? Todo va a salir bien—Dice la rubia con voz suave mientras acariciaba su cabello moreno.

—Lo siento, es que vamos a ver a nuestro cachorrito por primera vez—Suspira—Tengo miedo y estoy muy ansiosa.

—Me di cuenta, siento que me vas a romper los dedos—Dijo haciendo una pequeña mueca de dolor, Nayeon rápidamente la soltó algo asustada.

Al pasar unos 25 minutos aproximadamente una mujer beta las llamó, la pareja entró al consultorio y se sentaron frente a la mujer quien les sonrió dulcemente.

—Bien, Nayeon, Jeongyeon, mi nombre es Lee Sunmi y las voy a acompañar en todo este trayecto y también voy a ser yo quien realice las cesárea cuando su cachorrito nazca—Se presenta sin borrar su sonrisa y sigue hablando luego de recibir un asentimiento por parte de la pareja—Veamos, Nayeon, ¿haz experimentado algo durante estas semanas? Mareos, náuseas, vómitos...

—Mmh, las primeras semanas mareos y algo de náuseas al oler alguna comida, vómitos muy pocos y algo de cansancio. Al principio pensé que solo había comido algo que me hizo mal hasta que decidí hacerme una prueba de embarazo y... bueno, dio positiva. Y por ahora solo nauseas—Murmura viendo como Lee escribirá algo.

—Bien, ¿no sentiste dolores fuertes en el vientre o sangrado al orinar?—Nayeon negó—Genial, acuéstate allí y súbete la camisa—Nayeon asintió con la cabeza e hizo lo que la profesional le indicó—Esto puede estar un poco frio.

La morena tuvo un pequeño espasmo por el frío de ese especie de gel.

—¿E-Es normal que este tan frío?—Pregunta algo asustada y la médica asintió con una sonrisita burlona. Era bastante normal que los omegas se asusten por cualquier cosa puesta sobre su vientre, pues su instinto de protección estaba en alerta.

Jeongyeon se acercó y tomó la mano de su omega viendo como Sunmi pasaba un aparatito por el vientre ajeno. La médica señaló un pequeño puntito en el monitor a unos centímetros de distancia de ellas.

—Esta cosita que esta aquí es su cachorrito—Menciona Lee sin dejar de mover ese aparato—Mide aproximadamente 84 milímetros y pesa 14 gramos.

La pareja estaba embobada viendo ese pequeño puntito moviéndose levemente, ahí estaba su cachorrito y dentro de poco podrían tenerlo entre sus brazos. Lee se quitó los guantes de látex y le dio a Jeongyeon unos pañuelos para limpiar a su omega.

—¿Esta todo bien?—Pregunta Jeongyeon.

—Claro que sí, se ve que esta sano. Bien, cualquier cosa que sientan que puede estar mal vienen aquí de inmediato. Si te empiezas a sentir mal o sangras, vienes, eso puede ser peligroso—Habla en un tono serio pero sin perder la simpatía y amabilidad—Nos vemos dentro de tres meses, ¿les parece? Lo único que te diré, Nay, es que comas más frutas y verduras.

—Claro, gracias doctora—Sonríe Naheon antes de salir del consultorio.

El cuerpo de Nayeon empezó a removerse encima de la cómoda cama, abrió sus ojitos con pereza y se sentó con cuidado observando la oscuridad de la habitación, ladeó su cabeza e hizo un puchero al divisar a su alfa durmiendo

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El cuerpo de Nayeon empezó a removerse encima de la cómoda cama, abrió sus ojitos con pereza y se sentó con cuidado observando la oscuridad de la habitación, ladeó su cabeza e hizo un puchero al divisar a su alfa durmiendo. Se estiró y prendió su luz de noche para después mover el brazo de la rubia levemente.

—Jeong... Jeongie—la llama hasta que la alfa empezó a despertar.

—¿Qué ocurre, Naye?—Pregunta Jeongyeon con la voz ronca y rasposa.

—Quiero helado y fresas...

La alfa sintió con la cabeza y se levantó de la cama sobando uno de sus ojos, hace varios días que Nayeon empezó a sentir antojos y la despertaba a mitad de la noche pidiendo algo para comer, ya sea cosas dulces, saladas o juntas. Una vez por poco lo manda a comprar una tarta a las tres de la madrugada.

Su olor a cachorrito había incrementado, el olor a leche y galletas estaba por todo el departamento. Y muchas veces la pilló oliendo su ropa o el dorso de su mano, Nayeon amaba tener ese olor y varias veces obligó a su alfa a olerle el cabello o cuello. Jeongyeon no se negaba, era muy tierno ver lo entusiasmada que veía.

Nayeon le agradeció con una radiante sonrisa y un beso en la mejilla antes de empezar a comer felizmente.

—Come—Dice, obliga, Nayeon poniendo una fresa frente a los labios de Jeongyeon.

—Come tú, cosita, es para ti—Dice Yoo alejando delicadamente la mano de su omega.

—Pero el cachorrito quiere que comas también. Come—Vuelve a insistir con un pequeño puchero.

—Oh, ya veo—Ríe bajito colocando su mano encima del vientre de Nayeon—Quieres que mamá alfa coma con mami omega, tiene sentido.

Sin más mordió la fruta y al terminar de tragar besó la mejilla de Nayeon quien comía felizmente el helado.

—Cachorrito esta feliz ahora.

—Ya lo creo, amor.

—Ya lo creo, amor

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³ Cuidando a Yoo RyujinWhere stories live. Discover now