Capítulo 4

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Aún con su cuerpo estático, no podía quitar la mirada del hombre que caminaba con seguridad por los pupitres. Logró soltar el aire cuando pasó de largo y no la registró. Como si no estuviera presente, solo avanzó caminando en una sola dirección. Frenó al encontrarse con Noemi, donde los ojos azules de la mujer se abrieron bien grandes y sonreía coqueta. El detective le dijo unas palabras y ella le respondió entre risas. Madison frunció su ceño, no comprendía esa actitud tan repentina. No se lo esperaba, aunque se cuestionó porque perdía su tiempo en pensar eso también. Decidió aprovechar que no la había notado y se alejó, desapareciendo dentro de su propio escritorio pequeño de cuatro muros.

Para quitar sus pensamientos que no la dejaban en paz, comenzó a escribir en su blog de noticias. Nadie sabía que era "Atenea", la misteriosa mujer que contaba esas historias policiales e incluso, compartía su conocimiento de las investigaciones que hacía. Hablando del lado de la justicia y apoyando muy poco a los policías, sin importarle se desquitaba con la verdad bajo un seudónimo. En la ciudad de Nueva York era muy famosa por su valentía. Aunque no le convenía ser descubierta y mucho menos que Mark la descubriera tampoco, porque se quedaría sin su trabajo y sin pareja.

Escribió el nombre de Bob Ferris en el buscador, le era difícil encontrar algo que le fuese de ayuda. Solo un enlace llamó su atención y entró sin dudarlo. Sus ojos inspeccionaron de vez en cuando a sus lados para no ser vista, se inclinó en su asiento y llegó a ver la figura del detective todavía allí, al parecer esperando por alguien. Volvió su vista a la pantalla, no lograba con centrarse. Aunque no encontraba nada tampoco.
—¿A quién buscas?

Dio un salto en su asiento y giró de repente enfrentando a su compañera que se veía curiosa con dos tazas en sus manos. —Ahora eres tú la que me da el susto —sonrió intentando calmar a su corazón que se había acelerado—. No te preocupes, es solo trabajo.

—Muy bien, aquí tienes otra dosis de café con chocolate. —sonriendo le extendió la bebida y enseguida la tomó.

—Gracias, lo estaba necesitando eres grandiosa.

—Estaré en mi escritorio por si necesitas algo, ya lo sabes.

—Claro que sí. —Miró como se marchaba, pero las dudas la volvieron a abrumar— Espera, Mimi. ¿Me dices que hace ese hombre todavía allí?

La rubia llevó sus ojos al hombre que esperaba paciente sentado en el sofá, se encontraba junto a la oficina de Mark. Se veía relajado leyendo un periódico. Su compañera volvió a sonreír.

—Oh, es un detective. —Mordió sus labios divertida, Madi son contuvo una risa— ¿No se ve atractivo?

—Esa no fue la pregunta que he hecho.

—Lo sé, lo siento. Olvido que tienes pareja.

—Pero no soy ciega.

—Oh, ¡Has caído! —festejó. La pelirroja suspiró profundo con culpa— ¡Sabía que lo dirías!

—Ya deja de jugar, Mimi. Dime quién es.

—No tengo idea, jamás lo he visto. Dice que tiene noticias para Mark. Lo conoce y quiere hablar con él.

—¿Y no sabes de qué? —El temor apareció repentinamente, si le decía a Mark sobre la noche anterior sería un problema para ella—. No creo que sea algo grave.

—Seguro que no, Mark suele conocer a todos en la ciudad. No olvides que es su trabajo, cariño. Cálmate, no te ves bien.

—No me hagas caso, solo tenía curiosidad.

—Lo sabía... —Guiñó un ojo y se marchó con una risita. Madison no creía que hubiera caído en su trampa. Pero sí, era atractivo. Aún tenía latente el sueño que la había acechado y no le encontraba sentido. Movió su cabeza para quedar en blanco y comenzó a escribir en su blog de una vez.

Caminando Entre Sombras © AMAZON/KDPWhere stories live. Discover now