45. Tres Empresas

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Andy se encontraba a la orilla de la playa, a lo lejos la vigilaba Dante.

Tras todo lo que había escuchado y visto en la noche anterior, acerca de la vida que tuvo Daniel. Las murallas que había construido alrededor de su corazón parecían agrietarse.

Recordaba que dijo, que las mujeres siempre perdonaban porque eran demasiado sensibles. Y era verdad, no podía dejar de conmoverle la tormentosa vida que tuvo Daniel. Y que si era verdad que la amaba, su infierno debía ser aún más grande.

Si bien en el fondo dudaba, tenía miedo que en medio de esa tormenta él pudiese acabar con su vida.

Después de estar más de una hora pensando en silencio sentada en la arena, finalmente tomó una decisión.

Pediría ayuda de sus cuñados, para alternar sus estancias entre China y su ciudad, a fin de mantener los negocios que tenían en China y apoyar en lo que pudiera en la decaída empresa familiar.

Tal vez Daniel de solo ver que ella regresaba de vez en cuando para ayudar, aliviaría un poco la carga que tenía de su corazón.

Y a la vez, podría estar más con sus padres, y aprender poco a poco del negocio que algún día soñaba con liderar.

— ¿Ya has tomado tu decisión Andy? — preguntaba mirándola serio Dante.

— Sí, voy a continuar con los negocios que tengo en China y viajaré más seguido para apoyar aquí también.

— Deberías hablar tu decisión con tus padres y el comisario. En ese caso deberías andar con una escolta de forma permanente. No te olvides lo de Leonardo. — advirtió con semblante sombrío Dante.

— ¿Tú estarías disponible para ayudarme en ese caso? — le preguntó Andy tentativamente.

— Claro, si tus padres lo aceptan estaría encantado de protegerte.

Dante se sentía muy a gusto con Andy. Era una joven tan madura, que era lo mismo que trabajar para un empresario adulto.

Andy sonrío al saber que contaría con la ayuda de ese guardaespaldas tan amable, que le enseñó a nadar con más velocidad y hasta andar en moto.

— Es un trato entonces, viajaremos mucho juntos. — le sonrío Dante y Andy, al saber que él permanecería a su lado se sentía más segura. Aún con lo fuerte y loco que fuera Leonardo, su nuevo cuidador sería un gran oponente.

Como era temprano ambos volvieron justo cuando todos comenzaban a sentarse a la mesa para desayunar.

Daniel con sus pies vendados y zapatillas de casa, bajó lentamente la escalera. Al ver llegar desde afuera a Andy con Dante, no pudo evitar que se amargara su corazón.

Mateo se acercó disimuladamente a Daniel y le preguntó.

— Escuché algunos ruidos anoche pero no quise entrometerme. ¿Estás bien Daniel? ¿necesitas algún tipo de ayuda?

— Anoche no me sentía muy bien, me puse a pensar cosas estúpidas, pero Andy me ayudó a entrar en razón. Voy a hacerle caso a ella, lucharé porque se haga justicia para mi madre. No pararé hasta que ese degenerado se pudra en la cárcel, haré que lo pierdan todo. — sentenció Daniel con una voz falta de vida. Pero sus ojos delataban la determinación que esa frase tenía.

— Está bien hijo, sabes que cuentas con el apoyo de todos nosotros para que se haga justicia. Así como tú estuviste a nuestro lado cuando nosotros la necesitábamos, de la misma forma te apoyaremos. — dijo Mateo mientras le da un abrazo.

— Andy también se ofreció a ayudarme. — le confesó Daniel.

— Entonces no tienes de qué preocuparte, sabes que la venganza es su punto más destacable, ¿verdad? Hasta creo que es la reencarnación del "Conde de Montecristo" — se sonríe Mateo y Daniel lo quedó mirando con un poco más de vida en sus ojos. La sola esperanza de ser apoyado por Andy, de tenerla cerca le daba más fuerzas para reponerse.

Enemiga del CEOWhere stories live. Discover now