capitulo 3 : el encuentro

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Duria se encontraba en uno de sus viajes, explorando tierras desconocidas y adentrándose en los misterios del mundo. Fue entonces cuando, en medio de aquel bosque encantado, se topó con un joven enigmático, cuyo nombre permanecía en la sombra.

La presencia del joven despertó en Duria una mezcla inquietante de terror y desconfianza. Aunque su apariencia era impecable, con cabello oscuro y ojos profundos de un azul glacial, había algo en su mirada que sugería un oscuro secreto. Cada paso que daba hacia ella parecía resonar con una advertencia silenciosa.

El joven era más alto que la mayoría, su figura imponente se alzaba sobre Duria como una sombra ominosa. Su voz, aunque suave, tenía un matiz gélido que enviaba escalofríos por su espina dorsal. Cada palabra que pronunciaba era como un susurro de desasosiego, aumentando la inquietud en el corazón de Duria.

Mientras el joven se acercaba, Duria percibió una aura oscura y misteriosa que lo rodeaba. La sensación de que algo siniestro se ocultaba detrás de su aparente encanto se hizo más intensa. Cada vez que su mirada se encontraba con la de Duria, parecía leer sus pensamientos más oscuros y secretos.

A pesar de su temor y desconfianza, Duria no podía evitar sentir una atracción inexplicable hacia el enigmático joven. Era como si estuviera bajo un hechizo, incapaz de alejarse de su presencia magnética y perturbadora. Una parte de ella anhelaba descubrir la verdad detrás de aquel enigma, mientras que otra parte luchaba por protegerse de su influencia peligrosa. Pero a pesar de todo aquello los dos determinaron seguir juntos en este vaje, se adentraron en el bosque , donde la fragancia embriagadora y las espinas afiladas creaban un ambiente surrealista. La cabaña abandonada en ruinas, frente a ellos, parecía reflejar la oscuridad que habitaba en el corazón del joven desconocido. Cada destello de luz que se filtraba entre las grietas de las paredes agrietadas parecía revelar un destello delirante de su verdadera naturaleza.

En aquel bosque de rosas gigantes, Duria se encontraba atrapada en un juego macabro de atracción y repulsión. No sabía si el enigmático joven era su salvación o su perdición. Pero una cosa era segura: aquel encuentro marcaría un punto de inflexión en su vida, llevándola por un camino oscuro y desconocido donde el terror y la desconfianza serían sus fieles compañeros.

Pasaban dias , y el misterio seguia entre ellos dos y cuando Duria ya no pudo aguantar mas en su búsqueda de respuestas, planteó una serie de preguntas al enigmático joven, tratando de sonsacarle información. Sin embargo, sus preguntas fueron recibidas con evasivas y respuestas ambiguas que no satisfacían su curiosidad. Cada vez más desconcertada, Duria comenzó a experimentar una mezcla de terror y desconfianza hacia aquel hombre cuyo misterio parecía crecer con cada palabra no dicha.

A medida que se adentraban en el oscuro bosque, un suave y encantador canto resonó en el aire. Duria, cautivada por la melodía que parecía emanar de las rosas gigantes, quiso compartir su asombro con el joven. Pero para su sorpresa, él negó escuchar cualquier tipo de música. Sus ojos permanecían impasibles, sin rastro alguno de reconocimiento o deleite.

La negación del joven a percibir la melodía envuelta en destellos de luz perturbó a Duria. ¿Cómo podía ser que él no escuchara aquel melodioso susurro que llenaba el aire a su alrededor? La incomprensión y la desconfianza se entrelazaron en su mente, intensificando su sensación de que algo siniestro se ocultaba detrás de su apariencia seductora.

Mientras Duria se debatía entre el encanto y la inquietud, el bosque parecía cobrar vida propia. Las rosas , iluminadas por la luna, adquirieron una luminosidad fantasmal. Sus pétalos se mecían al ritmo de la melodía invisible, danzando en un ballet macabro que transmitía una sensación de delirio.

El joven, ajeno a los destellos de luz y al delirio que envolvía el lugar, continuaba caminando como si nada ocurriera. La actitud indiferente del joven frente a lo que sucedía a su alrededor solo aumentaba la desconfianza de Duria. ¿Qué oscuro secreto podía estar ocultando aquel hombre que le impedía escuchar la melodía que llenaba el aire?

Mientras Duria se sumergía en un mar de preguntas sin respuesta, el bosque se transformaba en un escenario surrealista. Sombras retorcidas danzaban entre los árboles, susurros inaudibles se entrelazaban con el viento y una sensación de inminente peligro se adueñaba del ambiente.

Su joven acompañante continuaba su marcha, indiferente a todo lo que le rodeaba, mientras Duria se veía obligada a enfrentar lo desconocido por sí misma. Incapaz de resistir el llamado de la melodía seductora, ella se adentró en el bosque, dispuesta a descubrir la verdad oculta tras las rosas y el enigma que envolvía al extraño hombre.

Con cada paso que daba en aquel entorno surrealista, Duria se debatía entre la atracción que sentía por el chico y la inquietud que le producía su negación a escuchar la melodía. En su interior, la certeza de que algo siniestro se ocultaba se volvía más fuerte, alimentando su determinación para desentrañar el misterio que los rodeaba y desvelar la verdad oculta en los destellos de luz y delirio del bosque de las rosas gigantes.

Luego de varias horas vagando entre los arboles , rosas , misterios y horrores de aquel lugar los dos decidieron tomar un descanzo, asi que encontraron un lugar que les parecio seguro.Tanto como se podia llamar seguro, en este bosque que no prometia nada bueno . Hicieron una fogata y montaron una pequña tienda de campaña. MIentras el joven se cambiaba de ropa, Duria pudo ver de reojo un extraño tatuaje con las letras que ella desconocia en el omoplato de su acompañante que todavia seguia negando darle su nombre y proclamaba que preferia que lo llame por su apodo

Intrigada por aquel misterioso tatuaje del  joven, no pudo evitar desviar la mirada hacia él. Las letras desconocidas y enigmáticas parecían tener un significado profundo y oscuro. Sin embargo, antes de que Duria pudiera preguntar sobre el tatuaje, una sombra de incomodidad se dibujó en el rostro del joven.

"¿Por qué miras eso?", murmuró él, con una mezcla de molestia y desconfianza en su voz. "No es asunto tuyo, es algo personal", agregó mientras se ajustaba la ropa rápidamente, tratando de ocultar el tatuaje de la vista de Duria.

Sorprendida por su reacción, Duria retrocedió, sintiendo la tensión crecer entre ellos. Era evidente que aquel tatuaje tenía una carga emocional o un significado que el joven no deseaba revelar. Sus ojos azules, antes helados y enigmáticos, ahora reflejaban una vulnerabilidad oculta.

Intentando romper el incómodo silencio, Duria cambió de tema, desviando la atención hacia la fogata y el campamento improvisado. Aunque el misterio del tatuaje aún la intrigaba, decidió respetar la privacidad del joven y no insistir en obtener respuestas que él no estaba dispuesto a dar.

La noche continuó, pero la atmósfera entre ellos se volvió más tensa. Los destellos de luz de la fogata apenas lograban disipar la incómoda sensación que flotaba en el aire. Duria no podía evitar preguntarse qué secretos ocultaba aquel hombre, y si su presencia en aquel bosque estaba relacionada de alguna manera con el enigma que envolvía su tatuaje.

Mientras ambos intentaban conciliar el sueño en la tienda de campaña, la sensación de inquietud persistía. Duria se encontraba en un dilema entre la atracción magnética que sentía por aquel hombre y la desconfianza que crecía en su interior. Los destellos de luz se reflejaban en sus pensamientos, mientras la melancólica melodía que había escuchado antes seguía resonando en su mente, recordándole que el bosque guardaba secretos oscuros y peligrosos.

La noche avanzaba,  y Duria, inquieta y confundida, se sumió en un sueño plagado de pesadillas y visiones perturbadoras, donde el tatuaje, la criatura amorfa y el misterioso joven se entrelazaban en un torbellino de miedo y fascinación.

A medida que la oscuridad se cernía sobre el bosque, Duria se encontraba cada vez más inmersa en un juego peligroso de secretos y misterios que amenazaban con desentrañar su cordura. La cabaña abandonada y las rosas gigantes se convertían en testigos silenciosos de una historia macabra que estaba por revelarse, mientras el joven con el tatuaje guardaba sus secretos a la sombra de la noche.

DuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora