Duria

Capitulo 7- Nuevo comienzo

Primeramente , luego de que Duria terminara su taza de tè , los dos se pusieron a revisar la casa en busca de algo util, sobre todo algun tipo de vestimenta para cambiar la ropa rota por la huida que llevaba puesta Duria, cuando por fin lograron encontrar algo medianamente util, ella se apresuró a cambiar su camiseta rasgada por la nueva prenda que encontró en el ropero de la casa abandonada. Mientras se desvestía y se ponía la nueva camiseta sin mangas, ajustada a su figura, y los leggings, no se percató del rápido vistazo que el joven echó a su cuerpo.

El joven, luchando contra sus propios pensamientos y deseos, desvió la mirada rápidamente, sintiéndose culpable por haber permitido que su mente se dejara llevar por las imágenes de sus sueños. Sabía que debía mantener la distancia y centrarse en su misión, pero era difícil ignorar la atracción que sentía hacia Duria.

Intentando ocultar sus emociones, el joven se concentró en sacar el botiquín de su mochila y preparar los suministros necesarios para tratar las heridas de Duria. Su prioridad era cuidar de ella y asegurarse de que se recuperara por completo.

Duria, ajena a las luchas internas del joven, se acercó a él con confianza para recibir el tratamiento. A medida que el joven limpiaba y vendaba sus heridas, ella experimentaba una mezcla de gratitud y curiosidad. Aunque tenía muchas preguntas sin respuesta, decidió esperar el momento oportuno para abordarlas y confiar en que el joven cumpliría su promesa de brindarle las respuestas que tanto anhelaba.

Una vez que terminaron de curar las heridas, el joven se esforzó por mantener la seriedad en su rostro y desviar su atención hacia otros asuntos. Había mucho por hacer y descubrir, y ambos se encontraban inmersos en una situación en la que no podían permitirse distracciones.

Con la mente enfocada en su misión, El le indicó a Duria que era hora de continuar su viaje. Pero antes de ello , el iba a cumplir con lo que le habia prometido, le resolveria algunas de sus dudas en la medida de lo posible.

Duria, impaciente por obtener respuestas, se acomodó en su asiento y miró fijamente al joven, exigiendo que comenzara a revelar los secretos que tanto la atormentaban. Quería saber quién era él y por qué se encontraba en ese bosque, así como la identidad de la misteriosa figura con la que lo había visto hablar la noche anterior.

El joven, consciente de la urgencia en la voz de Duria, decidió presentarse antes de abordar las preguntas. "Me llamo Eltiamuar", dijo, dando a conocer su nombre. Explicó que su nombre original era difícil de pronunciar y que prefería que le dieran un apodo más adecuado. En su interior, recordó los tristes recuerdos asociados a su nombre real y cómo siempre había anhelado tener una identidad diferente.

Con la formalidad de las presentaciones realizada, Eltiamuar procedió a responder las preguntas de Duria. Comenzó explicando que la figura con la que lo había visto hablar era una entidad atrapada entre los dos mundos, un ser sabio capaz de manifestarse en ocasiones. Sin embargo, advirtió que aunque estas entidades podían ser útiles, también representaban un peligro, especialmente para alguien como Duria, quien poseía poderes que aún no comprendía del todo.

Eltiamuar continuó explicando que él era alguien familiarizado con el manejo y el trato de estas entidades. Había aprendido a lidiar con ellas a lo largo de los años y sabía cómo protegerse y proteger a otros de sus influencias negativas. Su experiencia y conocimiento eran la razón por la cual estaba allí.

Duria, aunque todavía llena de interrogantes, empezó a comprender la importancia de la presencia de Eltiamuar en su vida. A pesar de que había muchas incógnitas por resolver, sentía una chispa de esperanza al saber que finalmente tendría guía en su camino.

Con un suspiro de alivio, Duria asintió, permitiéndole a Eltiamuar continuar. Ella escuchó atentamente la historia de su acompañante, absorbiendo cada palabra mientras intentaba comprender la complejidad de su pasado. Luego, movida por una inquietud incontrolable, decidió formular la pregunta que ardía en su mente.