Capitulo 6 : Pasado, presente y un futuro ?

2 0 0
                                    


Desesperada por encontrar una solución, Duria decidió usar su teléfono en un intento de buscar ayuda. Sin embargo, al encenderlo, notó que la señal seguía ausente, mostrando el mensaje de "fuera de la zona de cobertura". Además, su nivel de batería era alarmantemente bajo, apenas le quedaba un 10%.

La situación se volvía cada vez más angustiante. Sin comunicación y con la batería a punto de agotarse, Duria se sentía aún más aislada y vulnerable. Miró a su alrededor, buscando algo que pudiera ayudarla, pero la habitación parecía vacía de cualquier objeto que pudiera ser útil en ese momento.

La incertidumbre y el miedo comenzaron a apoderarse de ella. ¿Cuánto tiempo pasaría encerrada allí? ¿Quién la había encerrado y por qué? Estas preguntas sin respuesta la atormentaban, y la falta de opciones viables la llevaba a un estado de desesperación.

Decidió conservar lo poco de batería que le quedaba en caso de que tuviera la oportunidad de usar el teléfono en el momento adecuado. Aunque las posibilidades parecían escasas, no podía darse por vencida. Se aferraba a la esperanza de que alguien la encontraría o de que encontraría una salida por sí misma.

Duria se sentó en el suelo, tratando de controlar su ansiedad y mantener la calma. Respiró profundamente, intentando encontrar claridad en medio de la confusión. Aunque se sentía atrapada y vulnerable, decidió que no permitiría que el miedo la paralizara.

Observando detenidamente la habitación una vez más, buscó cualquier indicio, cualquier detalle que pudiera haber pasado desapercibido. Cada rincón oscuro, cada grieta en las paredes, se convirtió en una posible salida. Duria sabía que su supervivencia dependía de su astucia y determinación para encontrar una solución.

Mientras esperaba, la oscuridad de la habitación parecía cerrarse a su alrededor, intensificando su sensación de encierro. Pero Duria se negaba a dejarse vencer. Mantenía una pequeña chispa de esperanza en su interior, creyendo que encontraría una manera de escapar de aquel lugar misterioso y regresar a la seguridad del mundo exterior.

Mientras reflexionaba en la oscuridad de la habitación, su mente viajó hacia el pasado, tratando de encontrar pistas que pudieran explicar cómo había llegado a esta perturbadora situación. Recordó cómo todo comenzó cuando era apenas una niña de diez años.

Al principio, eran solo sueños extraños y vívidos, donde se sumergía en mundos desconocidos y misteriosos. Al despertar, creía que eran solo producto de su imaginación infantil y los descartaba como simples fantasías. Sin embargo, con el paso de los años, esos sueños se volvieron más intensos y reales.

Duria podía recordar claramente cómo, durante esos sueños, experimentaba no solo imágenes, sino también olores, texturas y sensaciones físicas. Era como si su mente y su cuerpo se fusionaran con aquellas dimensiones oníricas. En ocasiones, cuando sufría algún tipo de daño o accidente en esos sueños, al despertar descubría las marcas físicas correspondientes en su cuerpo.

Estos fenómenos desconcertantes comenzaron a atormentarla y a afectar su vida cotidiana. Se preguntaba si era una simple coincidencia o si había algo más oscuro y sobrenatural detrás de todo esto. Trató de buscar explicaciones racionales, pero las respuestas siempre parecían escaparse de su alcance.

Con el tiempo, Duria se dio cuenta de que estos sueños no eran meras fantasías, sino una conexión profunda con algo más allá de su comprensión. Los fragmentos de recuerdos y las visiones en sueños parecían estar conectados a su situación actual, encerrada en aquella misteriosa habitación.

El temor y la confusión la invadieron mientras se preguntaba si todo esto había sido parte de un plan maquiavélico desde el principio. ¿Quién o qué la había conducido a este bosque siniestro y a la cabaña abandonada? ¿Y por qué ella?

Duria sabía que encontrar respuestas a esas preguntas era crucial para su supervivencia y para escapar de aquel enigma que la había atrapado. Con determinación, decidió enfrentar los misterios de su pasado y desentrañar los secretos que la habían llevado a este punto. Sabía que la clave para su liberación yace en sus sueños y en los fragmentos de memoria que había reprimido durante tanto tiempo.

Sumida en sus pensamientos, Duria no percibió los sutiles ruidos que se filtraban desde fuera de su habitación. El silencio tenso se rompió cuando el pomo de la puerta comenzó a girar lentamente. Alerta y preparada para enfrentar su destino, sus ojos se clavaron en la figura imperturbable del joven que se encontraba al otro lado.

El joven ingresó en la habitación sosteniendo una bandeja con dos tazas, hierbas y una tetera que despedía su vapor caliente. Duria frunció el ceño, desconfiando de los contenidos de aquella bandeja, temiendo que pudieran estar relacionados con su situación actual.

Sin embargo, antes de que pudiera expresar sus dudas, el joven levantó una mano en señal de silencio y le indicó con gestos que tomara asiento y aceptara la taza. Sus ojos penetrantes le comunicaron un mensaje de calma y confianza.

Duria, aún cautelosa, rompió el silencio. "¿Qué es esto?", preguntó con una mezcla de desconfianza y frustración. "¿Cómo puedo saber que no hay algo extraño o peligroso en estas infusiones?"

El joven sostuvo su mirada con serenidad y respondió en un tono suave pero firme: "Toma el té, Duria. Te ayudará a sentirte mejor y sanará tus heridas. No has comido ni bebido en las últimas 18 horas, y necesitas recuperar tus fuerzas. Confía en mí."

Duria soltó un suspiro, todavía recelosa, pero al ver la preocupación genuina en los ojos del joven, decidió darle una oportunidad. A regañadientes, tomó la taza entre sus manos temblorosas, inhalando el aroma reconfortante que se desprendía de la infusión.

Mientras el líquido caliente acariciaba su garganta, Duria no pudo evitar lanzarle un reproche al joven. "¿Cómo pudiste dejarme encerrada en esta habitación? ¿Qué pretendías?"

El joven mantuvo la calma y su mirada se desvió momentáneamente hacia el pecho semidesnudo de Duria, visible a través de su camiseta rasgada. "Lo siento, Duria. No fue mi intención asustarte ni restringirte. Solo quería asegurarme de que estuvieras a salvo y protegida mientras trataba de resolver esta situación. Te ruego que me comprendas."

Duria apretó los labios, sintiendo una mezcla de enfado y vulnerabilidad. A medida que las palabras del joven se hundían en su conciencia, comenzó a percibir un atisbo de sinceridad en su expresión. Decidió darle una oportunidad más, manteniendo la cautela pero permitiendo que la curiosidad prevaleciera.

"Está bien", respondió con voz suave pero firme. "Pero quiero respuestas. Quiero saber quién eres, qué está sucediendo y por qué estoy aquí."

El joven asintió comprensivamente y, sin apartar la mirada de los ojos de Duria, le prometió que respondería a todas sus preguntas mas tarde.

DuriaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora