4

36 10 2
                                    

La mañana fue normal, actuaban como siempre, Otabek no quizó discutir mucho el tema, solo se alegraba de que no fuera nada grave. No quizó decir lo que pensaba o intentar declararse, temía que esta vez le dejase de hablar por completo.

Al menos continuaron con esa conexión que tenían ambos, no había forma que se aburrieran si se trataba de ellos dos. El resto del día fue entretenido, aprovecharon el día para disfrutar de la compañía del otro, hasta que cayó la noche y Otabek se encargó de cocinarle al rubio.

Ambos habían olvidado cualquier rastro de aquella noche de su cabeza.

_. "Joven promesa dice superar el histórico debut  de Yuri Plisetsky"─Leía en su móvil un artículo de un nuevo patinador que debutaria en Senior_. Oh por un demonio, tiene dieciseis, un año tarde esta el maleducado. ¿Planea vencerme a mi? Por favor. Pendejo malcriado.─Otabek carcajeó sirviendo la cena.

_. Hace años también eras igual de codicioso.─Yuri lleno su boca de las pastas recién hechas y le miró mal.

_. Si, pero yo lo logre. Tenía, tengo el talento. Este malcriado solo alardea.

_. No hables con la boca llena─regañó. Otabek era consiente del egocentrismo y narcisismo del rubio, no le molestaba, tampoco le podían decir nada, tenía razones para ser así y gracias a esos pensamientos también estaba donde estaba, apunto de ganar su tercer campeonato mundial_. No creo que quiera ganarte en su debut como senior─Le miro confundido_. Creo que quiere ganarte en los Olimpicos. Eso haría mucha polémica.

_. Maldito hijo de-

El Kazajo estaba pensando seriamente en bloquear ciertas páginas de Yuri, por culpa de tontos artículos su mal humor florecía devuelta. Aunque ya estaba acostumbrado a sus repentinos cambios de humor y a sus ataques de ira.

Se adentró al cuarto, observando al Ruso hecho un bollito mirando su móvil con el ceño fruncido. La única luz prendida de la habitación y la casa era el velador, que alumbraba con dificultad todo el cuarto_. Deja el móvil, ya es tarde.─Camino en cuatro patas por la amplia cama hasta llegar a Yuri.

_. ¿Viniste a Rusia darme ordenes? No eres mi papa.─No hizo caso y continuó con esa mala cara.

_. Mínimo saca esa mala cara. No te ganara un crío.─Arrebató el celular de sus manos.

_. No.─La flojera le impidió tratar de recuperar el objeto, pero aun así no quito la mala cara. Otabek agarró una de sus mejillas y tironeo de ella_. Duele.─Se quejó tratando de agarrar las mejillas del contrario, lo cual logró pero el Kazajo ni se inmutó de tener las finas manos del Ruso en su rostro.

Dejo de tironear de la mejilla del rubio y comenzó a acariciarla con su dedo pulgar, sus ojos se conectaron y dejaron de jugar. El momento se tornó serio, pero ninguno apartó la vista del otro.

Tantas cosas para decirse, pero ninguna salía de su boca, debían de aprender a leer sus ojos cuando se miraban, se ahorrarían tantas palabras.

La distancia era casi nula, un solo movimiento y podría estar besando sus labios. ¿Y por qué no? Su impulsividad lo llevó a estampar con cuidado sus labios contra los del Ruso, no había esperando ser correspondido, cuando su boca se movió junto a la suya y sintió como sus delgados brazos rodeaban su cuello y enterraba sus dedos en su cabello.

Sus manos pasaron por dentro de su pijama, posando sus manos frías en la cintura del menor, que respondió con un pequeño espasmo por el frío. Tomó de sus caderas y lo pego con brusquedad a su cuerpo. Se separaron por falta de aire, pero al instante volvió a besar levemente sus labios para bajar hacia su cuello. Tuvo un deja vu de la situación.

Yuri se animó a intentar sacar la remera de Otabek. El Kazajo se separo y visualizo la mirada lujuriosa del rubio, que sostenía con dificultad su prenda, como si estuviese pidiendo con la mirada que le tocase y le desvistiese. El mayor se deshizo de su remera, satisfaciendo el pequeño deseo del menor.

Ya se habían acostado una vez. Ya la habían cagado ¿porque no cagarla devuelta?

Ninguno dijo nada, solo dejaron que sus cuerpos se conecten, que sus labios se conecten, que sus ojos se conecten mientras complacian el deseo que traían ambos. Que más daba si lo hacían. No tenían que perder.

[...]

Yuri abrió sus ojos en la mañana, el olor a desayuno entraba por sus fosas nasales, sus caderas dolían y mínimo se encontraba con boxers y una remera que no era suya. Lo habían vuelto a hacer, y esta vez no estaban ebrios, ¿que era todo esto? ¿Lujuria? ¿Solo sexo? Solo no quería pensar más, si antes de encontraba avergonzado, ahora lo estaba el triple.

Con timidez salió de la habitación, caminando hacia la cocina, logrando observar la espalda desnuda del Kazajo, que solo vestía con sus pantalones de pijama. Se animó a pararse al lado suyo, visualizandolo cocinar con total calma.

_. ¿Que cocinas?─Fingiria que no paso absolutamente nada, así era más fácil ¿no?

_. Huevos revueltos y tostadas, el agua de los cafés ya se terminó de calentar, si quieres puedes prepararlos ya.─Otabek también planeaba lo mismo.

_. Na, prefiero tenerte de sirviente.─Se sentó en la mesa y espero a que el mayor sirviese las cosas sobre la mesa y se sentará al frente suyo. Esta vez era algo difícil de ignorar la situación, pero ambos se empeñaban verdaderamente en fingir que nada pasó. La tensión se sentía, pues como no, recordaban cada detalle de como sus cuerpos se habían encontrado, ya no habían lagunas en su cabeza.

_. Aliya quiere que te lleve a casa. Esta enojada conmigo por no llevarte nunca en estos años─Comentó Otabek a la vez que comía. Yuri no se atrevía a quitar la mirada de su móvil, al contrario del Kazajo, que no podía evitar mirarlo. Ahora tenía claro cada expresión del rubio en la noche.

_. Y... era hora. Desconsiderado.─trataba de actuar normal, pero el rubor en todo su rostro era evidente, y tierno para Otabek_. ¿Cuando?

_. Pues, ya que estaba aquí, planeaba llevarte de regreso conmigo. Si no tienes nada importante.─mintió. Verdaderamente temía que cuando se vaya esta vez desaparezca por completo de su vida.

Yuri, por su parte. ¿Que debía hacer? ¿Otros días sin poder despegarse del kazajo por ninguna razón? ¿Tener que aguantar la vergüenza? Pero aun seguía siendo eso Yuri que nunca se negaría por pasar tiempo al lado de Otabek.

_. Esta bien. Pero empacaras tu mi maleta.─El mayor suspiro aliviado.

_. Empiezo a creer que soy una especie de sirviente en vez de tu amigo.─Bromeó.

_. Son las consecuencias.─Otabek acarició la nuca del más bajo, como si en este no hubiera notorias marcas, las cuales el rubio todavía no había notado. Ordenó la mesa después de desayunar y se alegraba de que nada se haya tornado demasiado extraño.

Solo había que esperar que Yuri se mirara al espejo para que pudiera ver lo territorial que era Otabek, y ponerse completamente nervioso.

Tu voto es la continuación de esta historia

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 05, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Stupid Question [Otayuri]Where stories live. Discover now