Capítulo 06 | Estar sola

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Omnisciente

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Omnisciente

¿Quién nos garantiza la felicidad absoluta? ¿Realmente el amor existe o sólo es un conjunto de sustancias en el cuerpo? Ruggero había perdido toda clase de perdón de parte de Karol y quería intentarlo todo hasta acabar cualquier método. Porque aunque pareciera imposible él no quería alejarse de ella, inclusive aunque nada se solucionará. Puede que él nunca supo que tenía a una mujer increíble a su lado y hubiese jugado con fuego infinidad de veces, pero la seguía amando. Era un puto egoísta, pero no mentiría en cuanto a sus sentimientos.

La semana pasó en completa felicidad, al menos según los niños, Ruggero y Karol iban juntos a dejar a sus hijos a la escuela. Después cada uno se iba a sus respectivos trabajos y por la noche llegaban a casa a cenar en familia.

Aquella tarde Ruggero tenía que pasar por sus hijos y así lo hizo. Mientras que Karol hablaba con su madre.

—No, sólo quería decírtelo. Ya sabes, porque eres mi mamá —respondió con tono flojo Karol.

—No entiendo que tiene ese hombre que no tenga ningún otro —dijo su madre Mónica con cierto desdén.

—Tiene que, aún no me divorcio de él y están mis hijos —Karol ya harta de la situación respondió de aquella manera tan déspota—, igual no quería pedirte permiso, sólo te avisaba.

—¡Estoy harta! —gritó Mónica. A lo que Karol le pidió con los ojos que se callara, pues estaban en su consultorio—, te engaño. Ese hombre se va a encargar de llevarte a la ruina, estoy demasiado segura, así que cuando eso pase no me vengas a lloriquear como bebé. Te hizo sufrir y aún así, ¿quieres regresar con el? Eres una niña muy estúpida, lo supe desde que te casaste con él. No lo entiendo, Karol, ¿es que a caso no puedes ser como tu hermana Krystal?

Y llegaban las comparaciones.

—Si, podría ser una mantenida pero no me gusta ser una mantenida —su madre negó.

—Pudiste haber manejado la empresa, ¿y todo para qué? Al final sólo te quedaste con tu infiel marido y tus dos estúpidos niños —dijo Mónica y Karol furiosa se puso de pie.

Ni su madre, ni nadie podía meterse con sus hijos.

—Cállate, te permito que hables y digas de mí y de Ruggero lo que quieras, pero no de mis hijos. Son mis hijos, no unos extraños. Lárgate, lárgate, por favor —le repitió dos veces. La tomó fuerte del brazo y la sacó del consultorio.

Después no le quedó de otra que quedarse llorando en su consultorio. Prohibiendo la entrada a todo el mundo, se sentía pésimo.

Karol sabía que su mamá no la quería del todo, pero siempre trató de sobresalir sin su ayuda, para que no hubiesen reproches. Sin embargo ni aquello funcionó, puesto que en cada oportunidad que tenía, Mónica siempre le recordaba que era una tonta por haberse casado con Ruggero.

Déjame Ir/Quédate Ahora Y SiempreWhere stories live. Discover now