Capítulo 22 | Ex marido

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—Te apoyare en todo, Karol —le dijo Agustín mientras besaba la coronilla de su cabeza

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—Te apoyare en todo, Karol —le dijo Agustín mientras besaba la coronilla de su cabeza.

—Gracias por estar aquí para mí, Agustín —le contestó con una sonrisa a medias.

Había pasado al menos un mes y medio, había sucedido de todo, pero si algo era seguro. Era que la relación entre Ruggero y Karol estaba más que rota.

Ambos sólo se veían o hablaban para asuntos relacionados con la denuncia puesta a Camila y a Mónica. Quienes de inmediato negaron todo, pero por el momento todas las tarjetas de Mónica se encontraban retenidas, mientras que su empresa había quedado suspendida hasta que se aclarará la situación.

Por otro lado, los niños ya tenían en cuenta que sus padres se habían separado. Y decidieron aceptar la realidad.

El padre de Karol apoyando a su hija, le pidió a los abogados que trabajaban en su bufete, que se encargarán de cualquier manera de que esas mujeres quedarán en la cárcel.

Y finalmente, Agustín y Karol hablaron acerca de sus sentimientos. Karol le hizo saber a Agustín que no estaba enamorada de él y seguramente jamás lo estaría, pero que amaba su amistad. Agustín le hizo saber que él la apoyaría en todo y que aunque le dolía saberlo, le agradecía haber sido sincera.

Ya habiendo actualizado acerca de estos últimos meses, comencemos con hoy. El día del juicio.

Mónica gritaba como si su vida dependiera de ello. Observaba a Karol y luego a Ruggero.

Les gritaba un par de maldiciones, se calmaba un rato y luego volvía a gritar.

—¿Te sientes bien? —preguntó Ruggero llegando junto a Karol.

—Estoy mal —respondió honestamente—, ella es mi mamá y no creí que fuera capaz de hacerme daño, de hacernos daño. Provocó o más bien, planeo tres abusos sexuales. Está loca, totalmente enferma, pero es mi madre. Además, me siento un poco mareada.

—¿Quieres que te consiga agua? —preguntó Ruggero, ella negó.

—No, gracias. No pasa nada, pero cuéntame, ¿tú cómo estás? —preguntó ella mientras se encontraban afuera de la sala del juicio.

—Mal, bueno, me siento culpable por todo esto —se sinceró, suspiró—, probablemente si nunca hubiese aceptado estar con Camila..., tú y yo estaríamos bien, mejor que bien.

—Tal vez —reconoció Karol—, pero tenía que suceder esto. Supongo que para hacernos mejores personas, para amarnos a nosotros mismos. No lo sé.

—¿Cómo está Agustín? —murmuró Ruggero entre dientes.

—Bien —dijo Karol después de un silencio.

—Bien, chicos —llegó Miguel junto a ellos—, creemos tener el juicio a nuestro favor. No nos confiemos. No caigan en provocaciones. Todo saldrá bien.

Ambos suspiraron. Ruggero se acercó a mí:—Déjame darte un solo abrazo —pidió acercándose a ella.

Abrió sus brazos y él llegó a ella, acercándose lo suficiente.

—Estaremos bien —le dijo mientras él colocaba su cabeza en el hombro de Karol—, no juntos, pero bien.

—Juicio de Sevilla —habló el guardia que protegía la puerta, Miguel, dos abogados más, Ruggero y Karol se acercaron a la puerta—, pasen.

Les abrió la puerta. Mientras que detrás de ella varios flash's se escuchaban.

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La jueza sentada detrás del estrado escuchaba con paciencia los alegatos de ambas partes, mientras que Camila y Mónica estaban frente a ambos, molestas. Asustadas.

—¡Ella me obligó! —grito Camila de pronto—, se supone que Mónica es mi mamá, pensé que sólo quería que engatuzara al esposo de Karol, pero siempre queria más. Luego este bebé que está en mi vientre ahora mismo, no es de Ruggero. Ella me obligó, carajo. Ella me obligó.

—Le pediré que se calme —dijo la jueza con molestia.

—Cállate —murmuro Mónica junto a ella.

—Señora Winter, le pediré que no amenace a la acusada. Son más años de cárcel, no lo olvide —regaño.

El juicio continuó unos momentos más. Hasta que los fiscales comenzaron a hablar.

—Agradecemos sus argumentos aquí dados, tenemos un resultado—habló uno de ellos—, en el caso de Mónica Winter, por los delitos de abuso sexual doloso, encontramos a la acusada... Culpable. En el delito de malversación de fondos, encontramos a la acusada... Culpable —Karol lloraba mientras que Ruggero a su lado observaba en silencio y con rencor a las personas frente a él—, en el caso de difamación contra Karol Sevilla, la encontramos culpable. Mientras que a la acusada Camila Winter, por el delito de abuso sexual cometido dos veces, la encontramos culpable. Agradecemos su consideración en cuanto a nuestras opiniones.

Tomó asiento.

—Muy bien —dictó la jueza—, este caso es uno de los más asquerosos casos que he visto durante toda mi carrera. No comprendo como una madre, que déjeme decirle señora no le queda, le hace tanto daño a su hija. Planeo un abuso sexual contra su propia hija y el tipo desapareció de la faz de la tierra, no sólo eso, planeo el abuso de su yerno. Cometido por su otra hija.

—No comprendería lo que una hace por sus hijos, su señoría —dijo Mónica entre dientes.

—No comprendo lo que hace usted, mientras que la señorita Camila, me avergüenza que su madre la haya obligado y espero que el tiempo en la cárcel le sirva de reflexión —le dijo a Camila quien desesperada lloraba—, en fin, el resultado en el caso Sevilla-Winter, es el siguiente. Se condena a la señora Mónica Winter a veinticinco años de prisión preventiva y a la destrucción inmediata de la compañia Winter Inc. Mientras que a la señorita Camila Winter, se le condena a veinte años de prisión preventiva oficiosa. Espero estos años les sirvan de reflexión y recordemos que estos serán sin posibilidad de fianza. Antes de dar por terminado el juicio, ¿los demandantes tiene algo que decirle a las acusadas? —Karol se levantó y Ruggero la observó detenidamente—, adelante.

—Arruinaste mi matrimonio, me maltrataste cuando era una niña, jugaste conmigo de diversas formas. Encontré la felicidad y me la quitaste, no justificó la infidelidad de mi ex marido, pera al igual que a mí. Le hiciste daño, nos hiciste daño —hablo Karol soltando una risa amarga—, espero que encuentres la paz o que el remordimiento te mate cada noche que estés en ese lugar. Espero que algún día sepa porque me odias tanto, no lo sé, pero si de algo estoy segura es que. Te dejo ir, suerte.

Después de un par de palabras más. Ambos salieron victoriosos de la audiencias, sintiendo que esta vez todo sería más fácil.

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Precisamente cuando llegaron a casa, o más bien, cuando Ruggero llevó a Karol a casa. La observó antes de entrar.

Estaba nervioso, no sabía que hacer.

Sin embargo, comenzó a preocuparse cuando Karol no entraba a casa y sólo estaba observando fijamente a la puerta.

Estaba apunto de salir del auto, llegó junto a ella apresurado.

—¿Estás bien? —le preguntó a Karol. Ella no contestó.

Jugó un poco con sus pies y comenzó a caminar para atrás. Ruggero se dio cuenta de ello y se acercó a ella abrazándola. Cuando se desmoronó.

Se desmayó.

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Todos los créditos reservados para C_all_me.

Déjame Ir/Quédate Ahora Y SiempreWhere stories live. Discover now