Déjame Ir/Quédate Ahora Y Siempre

Capítulo 21 | No cambia nada

Karol observó a Ruggero, él la observó a ella.

En silencio, sin saber que decir.

Uno no quería hablar porque sabía lo que había ocurrido, mientras que la otra temía hablar porque se sentía terrible al saber que estaba hablando con su ex marido.

—Me alegra verlos aquí —dijo Miguel a ambos—, bien, ex yerno. No es grato para mí saber lo que le hiciste a mi hija, déjame serte honesto.

—Lo sé —murmuró Ruggero, apenado.

—¿Qué es todo esto? —preguntó Karol.

—Ruggero, sé que hay algo que ocultas porque yo mismo me he encargado de investigar —dijo Miguel sentándose en una silla frente a ambos, observó seriamente a Ruggero—, díselo.

Karol impaciente buscó la mirada de su ex esposo, quien de inmediato la miró un poco apenado.

—Debes saberlo todo —suspiró él—, no he sido honesto. Ella...no sé como sucedió todo esto.

—Ya dime —presionó Karol.

—Esa noche, la primera noche —aclaró Ruggero—, yo llegué a su casa. Sólo quería desahogarme con alguien, nunca planee engañarte. Aquella noche, estábamos bebiendo, le estaba contando todo lo que sucedió. En el último trago comencé a sentirme mal, un poco incómodo, un tanto adormilado. No recuerdo lo que pasó, pero el día siguiente..., ella y yo estábamos en la misma cama.

Una Karol con los ojos rojos, un poco asustada por lo que acaba de pasar, soltó un suspiro adolorido.

—Ella... —se quedó un momento en silencio—, ¿abuso de ti?

Ruggero frunció el ceño, triste:—No lo sé, a veces tengo pequeños recuerdos donde la observó a ella encima de mí. Y sé que suena estúpido y poco creíble, pero te juro que no sé que pasó.

—¿Por que seguiste con ella? —preguntó Karol.

Ruggero alzó la mirada y Karol al igual que Miguel observaron a Ruggero llorar.

—No lo sé, supuse que tal vez yo había estado bien cuando lo hice con ella. Y con lo que creía sobre ti, fue tan estúpido —Ruggero pasó sus manos por la cara, lleno de frustración—, después continúe con ella. Fueron pocas las veces que estuvimos juntos después de aquel día.

Poco a poco todo comenzaba a tener sentido.

—¿Qué pasó ese día en tu oficina? —preguntó Karol.

—Ese día había hablado con Antonella, le dije algo sobre Camila. Ella dijo que yo era un idiota, que tú nunca harías algo como eso y que seguramente alguien estaba tratando de inculparte —contestó Ruggero riéndose con amargura—, tenía razón. Así que mi cabeza comenzó a doler, porque sabía que tú eras inocente. Cuando llegué a la oficina le dije a Camila que lo nuestro debía terminar, que podía continuar con su trabajo, pero que nunca más tendría algo que ver conmigo. El problema fue la noche que me embriague y fui a casa de Antonella. Aquella noche, en evidente estado alcohólico, fui a ver a Camila para decirle que dejará el departamento. Y ella me obligó a pasar, dormí en su casa, pero cuando desperté estaba sobre mí. La hice a un lado y me fui rápido.

—Ruggero, que carajo —dijo Karol llorando, en ese mismo instante no resistió más y sus lágrimas y gritos de dolor eran cada vez más fuertes.

—Tranquila, hija —le pidió Miguel a su hija.

—Ha habido tanta maldita falta de comunicación que hemos llegado a esto, mierda —continuó diciendo ella, en llanto.

Carolina corrió a la oficina de Miguel y al encontrar a Karol en ese estado, tiro las toallas que llevaba consigo.

—¡Señora! —gritó y se acercó a ella. Abrazándola—, tranquila, señora. Respire —le pidio.

Poco a poco, Karol se calmó y observó a todos a su alrededor. Ruggero lloraba en silencio. Como si fuera un niño pequeño.

—Ve por los niños a la escuela, Caro —le encargo—, llévatelos de paseo. No quiero que escuchen esto. Ya bastante tienen.

Dicho esto, Carolina salió de la casa. Lista para ir por los niños.

Mientras que Ruggero continuaba:—No soy un santo, si. Tuve sexo con ella mientras estaba en mis cabales, pero si de algo estoy seguro fue que el inicio y el final fue así.

—Continuando con el tema, ambos deben ser fuertes para lo que viene —dijo Miguel mientras sacaba un sobre con fotografías, lo tendió sobre la mesa—, desde un inicio Mónica y Camila han sido las encargadas de esto.

—¡¿Mónica?! —preguntó Ruggero sorprendido y molesto a la vez.

—Ella es mi media hermana —confesó Karol.

—Tranquilos. No tenemos tiempo para explicaciones, pero Mónica fue la encargada de todo esto. No estoy seguro de si también de los abusos de Ruggero —guardó silencio un momento—, o del de Karol. O de ambos.

—No comprendo como esa bruja puede ser mi madre —soltó Karol con rabia.

—He tratado de investigar, las fotos demuestran que ella es mala, pero yo no puedo proceder sin el permiso de ustedes —observó a Karol y a Ruggero—, saldré un momento de mi oficina. Hablen, ustedes me dirán su decisión.

Y dicho y hecho, Miguel salió de la oficina cerrando la puerta tras él.

Karol dejó salir un suspiro mientras sus labios temblaban sin detenerse.

—¿Quieres hacerlo? —le preguntó Ruggero.

—Si —murmuró Karol sin dudar. Por primera vez en su vida estaba segura de algo, cansada de todo el dolor que a lo largo de su vida, Mónica le había provocado.

—Lo haremos —consintió Ruggero.

—Antes quiero que sepas que esto no cambiará nada —dijo Karol molesta—, a pesar de lo que hizo tuviste sexo con ella, es más, le compraste un puto departamento a esa asquerosa mujer.

—Está bien —dijo él, eso último en silencio.

—Bueno —habló finalmente Karol.

Pasaron casi diez minutos donde ninguno de los dos dijo nada. Hasta que Miguel regresó a la habitación.

—¿Qué han decidido? —les preguntó a ambos.

—Queremos ver a Camila y a Mónica en la carcel —le dijo Karol y Ruggero asintió

—Perfecto. Ahora mismo me comunicaré con los de la firma y comenzaremos los trámites de denuncia —les afirmó a ambos—, quiero que sepas, Karol, que no dejaré que esa mujer te vuelva a hacer daño y tú, Ruggero, me encargaré de que ambas paguen por todo lo que les han hecho pasar.

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