Capítulo 4: Encuentro

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Habían pasado cuatro años desde que Diluc se fué, había obtenido información de otros aventureros o en misiones que el pelirrojo estaba bien, era fuerte y nadie se metía con Diluc, al menos Kaeya sabía que estaba vivo y la esperanza de que volviera era latente.

Ese día en particular sería el cumpleaños 24 de Diluc, como era costumbre, Kaeya fue con un ramo de flores a la taberna El Obsequio del Ángel, dónde había quedado Charles como principal administrador desde la partida de Diluc, siempre llevaba el ramo y lo colocaba en un florero que estaba en una pequeña mesa esquinera.

Al entrar iba a ir directo a saludar a Charles cuando su mirada se tomó en aquella persona dueño de sus pensamientos.

Diluc.

Estaba frente a él hablando con Charles, Kaeya notó que ahora era más grande, más fuerte y sin duda seguía tan apuesto como antes, Diluc pareció percatarse de la presencia de Kaeya y se giró al verlo.

El omega siempre imaginó que tipo de cosas le diría cuando lo volviera a ver, pero tenerlo frente a él hizo que se olvidara hasta de respirar.

- H-Hola maestro Diluc - Dijo algo avergonzado - Bienvenido.

- ¿Que haces aquí? - Preguntó fríamente, pareciera que no le importara volverse a ver, pero la realidad era que Diluc ansiaba encontrarlo y saber cómo estaba, desde su partida que le dejó un sabor amargo en la boca, el alfa no dejaba de regañarse así mismo.

Él fue el culpable de haber herido a Kaeya.

Él lo tachó de traidor.

Él, que ahora mismo no sabía cómo reaccionar frente a Kaeya, trataba de ocultar su nerviosismo con frialdad.

- Siempre vengo el día de tu cumpleaños a traer flores, pero ahora que estás aquí - Dijo dándole las flores - Feliz cumpleaños.

Diluc observó las flores y se maldijo internamente, de todas las flores, precisamente tenía que haberle dado margaritas, él era alérgico a ellas y Kaeya no lo sabía.

- Aleja eso - Dijo dando un paso atrás, no quería tener que lidiar con la comezón, pero observó cómo el rostro de Kaeya se contrajo y alejó las flores de él - Mira, yo soy...

- Está bien - Dijo interrumpiendo - No quería incomodar, quizá hablamos luego.

Salió rápidamente de ahí antes de que Diluc pudiera explicarle la razón de su rechazo.

Pero lo único que quería hacer Kaeya era que el suelo se lo tragase.

¿Porque pensó que sería diferente?

¿Porque aún guardaba esperanza?

Al parecer Diluc aún le tenía rencor y él cómo un tonto todo este tiempo ansiando su regreso.

Diluc me odia.

Diluc me odia.

Diluc me odia.

No dejaba de repetirse internamente esa frase, quería llorar, gritar, pero no fue hasta que llegó a su habitación que finalmente pudo desahogarse, su almohada ahogó todo su llanto y a la mañana siguiente sus ojos estaban hinchados, se vió al espejo y su demacrada apariencia se notaba a kilómetros.

No podía dejar que le vieran así.

Sonríe... Sonríe... Guarda tu dolor. Pensó mirando su reflejo. Todo estará bien....

Luego de eso no fue a la taberna en varios días, empezó a hacer misiones algo lejanas con tal de no ver por casualidad a Diluc. Pero con el pasar del tiempo las ganas de volverlo a ver se hacían presentes, pensó que se trataba de un tonto por querer verlo a toda costa, pero cuando sintió que ya no podía aguantar más, fue rápidamente luego de acabar su misión.

Saliendo del abismo (DilucxKaeya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora