capítulo 4: Luna nueva

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Enojo.

Hambre.

sed de sangre

Esas eran las emociones que se arremolinaban dentro de Jasper como una tormenta que rogaba desatar su furia sobre el mundo.

El olor de la dulce sangre de Bella mezclado con la ola sofocante de la sed de sangre de todos los demás lo golpeó con la fuerza de un tsunami y sacudió su control como un terremoto.

Quería su sangre, ahora.

Los gruñidos y gruñidos no habían funcionado cuando Emmett lo arrastró fuera de la casa, pero eso no funcionó en absoluto porque estaba viendo rojo y su piel estaba ardiendo y, oh Dios, quería chuparle la sangre hasta que no quedara ni una sola gota. en su cuerpo

Pero Emmett nunca lo soltó.

Y eso no hizo más que enojarlo aún más.

Alice nunca había maldecido no poder ver visiones importantes relacionadas con Jasper como esta noche

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Alice nunca había maldecido no poder ver visiones importantes relacionadas con Jasper como esta noche.

La completa y absoluta pérdida de control que tuvo contra Bella fue el momento que más le detuvo el corazón, pero ella también sabía que parte de su reacción se debía a la sed de sangre de los demás. Absorberlo lo había hecho reaccionar dos veces más agresivo de lo que lo hubiera hecho solo.

Ahora aquí estaba ella con Emmett fuera de la casa mientras Jasper luchaba contra el agarre de Emmett. Su agitación, en lugar de desvanecerse, parecía estar creciendo.

-Vamos amigo, ya está bien, está bien.- Trató de calmar a Emmett. Incluso si él era el vampiro más fuerte de la casa, sostener a su hermano estaba demostrando ser todo un desafío en este momento.

Pero sus palabras no hicieron nada y tampoco las de Alice.

Por primera vez, Alice parecía tan perdida como se sentía Emmett.

-Vamos Jazz, tienes que calmarte.- Llamó Alice rogándole a Jasper que se calmara antes de que las cosas se salieran de control.

Pero él no estaba reaccionando bien con ella y empeoraba con cada movimiento. Sus brazos se cerraron contra su pecho y su cabello cayó sobre su rostro mientras seguía gruñendo. Sus ojos negros como el carbón se tiñeron de ese espeluznante oro brillante con el que se había vuelto tan familiar.

Y Alice sabía que no había tiempo.

-¡Emmett, déjalo ir!- La urgencia en la voz de Alice hizo que Emmett obedeciera casi de inmediato mientras Jasper caía al suelo jadeando y gimiendo mientras sostenía su pecho. Su respiración errática y su piel ardiendo.

-Qué-

-No lo toques.- Cortó Alice agarrando el codo de Emmett antes de que este pudiera alcanzar a Jasper. Ahora mismo cualquier estímulo podría resultar fatal.

Jasper, por su parte, estaba atado al borde del control y no quería nada más que dejar que el lobo saliera de él y masacrara todo ya todos a su paso si eso significaba que la quemazón se detendría. Veneno recorriendo su cuerpo como un río de fuego incandescente. Dios como dolia.

The white wolf Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz