01. Bienvenida gloriosa.

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Había perdido mi cuenta y con ella accidental se había eliminado mi historia, seria de mucho agrado que comentaras y votara🤧

Roma

Había pasado una semana desde mi expulsión de la residencia del campus, y aún no me había recuperado por completo. Después de rogar como una niña pidiendo de vuelta su dulce que le fue arrebatado y  no una recién adulta de dieciocho años, mandar miles de cartas de disculpas a la oficina del rector y al comité universitario no pareció ser suficiente despues de accidentalmente enviar a mi compañera de habitación al hospital.

Y al parecer fue poco para ella que me intercambiarán de habitación que a los días  solicito mi expulsión de la residencia, porque se sentía insegura con mi presencia merodeando por los pasillos de la residencia de la facultad y para asegurar su seguridad mi expulsión era la mejor opción entre tantas opciones.

Ni siquiera había comenzado bien la vida universitaria y ya estaba fichada por intensa y agresiva compulsiva.

Gracias a ese suceso estaba frente a la puerta del departamento de mi hermano, quien me ofreció estadía hasta que terminara mi primer semestre de universidad.

No tenía opción, aunque en mi cerebro no cabía la mala idea de regresar a casa de mis padres.

Después de decir que era lo suficientemente madura para afrontar mis bajas y altas.

Lo chistoso es que recién tengo dieciocho años, desde pequeña he sido independiente de mi misma, bueno, tendía mi cama, siempre tenía las tareas del hogar hechas a tiempo, a diferencia de mi hermano mis calificaciones eran las mejores ocupando siempre el espacio más alto en el refrigerador.

Pero la vida de "adulta" no era para nada comparada a mi vida en casa de mis padres.

Lo irónico aquí es que hace poco comencé la universidad y casi mato de un infarto a una peliroja católica.

Chris llegó a mi costado cargando mi equipaje, lo miro de reojo y una mueca se asoma en su rostro mientras se acerca.

— ¿Muy pesado?

— No, para nada. —sonríe disimulando la mueca en su rostro.

Me quedo observando a mi versión masculina hurgando en sus bolsillos posiblemente  buscando las llaves del departamento. Pelo rubio, ojos marrones, mandíbula marcada y un pequeño rastro de vello facial de hace unos días.

Muchos llegaron a pensar que Chris  y yo eramos gemelo, pues éramos dos gotas de agua, todo en nosotros era parecido, bueno casi todo lo de inteligente no lo saco de mi, pero el temperamento fuerte y desafiante, hasta las expresiones faciales eramos como uno en diferentes cuerpos.

Abre la puerta y lo sigo al interior del departamento sujetando una pequeña caja con mis preciados libros.

Ya en el interior, visualizo todo el entorno, mi vista escanea todo con detalle desde la pequeña mesa de futbolín en el centro de la sala de estar, hasta el ridículo cuadro de papeye con abdominales de chocolates en la pared de la sala.

Chris se detiene en el centro de la sala de estar dejando mi equipaje junto aún pequeño sofá gris.

— ¿Que tal mi guarida?

— No apesta como tu habitación —respondo en forma de broma dejando sobre el sofá gris la pequeña caja con mis libros para observar mejor el lugar.

Era un departamento amplio, con diseños raros y llamativos. Las paredes eran de color azul rey, naranja y amarillo, dos grandes ventanales detrás de los sofás de colores negro y rojo de cuero, la cocina estaba frente a la sala de estar y una mesa redonda de almorzar de cuatro sillas junto a la isla de la cocina.

El, Mí perdiciónWhere stories live. Discover now