Tratando de re-conseguir a mi novia

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[...]

Decidí que debía darle un poco más de tiempo a Astrid, sólo unos días más, —añadiendo un poco el hecho de que se estaba poniendo algo ajetreadas las actividades cómo líder que me corresponden— Si quería hacer algo por ella quería hacerlo bien, algo que ella se mereciera, le he visto muy poco, casi hacen cuatro semanas desde aquel... mmm... conflicto que tuvimos que ya acepté, fue mi culpa, eso es cierto.

De lo que me percaté ayer que la vi sólo un momento es que no esta tan sonriente como siempre y eso... me preocupa pero estoy seguro de que lo arreglaremos, después de todo, ella es mi primer, único y último amor que deseo tener.

  

{Astrid POV}

Así que... ¿Casi un mes? Doy un suspiro y me tumbo en el lomo de Torméntula mientras volamos inspeccionando la isla que está al suroeste de Berk por si encontramos animales para comer, todo parece normal. Paso mis manos cubriendo mis ojos para finalmente dar un ligero gruñido y estirarme, es casi el atardecer.

— ¿Hace cuánto que no veo el atardecer con Hippo? —Me pregunto a mí misma— Torméntula... ¿Crees que debería disculparme?

Me gruñe y me da un golpecito con su cola. Aunque sea un dragón supongo que las mujeres tenemos el mismo patrón de cierto modo ¿no?

— Es que... tan solo pensé que el tomaría la iniciativa esta vez, no siento que yo haya tenido la culpa pero si siento que me comporté de manera tal vez infantil, quizá... sólo quizá... pensé que esa noche sería especial —acaricio el lomo de mi chica y vuelvo a sentarme— Y si... ¿se cansó de mí?

Torméntula gira su ala, dándome un golpe más fuerte pero obviamente nada letal.

—Auch... Ya entendí, eso "no pasaría" ¿no?

Me detengo un momento de mis pensamientos negativos y veo el atardecer comenzar a aparecer entre las nubes de un cielo del décimo mes del año.

A mi mente de pronto, comienzan a llegar aquellos recuerdos de cuando volé por primera vez obligada por Hippo, el turbo inicio que tuvo gracias a la desconfianza que me tenía Chimuelo pero recuerdo más que nada él como cuando vimos el atardecer y como por inercia sentí la necesidad de recargarme en su hombro creo que-

— ¿Qué pasa chica? —Le pregunto pues un gruñido que dio me hizo salir de mis profundos pensamientos— ¿Viste algo? —Gira su mirada hacia la derecha.

Y sí... es Hippo aproximándose.

— Más rápido chica, vamos a casa —le digo, me siento un poco incapaz de enfrentarlo aún.

— ¡Astrid! —me grita de lejos.

— Vamos chica, vuela a casa —le pido a lo que me comienza a obedecer aumentando la velocidad. Evito voltear, si lo veo quizá me sienta con ganas de besarlo.

— ¡Astrid espera! ¡Quiero hablar contigo! —se aproxima y negó con la cabeza aunque sé que no me puede ver tan bien aún de tan lejos.

— Amiga, vámonos —palmeo su cabeza y acata mi orden, rápidamente nos desaparecemos tras el cielo nocturno que quedó tras aquel bello atardecer, aquel que hubiera deseado ver junto al amor de mi vida...

Descubriendo el amor a la manera VikingaWhere stories live. Discover now