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Me senté en una esquina, mirando como comenzaban a calentar para poder entrar a la cancha, aunque mis ojos solamente seguían a una sola persona, el chico que acababa de conocer, era la verdad muy hermoso, hacía que mi corazón por primera vez en mi vida se agitara.
—¡Ey! —un gritó cerca de mi oído me hizo salir de mis pensamientos— Podrías moverte un poco, estas encima de mi mochila —no podía creer quien me hablaba.
—S-sí lo siento mucho —me moví un poco pasándole su mochila de donde sacó una botella de agua, pero lo que más me sorprendió es que él se sentó a mi lado.
—Lo siento, creo que fui muy grosero pero de verdad, no reaccionabas —tomó un sorbo de su botella.
—No te tienes que preocupar, estaba muy centrado pensando unas cosas —me iba a alejar un poco ya que estábamos relativamente cerca pero él no me lo permitió.
—No me molesta, al contrario quería hacerte una pregunta ¿puedo? —asentí— ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Yamaguchi Tadashi, ¿y tu? —estaba gritando por dentro, no pensaría que él me hiciera caso.
—Tsukishima Kei —se levantó guardando sus cosas—. Creo que tendré que regresar, espero volver a hablar contigo —asentí emocionado ya que nunca pensé que esto llegara a pasar.
El entrenamiento acabo, Hinata vino hacia mi y me comento si logré observarlo, aunque no lo haya hecho le mencione que sí, ya que estaba perdidamente mirando a Tsukishima. Me invito una bebida por acompañarlo, aunque la tomé a la fuerza.
—Y ¿qué te pareció? —¿El deporte o Tsukishima? Supondré que es lo primero.
—Bien, aunque realmente no comprendo mucho me gusta observar como están jugando —mejor dicho como esta jugando él.
—Entonces podrás venir las veces que quieras, además es de las primeras veces que veo a Tsukishima atento al juego, nunca lo había visto así, parece que le caíste bien —un sonrojo se formo en mis pómulos ante las últimas palabras que mencionó Hinata—. Pero creo que es la hora de irnos, ¿vas hacia allá? —señalo al lado izquierdo así que asentí— Uy, entonces vamos a lados contrarios, creo que es momento de despedirnos, ¡NOS VEMOS YAMAGUCHI! —tomó su bicicleta y se alejo.
Mire a mano izquierda y observe que estaba el auto de mi familia así que subí rápidamente, no quería que se dieran cuenta de quien era hijo. Como era de esperarse el conductor era un chofer que contrato mi padre para estas ocasiones, me impresionaba como me presentaba ante sus amigos como su querido hijo y ahora me abandona sin más.
Llegamos a casa y me recuesto en mi cama, sin antes realizar mi tarea y cenar un poco, ya que no tenía mucho apetito, pero unos pasos me hicieron levantarme de inmediato.
