Aurora era una mujer que había crecido con los lujos que un padre político podría brindarle. No había tenido que luchar por alcanzar sus metas en su vida pues su familia se lo dejaba literal, en sus manos.
Había crecido siendo la más chica de la familia, por lo tanto, a la que más protegían.
Aurora estaba harta. Era un ciclo de vida que no hacía más que repetirse cada año que pasaba.
No salía de casa. No tenía amigos.
Sus años en escuela pública o privada fueron escasos cuando su padre a pesar de ser un buen político, tenía sus preferencias y como todos, era ambicioso, buscando lo mejor para él y su ciudad.
Así que cuando le dijeron que tenía que tener un guardaespaldas, fue el colmo.
"No, no papá." Aurora se quejó sintiendo sus lágrimas bajar del enojo.
"Es mi decisión y la respetarás." Su padre fue frío mientras inhalaba de su puro.
"Mamá, dile algo." Aurora giró a ver a su madre quien solo la miró con soslayo negando con la cabeza.
"Aurora... mientras la ciudad esté hecho un caos, es mejor que lo tengas."
"Pero... pero- ¡no salgo!" Aurora alzó la voz. Alzó la voz sin esperarlo, los espectadores de la oficina de su padre la miraron. Miraron a aquella niña reprimida, alzar la voz.
"Ni si quiera salgo. No... no se lo que es la calle, ¿por qué debería ahora tener alguien que me cuide? ¿Por qué tomaste otra vez una decisión por mi? No hay nada de que cuidarme más, ya me han lastimado lo suficiente."
"¿No? ¿No, Aurora?"
Los pasos hacia ella de su padre la hicieron alzar la mirada sintiendo sus lágrimas bajar, rompiéndose.
Sintió a su madre ponerse a su lado y colocando una mano en su hombro. "Tú piensas que por qué tenemos todo el dinero estoy bien, pero no. No, papá. Estoy rota."
Aquellas palabras resonaron en la habitación y por primera vez, su padre suavizó su rostro. "Escucha... cariño."
El apodo removió el pecho de Aurora, su padre nunca había sido afectivo en su adolescencia. "Lo lamento, ¿sí?"
Aurora se quedó estática cuando miró los ojos de su padre brillosos, punto de llorar.
"Lamento no haber sido el padre que mereces." Su voz era dura, pero sincera. "Sí... he pensado que el dinero lo soluciona todo pero se que no es así." Su mano se elevó a su mejilla para acariciar, lo que sabía sería su próxima heredera. "Yo sé tus ansias de conocer, de salir, de explorar... así que te pido... te lo ruego, acepta tener alguien que pueda vigilarte, alguien que pueda cuidarte cuando lo hagas."
Y había sido débil.
Aurora había sido débil ante las palabras sinceras de su padre. Su afecto y preocupación la hicieron sentirse que alguien se preocupaba por ella.
Así que había aceptado tener un guardaespaldas.
"Buenas tardes."
La voz resonó en la oficina y el padre de Aurora sonrió quitando sus propias lágrimas y las de su hija.
"Señor Styles, mucho gusto."
"Ella es mi hija, mi hermosa hija, Aurora."
Aurora sólo sintió su respiración cortarse cuando observó al hombre en traje frente a ella.
Sus ojos verdes y su semblante serio la hicieron sentirse intimidada pero totalmente perdida en su mirada.
"Un gusto, Aurora."
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lo siento tanto por mi ausencia :( no saben lo que ha pasado en estos meses... se han sentido como
una eternidad. una de esas cosas que sucedieron fue que falleció uno de mis gatos y aún sigo lidiando con el duelo, pero he estado distrayéndome escribiendo, espero les guste esta nueva mini serie <3
