Capítulo 3

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Cuando Helaena vio por primera vez a Jacaerys Velaryon después de años sin verse, pensó que se veía patético y seguramente era un niño tonto. Se movía extraño, estaba sudando y eso se notaba, y además parecía bastante tonto ya que debían repetirle a menudo lo que le habían preguntado. ¿Ese era el príncipe que en algún momento se sentaría en el trono? Porque sinceramente parecía un tonto y seguro que su cerebro no funcionaba correctamente. Que desgracia para la casa Targaryen.

Sentía náuseas al pensar que si las cosas no salían de acuerdo al plan que su abuelo le había dicho ella tendría que casarse con ese chiquillo perdido. No podía permitirse cometer errores durante su estadía en Dragonstone, todo tenía que salir de acuerdo a lo planeado. No solo porque ella no quisiera casarse con Jacaerys, sino también porque necesitaba encontrar justicia para su querido hermano y la humillación que los hermanos Velaryon le habían hecho al mutilarle su ojo no podía quedar impune.

Observó a Dreamfyre sobrevolar el lugar y marcharse a monte dragón e hizo una mueca. Ella no era una jinete experta, y la verdad su madre rara vez le permitía salir de la Fortaleza Roja para volar, pero aún así tenían un vínculo y Dreamfyre era lo único que la había acompañado de su hogar hasta ese lugar extraño, con gente que, a pesar de ser su familia, no conocía en absoluto.

– Me alegro mucho de que estés aquí, querida – dijo Rhaenyra apretando su mano en un intento por parecer maternal.

Ella no pudo apartarla, pero todo su cuerpo se puso tensó y apretó sus dientes por la incomodidad que le causaba que la tocaran.

No era algo exclusivo con su hermana. Era en general. Nunca se había sentido cómoda con que las personas invadieran su espacio personal sin pedir permiso, no lo entendía y no le parecía correcto. Ni siquiera su madre o Aemond podían hacerlo. Y ella sentía culpa por eso desde muy pequeña, de verdad quería poder permitir que su madre la abrazara, que cepillara su cabello, que lo trenzara, pero no podía. Eso simplemente le ponía los nervios de punta.

Jace observó la escena con atención mientras intentaba parar el rápido ritmo de su corazón que aún no se recuperaba del todo después de la princesa y él compartieran sus primeras palabras de saludo. Su madre tomaba su mano con cariño genuino, como siempre lo hacía con las personas, pero Helaena no parecía a gusto. No por un desprecio hacia su madre, más bien parecía nerviosa, incómoda.

– Madre – llamó su atención pero su voz lo traicionó y salió bastante nerviosa. Luke rió tras él. – Quizás la princesa Helaena está cansada por el viaje, deberíamos mostrarle sus aposentos y dejar que descanse antes de la cena.

Rhaenyra soltó la mano de su hermana y esta la apartó de manera temblorosa, mientras se calmaba e intentaba disimular. Sin embargo, Jacaerys notó aquel temblor, notó como intentó calmar su respiración y como un leve suspiro de alivio salía de sus labios.

Nota mental: mi prometida no se siente muy cómoda con el contacto físico.

Segunda nota mental: averiguar por qué.

Tercera nota mental: evitar el contacto físico con ella hasta que se sienta cómoda.

– Tienes razón – dijo Rhaenyra sonriendo – Hemos mandado a acomodar una habitación para ti, puedes pedir que tus doncellas se queden cerca o si no tienes suficientes doncellas te podemos asignar una de las que tenemos disponibles acá. Seguro Baela y Rhaena puede ceder a una.

– ¿Qué? ¿Por qué? – Baela frunció el ceño enojada. Su hermana gemela la pellizcó de manera poco disimulada y sonrió en dirección a la princesa que las miraba confundida.

– Tengo mi propia doncella de confianza – dijo Helaena – Dyana – llamó a una chica rubia de estatura pequeña que estaba atrás de ella.

– ¿Si, princesa?

Scorpion | Jacaerys Velaryon x Helaena Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora